Experiencias

Rodolfo Salas: Facilitador y potenciador sobre conocimientos de liderazgo, estrategia, marketing y gestión de los negocios.

Fortalezas: Dirigir, inspirar e integrar a otros con una gran energía, Aceptar cambios de forma positiva, Desarrollar relaciones con otros, Ser más visible y Tener un alto grado de compromiso.

jueves, mayo 21, 2020

Despertando el Deseo de Cambiar

Richard BoyatzisMelvin Smith y Ellen Van Oosten, en “Helping people change. Coaching with compassion for lifelong learning and growth” , que estamos comentando, plantean que para ayudar a las personas nos tenemos que centrar en ellas, no en nuestra visión de cómo creemos que deben ser las cosas. Debemos comprenderlas y, para ello, tenemos que hablar con ellas para descubrir sus puntos de vista sobre el mundo, sobre su situación y sobre cómo se sienten. No podemos olvidar que si queremos ser buenos coaches tenemos que averiguar lo que la otra persona está sintiendo, no sólo lo que está pensando. Desgraciadamente frecuentemente los profesionales en este tipo de puestos suelen asumir lo que los demás piensan y experimentan.

Este es un desafío al que se enfrentan los coaches ya que normalmente están muy bien preparados pero el error en el que pueden caer es pensar y asumir, por ello, que pueden ver y saber lo que la otra persona debe hacer para tener una vida mejor, ser más productiva o aprender más.

Un coach que hace preguntas que provocan la reflexión, como por ejemplo “¿Qué es importante para ti?, puede despertar lo que los autores llaman “atractor positivo de emociones (PEA)”, lo que activará las partes del cerebro que liberan hormonas asociadas con la sorpresa, gozo, gratitud y curiosidad. Por el contrario si hacemos las preguntas equivocadas, como por ejemplo qué se requiere para obtener una promoción, se activa el NEA (atractor negativo de emociones) de la persona y se activan diferentes conexiones cerebrales que potencian el sistema simpático y, por tanto, el miedo y la ansiedad asociados con la respuesta lucha/huida. En este sentido existen estudios que muestran que sólo con anticipar un efecto negativo ( por ejemplo pensar en lo que debemos hacer” puede despertar el NEA. No resulta sorprendente que al hacer las preguntas adecuadas consigamos que las personas se abran a lo que es posible en sus vidas, incluido el cambio sostenible.

Cuando hacemos coaching con “compasión” comenzamos por pedir a la persona que articule su “ser ideal” o la visión ideal que tiene de sí misma. De esta forma se está anclando en su PEA, lo que estimula su creatividad y una actitud abierta que facilita los cambios. El PEA esencialmente actúa ayudando a la persona a dar los pasos necesarios para avanzar a través de los cinco descubrimientos del modelo de cambio intencionado, descritos en la entrada anterior, que conducen, finalmente, al cambio sostenido deseado.

Las preguntas abiertas pueden conducir a la persona a su PEA y a un estado en que su mente se encuentra más abierta. En los círculos donde se investiga sobre el management este tipo de preguntas positivas o abiertas es lo que se conoce como un “patrón mental hacia fuera o externo” en contraste con un” patrón mental interno o hacia dentro”. Nos hace que salgamos de nosotros mismos y facilita algún alivio de las preocupaciones sobre nuestros problemas e incrementa nuestra capacidad de percibir nuestro entorno interpersonal. Esto implica que hasta en el caso de las personas que están recibiendo coaching  o ayuda el que se centren en los demás puede colaborar a que cambien más fácilmente que si se centren en sí mismas.

Ed Schein en sus libros “Helping” y en “Humble Inquiry” llama a las preguntas que no llevan implícita una respuesta deseada “indagación humilde”. Al examinar las distintas formas de ayudar Schein recomienda que prestemos atención a las diferentes diferencias de estatus en cualquier situación de ayuda formal o informal y a la expectativa consciente o inconsciente de algún tipo de intercambio. Parte del objetivo de ayudar, mantiene, consiste en conseguir que la persona adquiera o recupere algún grado de estatus, lo que le va a dar confianza. Uno de sus principios es que: “Todo lo que decimos o hacemos es una intervención que va a determinar el futuro de la relación”. La mejor relación es aquella en la que existe un equilibrio y una confianza mutua. Schein sugiere que aprenderemos más de la otra persona y estimularemos más su autoexploración y aprendizaje si utilizamos un enfoque de indagación humilde haciendo preguntas sin una respuesta predeterminada. Por tanto esa indagación debe ayudar a la persona a activar su PEA.

Cuando planteamos las preguntas adecuadas se produce una actitud abierta hacia el aprendizaje, lo contrario ocurre cuando en nuestras interacciones nos centramos en las cosas equivocadas: las personas se cierran. Este es un problema clásico relacionado con la atención. Necesitamos centrarnos para conseguir hacer las cosas o para analizar una situación, pero al centrarnos en una cosa excluimos nuestra habilidad para ver o ser consciente de lo que nos rodea. El mero acto de mirar hacia el norte implica que no veamos un ave que vuela hacia el sur o si nos centramos en la eficiencia interna de nuestra compañía podemos dejar de observar como nuestro competidor lanza un producto que puede amenazar nuestro producto principal o si nos dedicamos a seguir viendo nuestros correos podemos ignorar el hecho de que nuestro hijo está triste y necesita nuestra ayuda.

Cuando este tipo de concentración se convierte en nuestro comportamiento habitual se transforma en un hábito y los hábitos son difíciles de romper y hasta de interrumpir. Aunque no tienen la naturaleza bioquímica adictiva del tabaco, el café o el alcohol, por ejemplo el centrarse exclusivamente en un o unos aspectos de una situación (como el trabajo), excluyendo otros (nuestra salud o familia) tiende a restringir nuestro campo de visión y nos volvemos ciegos a lo que puede ser más importante en una situación particular.

Coaching, como cualquier forma de ayuda, requiere también un enfoque centrado, pero el foco se debe poner en la otra persona y no en una agenda externa cuyo énfasis sea el dirigir o enseñar. Por tanto, los mejores coaches ayudan a la persona orientando su foco, ayudando a que sea consciente de sus sentimientos además de percibir a los que la rodean y a que pueda captar aspectos de las situaciones que no habría visto sin ayuda. De esta forma el coachee podrá entrar en el estado emocional, neurológico y hormonal (PEA) en el que nos sentimos más abiertos a nuevas ideas y personas, a los enfoques morales y a ser capaces de analizar nuestro entorno para identificar patrones o hechos. Esta actitud abierta es esencial si queremos aprender o adaptar nuevos comportamientos y acciones.

Lo más frecuente, sin embargo, es que al intentar ayudar o ser coach de alguien hagamos justamente lo contrario en nuestras organizaciones y demos un exceso de importancia a los aspectos analíticos, con lo que las mentes de los profesionales operan continuamente en un estado NEA con sus consecuencias de diversos grados de deficiencias cognitivas y emocionales.

Otro error que pueden cometer los coaches, en este sentido, es utilizar la simpatía en lugar de la empatía (sentirnos mal por la otra persona en lugar de procurar entenderla). Un exceso de simpatía hacia la otra persona puede convertirse en una forma de fomentar su negatividad y de que se centre en sus problemas en lugar de en sus posibilidades.

Con frecuencia cuando una conversación de coaching comienza la persona que está siendo ayudada comienza con un estado de frustración y dedica tiempo a desahogarse. En estos casos es importante que el coach exprese empatía para que la otra persona se sienta apoyada. Pero hay que evitar que esa validación de los sentimientos de los demás se transforme en una facilitación de que entre en un estado de NEA, ya que permitir que una persona se sumerja en su NEA no es una ayuda, ya que comenzará a sentirse más estresada y afectada cognitivamente con lo que se mostrará menos abierta a nuevas ideas que le puedan permitir cambiar y aprender.

Para evitar esto los coaches pueden utilizar una serie de métodos para ayudar a la persona a experimentar algún grado de esperanza y entrar en su PEA. Entre estos tenemos:

1.- PREGUNTAR SOBRE LOS SUEÑOS Y VISIONES PERSONALES

 La primera vía para ayudar a una persona a que se sienta esperanzada sobre su futuro consiste en que nos describa sus deseos. Por ejemplo, un estudio utilizando resonancia magnética en el cerebro demostró que en una conversación dedicar 30 minutos para que una persona describa sus sueños y visiones personales activa regiones del cerebro asociadas con la imaginación de nuevas cosas y un incremento de la actividad del sistema nervioso parasimpático, que como hemos visto está asociado con emociones como el asombro, el deleite, la gratitud y la curiosidad.

2.- LA COMPASIÓN

Otra de las experiencias que estimulan el PEA es recibir o expresar compasión o preocupación por otra persona, como, por ejemplo, ayudando a otros menos afortunados o que nos pueden necesitar. También podemos sentirla al mostrarnos agradecidos a los demás por la ayuda que nos han prestado. La estimulación de la compasión facilita el que nos preocupemos por los demás, yendo más allá de la empatía para desear hacer algo por la otra persona.

Una de las formas más documentada de invocar a la compasión es tener una mascota como un perro, gato o caballo (parece que no funciona igual en el caso de peces o pájaros). Al acariciarles se despierta nuestro PEA. El proceso comienza al estimular el PEA de nuestra mascota y, por el contagio emocional que se produce a nivel inconsciente, rápidamente se extiende a la persona que acaricia a la mascota y de ésrta otra vez al animal en un ciclo de feedback positivo.

3.- EL CONTAGIO EMOCIONAL

 Nuestras mentes están programadas para captar las emociones de aquellos que nos rodean. Por lo que si percibimos emociones negativas se puede estimular nuestro sistema nerviosos simpático y ponernos a la defensiva. Esto ocurre a todas las personas excepto a las que padecen trastornos del espectro autista.

El psicólogo Joseph Le Doux ha documentado que se necesitan 8 milisegundos para que un mensaje de amenaza llegue de nuestros cinco sentidos a la amígdala. Por esto es tan importante que los coaches sean conscientes de sus emociones y las gestionen antes de comenzar una sesión en la que esperan ayudar a los demás, ya que sus propios sentimientos pueden transmitir diferentes mensajes de los que desean.

4.- MINDFULNESS

Es otro enfoque que ayuda a entrar en nuestro PEA por medio de la consciencia de nosotros mismos, de los que nos rodean y de nuestro entorno. Implica centrarnos en nuestro contexto. Hace décadas los consejos a las personas estresadas incidían en la necesidad de dedicar tiempo para ellas y por ejemplo “oler las rosas”. En la actualidad el foco se centra en invocar al PEA utilizando técnicas que nos ayuden a centrarnos en nosotros mismos.

5.- RELACIONES RESONANTES

Más allá del deseo de ayudar a otra persona a que entre en su estado de >PEA las acciones que lo activan son aquellas que son características de unas relaciones resonantes, efectivas y duraderas. Por tanto, la calidad de la relación entre el coach y su coachee es clave, ya que requiere que ambos se sientan seguros y abiertos a distintas posibilidades.

Tres cualidades se ha comprobado que tienen un impacto duradero para ayudar que los demás se sientan motivados, aprendan y cambien. Éstas son:

a).- Visión compartida.

b).- Compasión compartida.

c).- Energía relacional compartida.

Kylie Rochford ha estudiado diversas cualidades de las relaciones entre las personas y ha encontrado que las tres mencionadas son esenciales para ambas personas en una relación o para todas en un equipo o para casi todas en una organización. La visión nos da esperanza, la compasión nos da una sensación de que estamos siendo cuidados o de que cuidamos a los demás y la energía relacional nos da fortaleza y perseverancia.


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