Un mundo tan distinto como el que se está configurando con
el Covid-19 no aparece en ningún escenario pronosticado meses
atrás, pero hay miradas que pueden ayudar a entenderlo mejor. Empatizar con
este "extrañamiento" que genera la nueva normalidad es una
especialidad de un grupo social que suele ser poco escuchado: el de los
inmigrantes.
El escritor chileno-estadounidense Ariel Dorfman desarrolló esta
idea en la publicación The Atlantic: "Los inmigrantes son
expertos en ajustar sus vidas al dolor y a la confusión que el distanciamiento
promueve. Están acostumbrados a no ver por mucho tiempo a los que aman, a no
caminar por sus calles favoritas o a no visitar sus negocios habituales...
entienden mejor que nadie la agonía de no poder consolar a amigos y familiares
que viven lejos y están enfermos o desesperados", escribe.
La mirada de lo extraño será, según el semanario
inglés The Economist, lo que más nos llamará la atención una vez
que pase lo peor de la pandemia. Más, inclusive, que el
achicamiento de las economías. En su portada de hace dos semanas, de "la
economía del 90%", la revista estima que ese será el costo global en
términos del PBI que se experimentará en 2020. Incluso, en países con una
estrategia exitosa en el control de contagios. Pero el protagonismo entre las
sensaciones, según este análisis, se lo llevará la percepción de un mundo
extraño. La vuelta a la oficina o el lugar de trabajo como en una película o
novela de ciencia ficción en la que las personas regresan luego de una invasión
alienígena, una guerra nuclear o una rebelión de robots.
El economista argentino Lucio Castro, que actualmente
integra un equipo de 50 expertos de la Universidad de Harvard que asesoran a
gobiernos por la crisis del Covid, vio de un tirón toda la serie Stranger
Things con su hijo de 10 años, y se siente cómodo identificando
"demogorgones" (como bautizan los personajes del ciclo al monstruo
que los acecha) en esta nueva economía. "De alguna manera, se están reformulando
los libros con los que estudiamos y muchas de las 'verdades establecidas' pocos
meses atrás. El último animal extraño que estamos viendo es el de una 'economía
intermitente', a la que le va a costar llegar más al punto de partida de lo que
se pensaba hace unas semanas, y probablemente llegue con una composición
completamente distinta", explica a LA NACION.
Castro forma parte del Covid-19 Task Force de Harvard, que
lidera el venezolano Ricardo Hausmann, ex economista jefe del BID. Allí hay
economistas, epidemiólogos, físicos y expertos en ciencia de datos, entre otras
disciplinas. Los "demogorgones" que se detectan en distintos países
son muy diferentes. Y el "esperanto" -idioma común- que se maneja en
este equipo multidisciplinario, cuenta el economista argentino, son los modelos
matemáticos. Ni bien se extendió la pandemia, Hausmann (un académico con
espíritu nerd, que desde Harvard también lanzó un laboratorio de complejidad en
economía) se puso a estudiar contra reloj manuales de matemática
epidemiológica.
El modelo más extendido de los epidemiólogos es el
"SIR" (Susceptible Infected Recovered). Sobre esa base se
suben los economistas para refinar resultados. En este territorio común se
produce el diálogo entre disciplinas diferentes y con idiomas muy distintos. El
último trabajo del argentino Iván Werning, del MIT, elaborado con Daron
Acemoglu y otros colegas, parte del modelo SIR para llegar a una recomendación
de "cuarentena selectiva" que, según sus resultados, podría bajar el
costo económico en 2020 de un 24,3% del PBI a un 12,8%.
En esta "economía intermitente", las proyecciones
empezaron a ser más sombrías también en las últimas dos semanas. Aun con el
virus controlado, el daño a la confianza anula las chances de una recuperación
en "V", como sostuvo el Nobel Paul Romer en una entrevista con New
Yorker . De hecho, los economistas ya dejaron de hablar de letras y
pasaron a la etapa de "logos de marcas": una trayectoria como
"la pipa de Nike", que implica una suba en algún momento mucho más
lenta que la caída y, casi con seguridad, a un nivel de "producto
potencial" más bajo (una "pipa" girada unos grados para abajo).
¿Cuánto menos? 10%, especulaba The Economist ; 5%, arriesgó el
economista Eduardo Levy Yeyati, de la UTDT, en Twitter.
Este empeoramiento de las expectativas coincidió con muy
fuertes re-estimaciones hacia un mayor costo recesivo global del Covid. El día
que LA NACION conversó con Castro se publicó un informe del
Banco de Inglaterra que asegura que la depresión en 2020 en el Reino Unido no
tendrá antecedentes históricos cercanos y que habría que remontarse a 1709 para
una comparación a la altura. Una analista de Charles Schwab describió que la
actual caída es tan veloz como la del crack bursátil de 1987, tan atemorizante
como la de las caídas de las Torres Gemelas y tan profunda y duradera como la
de la Depresión del 30. Un "Demogorgón" poderoso.
Otra de las novedades en materia de discusión de la
Covid-nomics es el debate cada vez más interesante entre los
"historicistas" (los que ponen el énfasis en otras pandemias, como la
Gripe Española de 1918) para entender mejor el panorama que se viene, y los
"randomistas" (los que hacen foco en el presente y en las enseñanzas
que se pueden extraer de lo que sucede, sin beneficio de inventario histórico).
Ejemplos interesantes son los de Suecia y el resto de los países nórdicos (de
lo que se habló mucho en la Argentina tras una presentación de Alberto
Fernández), con cuarentenas con grados muy distintos de dureza pero similares
caídas de inversión y consumo. En términos análogos, el estado de Minnesota
(con una fuerte política de quedarse en casa) tuvo una baja de ingreso similar
a la de su vecino de Dakota del Sur (con cuarentena muy light),
según un trabajo de la Universidad de Minnesota.
Para los randomistas, el actual contexto no se parece a nada
anterior, con lo cual hay que encontrar pistas en el presente para la detección
de animales extraños nunca vistos. "Creo que vamos a descubrir cada vez
más especies raras, derivadas segundas, terceras y cuartas que son casi
imposibles de predecir en el contexto complejo que vivimos", dice ahora el
creativo y director de la agencia BBDO, Carlos Pérez.
Hay un valor agregado más valioso que antes en la
creatividad para imaginar escenarios muy distintos de aquí a unos meses (porque
en un momento de cambio tan acelerado la ciencia ficción está más cerca),
sostiene Pérez, quien viene "coleccionando" efectos inesperados de la
pandemia (como el mago protagonista de la película Animales Fantásticos,
basada en un texto de J.K. Rawling). Como la epidemia de sueños rarísimos o la
agudización de la capacidad en algunos humanos de detectar señales previas a
terremotos.
Volviendo el escrito de Dorfman en The
Atlantic, que se mencionó al principio de este artículo, "la
pandemia nos dio la posibilidad de tomar distancia de nuestras vidas
anteriores, una distancia que, como la de los inmigrantes con los países a los
que llegan, permite mirar con otros ojos un futuro distinto". Como
sostiene el divulgador Adam Grant en su libro Los Originales:
emerge el "Vu Deja", lo contrario del "Deja Vu": una mirada
diferente para lo que antes no nos deteníamos a observar, o veíamos desde otro
ángulo. En esa "extrañeza" anida un territorio de nuevas posibilidades.
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