El estancamiento laboral, sea
cual fuere la razón, siempre afectará el desempeño laboral y las posibilidades
de surgir profesionalmente.
Si ha tenido la sensación de que
por mucho que trabaje no llega a ninguna parte o que aunque se preocupe de que
las cosas salgan bien no siente satisfacción por lo que hace, es probable que
usted esté experimentando el llamado estancamiento laboral.
El estancamiento laboral se traduce,
principalmente, en una serie de situaciones que originan la desmotivación de
los empleados en la realización de tareas que antes resultaban ser divertidas, o a la falta de interés por
enfrentar los desafíos del día a día. A esto se suma también la remota o
derechamente nula posibilidad de escalar posiciones dentro de la empresa.
El estancamiento laboral puede producirse, de
distinta manera, en dos tipos de empleados. El primero de ellos es el profesional que
se caracteriza por su proactividad y altas expectativas, pero que por
diversos motivos no puede ascender de puesto en la compañía, pese a trabajar
arduamente. En este caso, el individuo comienza a creer que es la empresa la
que no quiere un avance en su carrera, al ‘cercarlo’ en determinada ocupación,
sin reconocer la calidad de su trabajo. Como consecuencia de ello aparece la
frustración y decae el rendimiento, por lo que la única opción es marcharse y
buscar una nueva oportunidad en otra organización.
Los trabajadores más ambiciosos son los que más
padecen los síntomas del estancamiento laboral, debido a que en este tipo de
profesional es más frecuente que el entusiasmo decaiga. Es común que este
individuo experimente la frustración de no sentirse valorado, bajando sus
niveles de producción y la buena relación con sus pares, y que termine abandonando
la empresa, en busca de un lugar en el que pueda desarrollarse a cabalidad.
Un segundo caso de estancamiento laboral es el de
aquel trabajador que no necesita avanzar, que siente comodidad dentro de la ‘zona segura’,
lugar en el que se ha desempeñado por años, sin experimentar cambios. “El miedo
y la inseguridad a lo que pueda suceder más allá del entorno cotidiano es un
peligro para estos felices estancados”, explica Diego Cardona, decano de la
Escuela de Negocios de la Universidad del Norte de Colombia.
Según el experto, apegarse
ciegamente a las normas de jefes, con una visión corta de las capacidades de su
equipo de apoyo y una visión organizacional que no genera retos, sumado al
miedo a los cambios externos, genera una dependencia a la ‘zona cómoda’, lugar
en el que “se tienen aseguradas las necesidades básicas, aunque no sea viable
el crecimiento personal y profesional”.
Para Cardona, el reconocimiento de la
empresa hacia sus trabajadores, con el ascenso y la movilidad en los puestos de
trabajo, genera un estímulo que se traduce en un buen desempeño laboral. Por
ello cree que es responsabilidad de las compañías velar por el desarrollo del
capital humano, del capital social y del capital intelectual, teniendo todas
las opciones posibles para su desarrollo.
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