“Si cada uno barriera la puerta de su casa, el mundo estaría limpio”.
Madre Teresa
El liderazgo tal y como lo interpreta Robin Sharma (y un servidor) tiene que ver con la excelencia de tu trabajo y de tu
comportamiento. Liderar no es algo que está únicamente al alcance de “los
jefes” sino que es una opción personal que cualquiera puede elegir: liderar sin
cargo.
Decía Jean Giraudox
que “sólo los mediocres mueren siempre en
su mejor momento” y es que la mejora
personal y profesional no es una opción, es una obligación. Antepongo
personal a profesional porque nuestra opción de liderazgo es integral.
Como afirma Robin
Sharma, nuestro objetivo sería poder
decir (con argumentos) que el mundo es un poquito mejor porque yo estuve allí.
Liderar desde este punto de vista nos produce satisfacción. No se trata de
egoísmo, se trata de responsabilidad o como dice el refrán: “de lo bien que hagas la cama dependerá lo
bien que dormirás en ella”.
¿Qué es el liderazgo sin cargo?
Podríamos decir que consiste en mantener una fe inquebrantable en tu punto de vista (enfoque y
coherencia) y una confianza inamovible en tu poder de provocar cambios positivos.
Supone enfrentar el victimismo, tan común hoy en día, al hecho de tomar las
riendas de tu vida. Como decía Oscar
Wilde:
“Sé tú mismo todos
los demás ya están ocupados”
Uno de los pilares del liderazgo es la mejora continua, es decir, el
firme propósito de dejar todo lo que tocas un poquito mejor de cómo lo
encontraste. Un objetivo, aparentemente sencillo, que requerirá de un
compromiso firme y de un replanteamiento constante de nuestros métodos de
trabajo. Decía William James que:
“Nuestra experiencia
es aquello a lo que prestamos atención”
Repetir lo mismo día tras día, semana tras semana, año tras
año no aporta experiencia. La repetición no produce experiencia sólo hastío. La
experiencia implica aprendizaje…¡y mejora!
Por otro lado, el liderazgo efectivo te exige que sueñes a lo grande pero empieces por lo
pequeño. Siempre de abajo a arriba o te quedarás “en las nubes”.
Otro de los pilares del liderazgo es la concentración y la constancia. Estar enfocado, “en la zona” o
“fluir” es algo de lo que ya han hablado muchos autores y que, en ocasiones, tú
también habrás experimentado. Recuerda: la
concentración unida al tiempo produce maestría. Liderar es un ejercicio que
conlleva dedicación y que nunca termina.
El liderazgo también supone ampliar tus límites, salir de tus “zonas de confort”. El miedo que
pasas cuando vas al borde de tus límites, expande esos límites. Liderar es, por
lo tanto, gestionar el cambio con valentía. Si haces todos los días aquello que
te asusta transformarás tu miedo en fuerza. Es inevitable.
Liderar es pasar a la
acción. Como cantaba Joan Baez “la
acción es el antídoto de la desesperación”. Basta ya de quejarte, basta ya de procrastinar, ¡Empieza ya!
¡Empieza hoy mismo!
Liderar es
relacionarte con otras personas, motivarles y añadirles valor. No se trata de ascensos laborales sino de cosas
tan simples como escuchar, ser sincero, positivo y humilde. Decía Winston Marsalis que “sólo los humildes mejoran”. Convierte
esto en tu bandera.
Lo anterior no debe llevarte a engaño: el primer paso para liderar a los demás consiste en liderarte a ti
mismo. Parece evidente que para ser
un gran líder primero hay que ser una gran persona y ésta, sin duda, no es
una tarea fácil. Aprende de los que lo han logrado, Gandhi por ejemplo, que nos decía: “conviértete en el cambio que
deseas”.
Liderar es, en definitiva, una manera de pensar (y vivir)
que comprende todo lo anterior y mucho más. Robin Sharma habla de “el
interés compuesto del liderazgo” y es cierto: un pequeño cambio se nota
inmediatamente pero varios pequeños cambios obtienen un resultado muy superior
al de cada uno de ellos aisladamente.
Liderar es fijarte
unos objetivos y aprender lo necesario para conseguirlos. Decía Montaigne:
“El glorioso legado de un ser humano es un vivir con propósito”
Liderar es también un
compromiso social. Tu actitud es una gota en el mar, de acuerdo, pero es
necesaria. Sé que es difícil, sé que hay que pelear pero como decía Margaret Mead:
“Nunca dudes que un pequeño grupo de ciudadanos pensantes y
comprometidos puede cambiar el mundo. De hecho, es lo único que lo ha logrado”
¿Crees que necesitas un cargo para algo de lo anterior?
Rotundamente no. Sin excusas.
No esperes a recibir para dar. Liderar también es dar sin esperar nada a cambio. Liderar es servir a
los demás.
Muchas veces nos da vergüenza hablar en estos términos,
tememos que nos juzguen de “iluminados” pero lo cierto es que cuando charlas
tranquilamente con los demás te das cuenta que prácticamente nadie está en
desacuerdo con lo anterior.
Entonces… ¿por qué no
nos ponemos las pilas y empezamos desde ya?
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