Necesitamos nuevas organizaciones
para responder a la elevada incertidumbre.
para responder a la elevada incertidumbre.
Buscamos rapidez, acelerar el cambio organizativo y la
innovación que nos debe permitir adaptarnos al nuevo entorno
La organización jerárquica, eficiente en gestionar la
normalidad, resulta peligrosamente lenta. La apuesta es crear una nueva
estructura más ágil, más flexible con nuevos equipos que trabajen en red.
La organización redárquica no requiere de procedimientos muy
complejos. Pero no es fácil optimizar la inteligencia colectiva. Las claves
para que los equipos autogestionados funcionen de forma adecuada están
relacionados con intangibles relacionados con el talento colectivo.
Es el componente emocional el que está detrás la clave de
los procesos de talento colectivo.
Si queremos generar respuestas al cambio, si queremos más
inteligencia colectiva se debe revalorizar la gestión de las emociones y
sacarla de esa semiclandestinidad a que la tenemos condenada en nuestras
organizaciones.
CAMBIO, INCERTIDUMBRE Y LENTITUD
Necesitamos nuevas ideas y una implantación rápida de estas
en un entorno impredecible. Pero el cambio en nuestro entorno empresarial
provoca desorientación, dificultad de respuesta y emociones negativas que nos
hacen ineficientes.
Las nuevas demandas de nuestro entorno desconfiguran lo que
pensábamos que era normal. Hay confusión en las directrices y en los objetivos,
en organizaciones acostumbradas al orden. Y las respuestas son lentas
Los directivos que eran los encargados de dar soluciones y
claridad se sienten superados por la incertidumbre y desolados por el impacto
en el margen de la Cuenta de Resultados. Se sienten incapaces de comunicar como
antes y compartir nuevos objetivos de forma ordenada. Se sienten abrumados por
la nueva información y tienen dificultades para poderla escuchar y procesar.
Nuestros mecanismos organizativos son poco inteligentes para
los nuevos entornos.
ORGANIZACIÓN ÁGILES: NUEVAS CLAVES ORGANIZATIVAS
Para evitar este panorama de desorientación se señalan
nuevas formas organizativas más ágiles con nuevas herramientas de comunicación
en red que permite teletrabajar y que deberían permitir que la información y la
colaboración fluyan más rápido.
Son muchas las empresas que están avanzado en organizaciones
más duales o ambidiestras en red que prometen agilidad, flexibilidad y acelerar
la innovación. Los objetivos a largo plazo se substituyen por objetivos a
corto, se incorporan principios ágiles, hay más equipos de cambio e innovación
y se implantan nuevas herramientas de comunicación y colaboración transversal.
Pero pronto se dan cuenta que no es suficiente con crear
algunos equipos y poner herramientas tecnológicas en red para que las ideas
surjan y espontáneamente se compartan, los proyectos avancen y se creen las
nuevas soluciones que demandan nuestros clientes.
El éxito del funcionamiento de los nuevos mecanismos
organizativos y de las herramientas en red que potencian la inteligencia
colectiva se basa en una extraña amalgama que va mucho más allá de los
sencillos nuevos procedimientos de las metodologías ágiles y de la valía de las
personas que forman los equipos. La inteligencia colectiva necesita nuevos
ingredientes.
EMOCIONES: LA CLAVE DEL ÉXITO
Rápidamente vemos que los nuevos procedimientos de las
nuevas organizaciones requieren de generosidad, confianza, participación,
compromiso y finalmente, sentirse que se forma parte de un todo, de una visión
común.
Pronto nos damos cuenta que necesitamos cambios culturales
radicales y un nuevo estadio emocional organizativo, que haga que nuestros
colaboradores entiendan por qué se debe trabajar de otra forma y por qué es
necesaria su energía para crear y colaborar.
No estamos ante un problema de su conocimiento o del
“neocórtex”, necesitamos sus corazones, necesitamos impactar en el cerebro más
viejo. Queremos la generosidad de perder el poder y estatus, necesitamos
confianza, buscamos que lo colectivo prevalezca, que nuestros objetivos
individuales queden en un segundo término.
Se requiere más compromiso, un vínculo emocional que les
permita aceptar el valor de compartir ideas más allá de su ámbito organizativo,
de sus jefes y colaboradores que les permita cambiar su forma de trabajar
rompiendo las barreras organizativas.
LIDERAR LA GESTIÓN EMOCIONAL
Para que las nuevas herramientas virtuales y la nueva
organización funcione se hace necesario pensar en términos de emociones
organizativas. La estrategia de cambio debe generar la necesidad de adquirir
los nuevos hábitos y potenciar emociones que hacen que los nuevos sistemas
funcionen.
El problema es que las organizaciones en sus acciones de
implantación de estas nuevas formas de trabajo dejan olvidada en los sótanos de
las prioridades el proceso la gestión emocional.
Se olvidan alimentar las emociones positivas que requieren
este tipo de formas de trabajo: alimentar la necesidad del cambio, crear
esperanza frente a la ansiedad o cómo neutralizar las resistencias que se
generan que hacen que tan frecuentemente su implantación no sea posible.
La inteligencia colectiva es inteligencia emocional Los
nuevos sistemas no fallan por que las personas no tengan ideas, no fallan por
que no haya inteligencia individual, fallan por que las emociones organizativas
no son las adecuadas. Debemos resetear la Cultura Organizativa.
Pero es necesario dar importancia a la gestión de las
emociones de las personas, ponerlas en primera fila. La dificultad de
gestionarlas hace que los líderes no las contemplen en sus planes y hacen que
el proceso de implantación de estos nuevos modelos sea más lento. Las
destierran de su lenguaje, en sus planteamientos organizativos las dejan en la
semicladestinidad.
¿Por qué será tan difícil que las organizaciones entiendan
que las personas son seres emocionales?
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