La queja no puede cargarse de toxicidad y ha de tener
contenido.
Arranques de
sinceridad, verdades como puños, simples desahogos... Piensa qué te conviene al
hablar claramente a tu superior, y cómo y dónde decir lo que quieres.
Lo que algunos califican de vómito tóxico es lo que toda la
vida se ha conocido como "despacharse a gusto"... Hablar con
sinceridad total a nuestro jefe, diciéndole todo lo que pensamos, puede suponer
un desahogo con mucho riesgo. Sobre todo si el arranque de sinceridad o la
queja no tiene nada que ver con la asertividad, que es básicamente la capacidad
de sincerarse buscando la forma, la manera y el lugar adecuado.
El impulso sincero se precipita por la falta de sintonía o
por el conflicto permanente con un mando. Puede ser que tu jefe no te soporte,
y que seas consciente de ello. Es posible que no cumplas sus expectativas, que
te vea como una amenaza, o que permanentemente le cuestiones... Las estrategias
son diferentes en función de los motivos. Una opción es marcharse directamente,
pero se puede combatir ese rechazo fingiendo, resignándose y asumiendo la
situación como si no pasara nada, sobreviviendo de la mejor manera posible
mientras encuentras otro trabajo o cambias de puesto... Y la solución es
quejarse o decir lo que se piensa realmente.
Lo cierto es que si en la empresa en la que trabajamos nos
midieran real y exclusivamente por los resultados obtenidos, no debería
preocuparnos ser muy sinceros con quien manda. Pero la sinceridad en muchas
organizaciones termina convirtiéndose en sincericidio.
Aplicaciones como Yik Yak o Whisper han empezado a permitir
a empleados de cualquier compañía quejarse acerca de lo que cobran, de cómo
dirigen sus jefes o acerca de sus aptitudes para el mando. Otras, como Memo,
hacen posible lanzar mensajes anónimos.
Hay quien no pone reparos en identificarse para dirigirse en
público a su jefe: en febrero José Morán, un empleado de la compañía Tesla que
trabaja desde hace cuatro años como operario de producción en la planta de
Fremont, publicó un post en Medium,
sugiriendo un intercambio de opiniones con el CEO de la compañía, Elon Musk,
acerca de los horarios y la carga de trabajo en la organización.
El pasado mes de noviembre Elizabeth Wood, empleada de IBM,
incluía un post en NewCo Shift respondiendo a una carta que su CEO, Ginni
Rometty, había remitido al entonces presidente electo Donald Trump.
Criticar en
internet... Por qué, cuándo y dónde
Las críticas o discrepancias en público pueden implicar
serias consecuencias. Andrés Pérez Ortega, consultor en estrategia personal,
recuerda que "lo primero que hay que tener en cuenta a la hora de criticar
a un jefe o colega es que nunca debe hacerse en público. El feedback o las opiniones negativas se
muestran en privado. Lo positivo, en público. Esta regla debe aplicarse con más
rigor en el mundo virtual, que además de público es incontrolable".
Pérez añade que "si a pesar de todo, alguien quiere
criticar en internet a quien le contrata, con el fin de mejorar
profesionalmente, deberá centrarse en los errores objetivos y no en lo
personal. Inmediatamente después debería proponer alternativas o soluciones
propias a los supuestos fallos del superior".
También se puede dar un enfoque positivo a esas críticas,
analizando si ese jefe cometió las equivocaciones lógicas de quien asume
riesgos. Y cómo las resolvió.
Ortega cree que si un profesional transmite que está
capacitado para ocupar un puesto pero demuestra falta de lealtad, posiblemente
esto segundo tenga más peso que lo primero, y sugiere que "ante la duda,
es mejor no criticar o hacerlo de tal modo que no se sepa quién es el
protagonista y, además, extrayendo algunas lecciones. Si hay que contarlo, debe
hacerse en un espacio profesional, como un blog o LinkedIn. Pero nunca en
Twitter o Facebook".
Cómo hacer que la
queja resulte algo provechoso
Lo fundamental cuando se produce la queja es que ésta no
vaya cargada de toxicidad y esté vacía de contenido. Y que además sea concreta,
porque el objetivo es que las cosas cambien. La decisión de ser totalmente
sincero con nuestro superior lleva a que aquello que argumentemos se base
siempre en hechos. Hay que huir de los juicios o de las interpretaciones,
dejando claras cuáles son nuestras necesidades.
Pero, además, conviene saber qué necesita nuestro jefe y
cómo se siente con nosotros. Se puede aprovechar la queja para enterarnos de
qué quiere que hagamos.
Socializar en el
trabajo... Cuidado con ser vulnerable
Hay determinadas circunstancias de socialización en el
trabajo -con nuestro jefe o incluso con nuestros compañeros- que nos hacen
especialmente transparentes y vulnerables. En esos momentos debemos tomar
precauciones para no hacer o decir cosas de las que podamos arrepentirnos, tal
vez porque hemos dejado demasiado visible un lado personal que habitualmente
está donde tiene que estar cuando nos relacionamos profesionalmente con otros
colegas de trabajo o con nuestros superiores. Todo esto puede afectar a la
propia marca personal y es indisociable de la imagen profesional que mostramos.
Hay que tener en cuenta que hablar acerca de nuestra vida
privada; de lo que hacemos durante el fin de semana; de nuestras finanzas
personales, ya sea por defecto o por exceso; si padecemos algún tipo de enfermedad;
e incluso si estamos pensando en marcharnos de la compañía o si hemos decidido
crear una empresa propia, puede afectar a la faceta profesional. Conviene
extremar la prudencia con la información no profesional que se ofrece,
preservando siempre una zona privada.
La regla general es que ser auténtico (una virtud indudable)
no implica ser totalmente transparente ni decir lo primero que se nos pasa por
la cabeza.
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