A lo largo de décadas el concepto de liderazgo se ha ido
transformando de acuerdo a la evolución de las capacidades y los cambios
empresariales. Mark Brown, autor estadounidense de bestsellers sobre liderazgo,
nos habla sobre su concepto del líder expedicionario, y lo define como “un
líder que esté dispuesto y sea capaz de salir de la sabiduría convencional y
utilizar un conjunto de valores fundamentales profundamente arraigados y una
comprensión de lo humano y psicología para navegar en aguas desconocidas y
tener un impacto positivo en el mundo “.
De acuerdo al concepto de Brown, del que se ha hecho
eco Cepyme News en este
post, los líderes de hoy basan su estilo comunicativo y de influencia en
los pilares de la empresa.
Si se quiere crear una cultura de trabajo con un
propósito, es necesario que el líder se embarque en un viaje de 4
fases, que consisten en:
- Descubrir
- Diseñar
- Sumergir
- Reflexionar
La fuerza laboral del mañana, marcada por la era de la incertidumbre,
la globalización y la revolución tecnológica, demanda líderes que
sean guías expertos. Profesionales que entiendan que el
verdadero capital de las organizaciones son sus personas, y que somos más
fuertes juntos que separados, capaces de superar las adversidades
colectivamente.
Así, estas son las 4 fases para desarrollar el
liderazgo organizacional en las compañías del siglo XXI:
1. Descubrir tu punto de partida
En la primera fase debes evaluar las fortalezas de
tu equipo, identificar los miembros cuyo liderazgo y vocación de servicio a
los demás es más fuerte, las personas que transmiten más confianza y resiliencia
para superar los retos, y así poder convertirles en altavoz del
propósito corporativo, para así poder delegarles los proyectos más
transformadores, y contagiarles tu liderazgo.
Contar con miembros del equipo alineados con los
valores funcionará como catalizador de la fuerza del grupo.
2. Diseñar un enfoque basado en la misión
En esta fase, debes crear una cultura laboral donde
el propósito se sitúe en el centro de la estrategia.
Eso te permitrá trabajar con empleados altamente
motivados, más productivos y más leales. Además, los trabajadores que
creen que su trabajo tiene un propósito tendrán vidas más saludables, y todo
ello ayuda y contribuye decisivamente en su correcto desempeño y la consecución
de resultados.
3. Sumergirte en el crecimiento de tu equipo
Ya sea una promoción, el desarrollo de un gran proyecto o
mediante el impulso de una iniciativa de cambio interno. Un verdadero líder
expedicionario guía este crecimiento sin juicio y siempre mostrando ánimo y
apoyo. Sumergirte y embarcarte en aspectos que contribuyan al
crecimiento personal y profesional colectivo del equipo te reportará múltiples
beneficios.
DEBES CREAR UNA CULTURA LABORAL DONDE EL PROPÓSITO SE
SITÚE EN EL CENTRO DE LA ESTRATEGIA
4. Reflexionar sobre las lecciones aprendidas
Por último, al final de un proyecto, de un ambicioso plan, o
incluso al final de cada jornada, no olvides las personas que han contribuido a
que haya sido un éxito. Alienta a tus empleados, y a ti mismo, a encontrar
los momentos de aprendizaje de cada momento y encuentra la forma de
aplicar estas enseñanzas a futuros retos.
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