Se cuenta con una gran cantidad de investigaciones que
demuestran que una cultura de este estilo, a la larga, acaba por dañar la
productividad. A continuación, por qué se debe tener una cultura positiva.
Leí un excelente artículo, publicado en HBR, titulado Proof that positive work cultures are more
productive, del Dr. Kim Cameron, experto en temas de cultura y liderazgo
positivo. Él comparte los resultados de varias de sus investigaciones sobre el
impacto que un ambiente negativo tiene en las organizaciones y muestra cómo las
organizaciones sufren de empleados estresados debido a que muchas compañías se
apoyan de una cultura agresiva,
amenazante y de mucha presión para obtener los resultados deseados.
Actualmente, se cuenta con una gran cantidad de
investigaciones que demuestran que una cultura de este estilo, a la larga,
acaba por dañar la productividad; mientras que una cultura positiva, no solo
produce excelentes beneficios para los colaboradores, sino para la rentabilidad
de la empresa.
Existe la creencia limitativa que el estrés y la presión
hace que los colaboradores se desempeñen mejor y más rápido y, lo que explica
Kim Cameron, es que este tipo de organizaciones no reconocen ni dimensionan los
costos ocultos que se generan: costos por ausentismo ocasionado por el
cansancio o enfermedad y gastos médicos asociados al estrés. (Se estima que
entre el 60 y 80% de los accidentes laborales y alrededor del 80% de las
consultas médicas son por estrés). Además, concluye que tener jefes estresantes
es malo para el corazón.
Por otro lado,
existen los costos de la falta de compromiso. Una cultura agresiva y que
presiona en demasía puede provocar compromiso por un rato, pero, al paso del
tiempo, resultará en un alto grado de apatía y, en algunos casos, hasta de
intentar dañar a la organización. Esta falta de compromiso es muy costosa: de
acuerdo a estudios de Gallup, los colaboradores que no están comprometidos
tienen 37% más faltas, 49% más accidentes, 60% de más errores y las empresas
con bajos niveles de compromiso son menos productivas y rentables.
Importante es mencionar que, además, estas culturas generan una falta de lealtad que provoca alta rotación.
Los costos asociados a la rotación como el reclutamiento, la capacitación, la
baja productividad durante la curva de aprendizaje y la pérdida de experiencia,
y conocimiento, son significativos. Un estudio estima que los costos de
reemplazar a un colaborador representan aproximadamente el 20% de su salario
anual.
Por todas estas razones es que las empresas deben enfocarse en desarrollar culturas que apoyen el
bienestar de los trabajadores. Y, de acuerdo a Kim Cameron, el bienestar
viene de un solo lugar: la cultura positiva.
De acuerdo a sus propias investigaciones, crear esta cultura
positiva se reduce a 6 principios esenciales y 4 pasos:
1.Interesarse, cuidar y estar al pendiente de los
colaboradores como amigos.
2.Darse apoyo unos a otros, incluyendo ofrecer compasión y ser
amables cuando los otros están en apuros.
3.Evitar culpar y olvidar los errores.
4.Inspirarse unos a otros en el trabajo.
5.Enfatizar lo significativo e importante que es su trabajo.
6.Tratar a las personas con respecto, gratitud, confianza e
integridad.
La manera en que puedes promover estos principios es a
través de estos 4 pasos:
1.Facilitando y promoviendo las relaciones personales en el
trabajo. Puedes tener comidas extra laborales, pláticas en el pasillo, festejo
de cumpleaños; cualquier cosa que te permita reunir y convivir con el equipo.
2.Mostrando empatía: Como líder, tienes un gran impacto en la forma en como tus
colaboradores se sienten. Un jefe seco,
indiferente e insensible genera desinterés y apatía en el equipo. Un líder
empático desarrolla resiliencia individual y grupal en tiempos difíciles.
3.Ayudando: Un líder que está ahí, ayudando en momentos
difíciles, genera lealtad y compromiso en las personas.
4.Alentando a las personas para que platiquen contigo,
especialmente acerca de sus problemas. Varios estudios confirman que los
líderes que son inclusivos, humildes y que motivan a que las personas platiquen
de sus problemas y pidan ayuda generan mejor desempeño.
Los líderes con valores de amabilidad, respeto y compasión
son predictores de efectividad organizacional. Mientras que una cultura
agresiva está relacionada con un pobre desempeño.
Con el tiempo, un
lugar de trabajo positivo es más exitoso por que incrementa las emociones
positivas y el bienestar de las personas. Esto en retorno mejora las relaciones
interpersonales y aumenta sus capacidades y creatividad. Y, cuando las
organizaciones desarrollan culturas positivas logran mayores niveles de
efectividad, incluyendo resultados financieros, satisfacción de los clientes,
productividad y compromiso de los colaboradores.
Ivette de Jacobis
es directora de Espiral Positiva y Consultora de bienestar emocional, dedicada
a crear culturas de trabajo inteligentes y constructivas, implementando nuevos
hábitos, sistemas de trabajo y patrones de pensamiento, que mejoren los
resultados de la empresa y la calidad de vida de sus colaboradores.
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