La modalidad de trabajo en casa tuvo un rápido avance por razones de
fuerza mayor; muchos dicen que incrementó su productividad Fuente: AP
Cerca de la mitad de quienes en estos días están
haciendo teletrabajo dice que le gustaría seguir haciendo las
tareas laborales en su casa y "en las mismas condiciones que ahora"
una vez superada la situación planteada por la pandemia del
coronavirus. Aun cuando la modalidad se instaló por una cuestión de
fuerza mayor, ocho de cada diez empleados señalan que les gusta vivir
esta experiencia, que sin embargo parece presentar, al menos para un
grupo de personas, la necesidad de ajustar las tuercas en cuanto a la manera
de administrar el tiempo. El desgaste por una
superposición de tareas laborales y hogareñas, por ejemplo, es algo
que dice sufrir casi un tercio de las mujeres que teletrabajan (entre los
varones, el índice es mucho más bajo), en tanto que más de tres de cada diez
trabajadores admiten no haber podido establecer fronteras entre la dedicación
al trabajo y a la familia.
Las conclusiones surgen de un estudio elaborado
recientemente por el Centro Conciliación Familia y Empresa del IAE Business
School de Argentina (la escuela de negocios de la Universidad Austral), con
entrevistas a 507 personas que trabajan para empresas de más de 50 empleados
cada una y de las cuales la mitad está en cargos de mandos medios. De ese
universo, más de la mitad está en compañías donde antes de la pandemia no se
ofrecía la posibilidad de teletrabajar, en tanto que cuatro de cada diez ya se
quedaba en casa una o dos veces por semana.
"El teletrabajo no es para cualquier tipo de personas,
no es para cualquier tipo de trabajo, y no es para cualquier tipo de
familia", describe Patricia Debeljuh, directora del centro que encaró la
investigación. En cuanto al primer tramo de la triple afirmación, eso es así,
señala, porque hay, por ejemplo, "quienes, para poder organizarse,
necesitan tener la dinámica de salir de la casa", por una cuestión de
personalidad. Y, en cuanto a la familia, la imposibilidad o las dificultades se
pueden dar por varias razones; por ejemplo, por la presencia de niños pequeños.
Otra cuestión, claro, es la disponibilidad de herramientas y de espacios en el
hogar. "Hay casas donde la mesa de la mesa de la comida, del estudio o del
trabajo, es la misma", dice Debeljuh, con respecto a los temas que
implican trabas o generan desafíos.
El tipo de trabajo por su parte, marca una limitación evidente
de las posibilidades de las tareas en casa. Un informe hecho por Ramiro
Albrieu, del Cippec, sostiene que unos 3,2 millones de los 11,6 millones de
ocupados que hay en los 31 centros urbanos relevados por la EPH del Indec se
dedican a tareas que sí hacerse a distancia. Es un índice que ronda el 27% y
marca la potencialidad del teletrabajo sobre el universo total de las
ocupaciones.
Cómo se evalúa el teletrabajo
Fuente: Centro
Conciliación Empresa y Familia del IAE Business School.
Total de Encuestados:
570 / LA NACION.
Entendiendo las diferencias de personalidad, de entornos y
también de tipos de organización en las empresas, "nos propusimos ver qué
apoyo recibe quien teletrabaja tanto en lo instrumental como en lo emocional, y
no solo desde la empresa, sino también desde la familia", señala Debeljuh
con respecto al trabajo hecho por el Centro Conciliación Familia y Empresa.
Una de las conclusiones a las que se llegó es que el 82%
dice que el trabajo a distancia y la actual situación lo llevaron a valorar más
a su familia. Y un porcentaje familiar señaló que se involucró más en las
tareas del hogar.
En principio, por otra parte, más personas dijeron sentirse
capacitadas para el teletrabajo (91,1% del total) que las que consideraron
estar "emocionalmente preparadas" para las tareas a distancia
(respuesta dada por el 81,7% de los consultados).
La empresa y el entorno laboral
La gran mayoría de quienes respondieron al relevamiento
mostró buena sintonía con jefes y compañeros de trabajo. Ocho de cada diez
consideraron que sus jefes fomentan la confianza y otorgan libertad para
organizar el modo de trabajo y para adaptarse a la modalidad. Y una cantidad
similar de empleados consideró que hay una actitud de apoyo por parte de sus
pares.
Una frase que no logró tan alto grado de adhesión (en estos
temas, la encuesta ofreció diferentes afirmaciones y quienes respondieron
debieron indicar qué grado de acuerdo tenían con ellas) fue la que señala que
los objetivos planteados llegan a ser cumplidos dentro de la jornada laboral.
Cuatro de cada diez marcaron la opción "neutral" o las que indican
niveles de desacuerdo.
Por otra parte, la gran mayoría manifestó tener el
equipamiento necesario para teletrabajar, aunque el sentimiento de contar con
apoyo emocional para esta coyuntura apareció en bastante menor medida.
Vinculado con eso, el 46% de los encuestados dijo que accede a cursos de
capacitación para el uso de herramientas tecnológicas, en tanto que un
porcentaje mucho menor, 17,9%, afirmó que tiene la posibilidad de hacer cursos
en temas de conciliación entre trabajo y familia.
La propia personalidad y el entorno familiar
Dos tercios de los consultados se autocalificó con un nivel
alto o muy alto en cuanto a su capacidad de trabajar sin controles externos y
sin necesidad de estímulos, mientras que más de 70% considera que puede definir
bien sus objetivos y planificar tareas.
Entre una serie de diferentes capacidades personales que
están involucradas al momento de ponerse a trabajar fuera del ambiente de una
oficina y sin compañeros en el mismo espacio, la de distribuir el tiempo entre
el trabajo, la familia, el ocio y otras actividades es la que tuvo menor grado
de adhesión. De todas formas, no resultó tan bajo: más del 53% dijo que tiene
alta o muy alta capacidad para gestionar el tiempo.
Entre las dificultades consideradas por la encuesta, la
referida a separar el tiempo del trabajo del dedicado a la familia es la que
más aparece: al 32,6% los teletrabajadores le cuesta ese desafío. Le siguen los
problemas para cumplir con el trabajo en el tiempo establecido (18,7% de los
casos), las dificultades para organizarse en el trabajo (15%), y el dilema de
sobrellevar la incertidumbre y la angustia (13,6%).
Diferencias entre ellas y ellos
Si bien las mujeres, tal como señala Debeljuh, suelen estar
más habituadas a lidiar con la administración del tiempo entre diferentes
tareas, los resultados de la encuesta muestran que se sienten bastante más
identificadas que los varones con la frase: "Me desgastó la superposición
de tareas laborales y domésticas". Ellas dijeron tener un alto o un muy
alto nivel de acuerdo con esa expresión en el 31,4% de los casos, mientras que
entre ellos el 15,2% dijo sentirse identificado o muy identificado.
Entre los varones, además, hubo una mayor proporción de
quienes pudieron establecer, a su criterio, fronteras entre el mundo laboral y
el mundo familiar, que entre las mujeres. Ellas, además, dicen verse más
interrumpidas que ellos en los momentos en que están trabajando (15,6% y 5,3%,
respectivamente, dijo verse expuesto a un nivel alto o muy alto de
interrupciones).
Con la mirada puesta en los tiempos pospandemia, el 45,3%
del total de los consultados afirma que le gustaría seguir trabajando en casa y
en las mismas condiciones que las actuales. El porcentaje sube al 53,3% cuando
a la afirmación se le agrega el "siempre y cuando la empresa me dé las
facilidades, el acompañamiento y la capacitación requeridos". Y es de
48,5% cuando la condición para preferir que continúe el teletrabajo es contar
con "el apoyo y la colaboración de mi familia".
Un dato no menor ni para el trabajador ni para la empresa es
que el 54,5% evalúa que el teletrabajo contribuyó a mejorar la eficiencia y la
productividad laboral. Tiempo de pandemia, tiempo de cambios. Que, muy
probablemente, terminen por definir prácticas que se instalen para el después.
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