El comercio
electrónico puede ayudar a elevar la competitividad de la región.
En un marco de crecimiento frágil y baja competitividad,
el comercio
electrónico puede ser una fuerza revitalizante.
Después de veinticinco meses de caída, las exportaciones de bienes de América Latina tuvieron un salto de 13,1
por ciento entre enero y julio de 2017 comparado con el mismo periodo del
año anterior. Las exportaciones de servicios, que ya se habían recuperado en
2016, se expandieron 9,7 por ciento en el primer trimestre del año. La región
se benefició del incremento del comercio internacional y de un fugaz repunte en
los precios del petróleo y de los productos básicos minerales, según el nuevo
informe Monitor de Comercio e Integración 2017 del Banco Interamericano de
Desarrollo.
Sin embargo, en una perspectiva de mediano plazo, desde la crisis financiera internacional la
región perdió competitividad y redujo su cuota del mercado global. La
erosión de la competitividad se suma al agotamiento del superciclo de los
precios de los commodities que sostuvo la demanda externa de la región por más
de una década.
Esta menor competitividad se registró particularmente en las
manufacturas de origen industrial y en el mercado intrarregional. La región perdió participación como proveedor de
manufacturas en su propio mercado, y la caída se produjo no solamente en
favor de los competidores asiáticos, sino también a manos de los Estados Unidos
y países de la Unión Europea que operan en los segmentos de mayor valor
agregado.
La región registró pérdidas de cuota en prácticamente todos
los rubros. Las excepciones son los productos primarios exportados a Asia y las
manufacturas industriales vendidas por México en los Estados Unidos. Los países
de especialización agropecuaria, entre los que se encuentra Argentina,
sufrieron retrocesos en los sectores de su especialización principal y
particularmente en el mercado regional.
Si se excluye México, cuyas exportaciones crecieron de forma
notable, la reducción en la cuota de mercado global de la región fue de 14,8%
en los últimos años, equivalente a 92.200 millones de dólares, una cifra que
refleja el costo de la menor competitividad.
No solo es la primera vez desde el principio del milenio que
la competitividad contribuyó negativamente al desempeño de las ventas externas
de la región, sino que además su peso se ha incrementado notablemente. Mientras
que en la primera década de los 2000 explicaba menos de 10% de la variación de
las exportaciones, en los últimos cinco años la pérdida de competitividad fue equivalente a 75% de la tasa de
crecimiento de los envíos.
En la Argentina, la caída de la competitividad se observó en
todos los rubros, pero el mayor rezago se registró en las manufacturas de
origen industrial y en los productos
agropecuarios, tanto primarios como elaborados. En cuanto a los destinos de
las ventas externas, las exportaciones más afectadas fueron aquellas destinadas
al resto de América Latina.
Da cara al futuro y en un marco de crecimiento frágil y baja
competitividad, el e-commerce puede ser
una potencial fuerza revitalizante.
Si bien, el comercio electrónico en América Latina sigue
siendo marginal, ha experimentado un crecimiento muy rápido. Las ventas
electrónicas directas a consumidores en la región, en el segmento conocido como
B2C, alcanzaron US$ 47.000 millones, con un crecimiento anual de 24%, según las
últimas estimaciones. La Argentina, con ventas estimadas en el orden de
US$5.000 millones, figura junto con Brasil y México entre los principales
mercados de la región.
Para aprovechar las oportunidades brindadas por el comercio
electrónico es necesario superar barreras tanto analógicas como digitales.
Entre las primeras se destacan la reducción de los costos de transporte y la
agilización de los trámites aduaneros, que afectan particularmente a las
pequeñas y medianas empresas que pueden beneficiarse del comercio electrónico.
Al mismo tiempo es imperativo promover
el acceso a Internet, la disponibilidad de medios de pagos electrónicos y
la difusión de páginas web en las empresas.
La región debe también adoptar un marco regulatorio eficaz y
armonizado necesario para impulsar el comercio electrónico transfronterizo. La
modernización debería abordar tanto temas de acceso a mercados como medidas de
facilitación comercial y disposiciones para la protección de los usuarios,
donde existen amplios márgenes de reformas a disposición de los gobiernos. La
próxima reunión ministerial de la Organización Mundial del Comercio es una
importante ocasión para avanzar en esta dirección.
Superada la contracción comercial más larga de su historia
reciente, los países de la región enfrentan un escenario comercial
sustancialmente menos propicio que el que prevaleció antes de la crisis. En
este contexto, urgen políticas de estímulo a la productividad orientadas a
mejorar el posicionamiento competitivo de la región en los mercados
internacionales y aprovechar las oportunidades que ofrecen las nuevas
tecnologías disruptivas como el comercio electrónico.
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