Actualmente, el neuroliderazgo se plantea
como una disciplina innovadora para la gestión de proyectos, no sólo en lo que
se refiere a las habilidades tradicionales que se asocian al rol de líder sino,
además, al incorporar otras novedosas como la actividad del cerebro, los
procesos mentales, la atención y la memoria, entre otros.
O dicho por el reconocido teórico canadiense Henry
Mintzberg: «El neuroliderazgo se centra en cómo los individuos toman decisiones
y resuelven problemas en un ambiente social específico, así como en la
regulación de sus emociones y las opciones de cambio».
Conceptos sobre el
neuroliderazgo
El neuroliderazgo no ha surgido de la nada.
Por el contrario, se apoya en recientes investigaciones sobre la actividad
cerebral humana, concretamente de la neurociencia, y pretende aprovecharlos al
máximo para mejorar los resultados de la acción directiva.
La definición básica de este concepto habla de una
herramienta que busca entender los procesos de funcionamiento del cerebro en su
sentido más amplio y de esta manera optimizar la labor de dirección de negocios
e influir positivamente en el entorno en el que se opera desde el rol de líder
empresarial.
De ahí que no parezca raro ver que algunas empresas han
empezado a implementarlo en campos como el de Recursos Humanos o la dirección
de equipos de trabajo, pues supone una alternativa novedosa ante los métodos
tradicionales.
Ahora bien, ¿en qué consiste realmente el neuroliderazgo?
¿Qué principios debes conocer antes de llevarlo a la práctica en tu empresa?
Repasemos algunos conceptos básicos que se relacionan de una u otra forma con
él:
- Capacidad
de atención:
Está científicamente demostrado que la corteza prefrontal
del cerebro se relaciona con la capacidad de resolución de conflictos, la
planificación estratégica y la toma de decisiones. Pues bien, en este caso se
trata de mantener un adecuado nivel de atención para que de este modo se
activen los circuitos cerebrales de dicha zona del cerebro y se enfoquen los
asuntos que más atención ameriten.
- Neuroplasticidad:
Este concepto hace alusión a la capacidad del cerebro para
adaptarse a situaciones diversas, así como de regenerarse, reformarse y
reorganizarse a sí mismo. Bien aplicada, la neuroplasticidad supone un giro
radical en lo que al conocimiento y la experiencia se refiere. De hecho,
algunos estudiosos en la materia la consideran una herramienta imprescindible
para la adaptación a nuevos entornos, los cambios de hábitos y de percepciones
y, en últimas, las transformaciones en la manera de ver el mundo y, claro, de
ejercer la labor directiva.
- Neuroaprendizaje:
Se centra en las distintas maneras en que el cerebro
adquiere conocimientos. Según esto, existen dos formas de hacerlo: por
asociación o por experiencia. En la primera de ellas lo fundamental es aprender
algo partiendo de otra cosa que ya había antes; en la segunda, la experiencia
–es decir, el contacto directo con la realidad– es la mejor manera de adquirir
conocimientos. Por tanto, un buen líder empresarial debe aplicar estos
principios para sí mismo y crear las condiciones para que sus equipos
de trabajo lleven a cabo satisfactoriamente el proceso de aprendizaje.
Por último, el neuroaprendizaje es una
nueva forma de emprender la labor directiva y el liderazgo, tomando como base
la comprensión de los procesos mentales tanto para quien ocupa dichas áreas
como para el conjunto de sus colaboradores. ¿Te animarías a probarlo en tu
negocio? ¿Qué beneficios crees que obtendrías?
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