Los
líderes son intérpretes de los tiempos, del momento actual, de las fuerzas que
forjan el mercado, de las necesidades dentro y fuera de la organización. El
asunto de saber qué hacer hoy para ser relevantes a los retos de hoy y de
mañana está en el centro de la gestión de todo líder.
Los
autores Bennis y Nanus comentan que el liderazgo se trata de “hacer lo
correcto”, es decir, hacer lo que se necesita hacer para movilizar a la
organización en la dirección apropiada.
La respuesta individual y corporativa ha de estar adecuada (en fuerza,
dirección y creatividad) a las exigencias del entorno, nada más, nada menos.
Emprender iniciativas de avanzada ha de llevar temple en conexión entre el
futuro y la realidad actual, no sirve solo ver el presente o solo ver el
futuro, se requieren ambas. Igualmente, tratar de resolver asuntos de hoy con
las estrategias, mentalidades, tácticas y recursos de ayer, sencillamente no
producirán un impacto de efectividad.
El autor Henry Cloud se refiere a esto al reconocer que los líderes de
carácter son aquellos que “enfrentan la realidad tal cual es”; sin embargo,
¿cómo puede un líder enfrentar una realidad que no comprende?
El primer paso entonces es procesar y definir concretamente donde está parada su gestión de liderazgo y que se necesita para abordarla de forma
relevante.
En este proceso de definir la realidad, los líderes logran incrementar
su noción al identificar tendencias en tres dimensiones: tendencias actuales,
tendencias en conformación y tendencias emergentes. Identificar las tendencias
actuales solo sirve para reconocer las fuerzas que conforman la realidad de
hoy, solo es un proceso informativo ya que en términos estratégicos no hay
mucho que hacer, solo convivir con ella luego de entenderla.
Las tendencias en conformación son aquellas que ya han avanzado y
tendrán un efecto posiblemente en un lapso de dos a tres años. Con ellas aún se
puede hacer algo, especialmente a nivel de exploraciones tácticas. Y por
último, las tendencias emergentes, son las que apenas pueden percibirse,
requieren intuición para ser detectadas, aunque tendrán efecto probablemente en
un periodo de cuatro a cinco años. Prestar atención intencional y
constantemente a estas tres dimensiones amplia la capacidad interpretativa de
todo líder.
Dentro de todo equipo siempre es útil tener por lo menos a un
“intérprete de los tiempos”, a alguien que funda con don de profecía, a algún
pensador, a alguien que capte los flashes ocasionales, las señales, las
evidencias que lanza el mercado y los procesos, y que sea capaz de
discernirlos y ordenarlos en forma de ideas concretas. Estos líderes son
usualmente incomprendidos y tenidos por utópicos, pero son realmente valiosos
retadores del status quo que terminan por acomodar a la organización hacia su mejor
futuro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario