Por necesidad económica o por el deseo de mantenerse en
actividad, crece en el mundo la cantidad de adultos mayores que tienen empleo;
algunas experiencias en empresas argentinas.
Los jubilados vuelven al mercado laboral. Foto: Archivo
Gerascofobia es
el miedo a envejecer. Y es lo que, según Eugenio
Semino, defensor de la tercera edad, sucede en la vida y en el mundo
corporativo. Muy probablemente, la fobia comience a retrasar cada vez más su
llegada según sigan pasando las décadas y los desarrollos científicos: por
ejemplo, el centro de investigaciones
Pew afirma que para 2050 habrá unas 400.000 personas mayores de 100 años en
Estados Unidos. Algunas empresas empiezan a tomar nota y, como una tendencia
emergente, reincorporan a trabajadores que ya salieron del mercado laboral para
posiciones de lo más variadas.
Un estudio de la consultora Manpower titulado "De
regreso a la oficina: trabajadores boomerang" da cuenta de algunos
ejemplos a nivel global y señala que la tendencia crecerá. Según la
investigación, será inevitable el crecimiento de la fuerza laboral de personas
de más de 50 años. Por caso, para 2022 serán el 35,4% de los empleados en
Estados Unidos.
El estudio resalta el compromiso y la dedicación de los
jubilados que retornan al mercado laboral, sobre todo de quienes no tienen
necesidades económicas para hacerlo. "La mayoría constituye un nido vacío
con menos presiones financieras y familiares, lo que significa que están motivados
por la actividad propiamente dicha", puntualiza. También subraya que ese
es el principal motivo por el que son contratados, además de su experiencia y
su know how.
Marcela Romero,
gerente comercial de Búsquedas Permanentes de la consultora, destaca el valor
de los trabajadores jubilados como baluartes de la cultura de las empresas. Es
muy probable que quien finalice su actividad laboral en una compañía haya
pasado varios años allí, porque la discriminación por edad existente haría muy
difícil que hayan sido contratados después de los 45 años. "Son la
historia viva de las organizaciones y son fuentes de consulta cuando se
presenta un caso o desafío para el que haya que recurrir al archivo",
dice.
Romero sostiene
que en el mercado local se ve la incorporación de adultos mayores especialmente
en áreas técnicas y a modo de capacitadores o tutores de empleados más jóvenes
que luego ejecutan proyectos. "Se trata de áreas donde es necesario un
expertise particular, pero puede darse en cualquier sector o industria",
aclara.
En países como Australia, el Estado ofrece incentivos
económicos a los empleadores que contratan y mantienen en sus plantillas a
trabajadores de edad avanzada. En EE.UU.
existen bolsas de trabajo para jubilados como Retired Brains o Senior Job Bank. "No solamente la expectativa
de vida se alarga, sino que el sistema previsional en algún momento va a
explotar por los aires: cada vez se van a ver personas más mayores en el
mercado laboral", predice Alejandro
Melamed, director de Humanize Consulting.
Para el experto hay un desajuste en el mercado laboral
argentino porque hay desocupados en todos los niveles, pero también existen
posiciones vacantes en la mayoría de las empresas, sobre todo en los puestos
que requieren de mayor especialización. Añade que las organizaciones "se
están dando cuenta de que ya hay distintos modelos de colaboración que pueden
agregar muchísimo valor", y que "el mejor talento viene en cualquier
envase, tamaño o forma".
"Mientras los jubilados están activos, ganan ellos,
ganan las familias y la sociedad", apunta. No obstante reconoce que la
discriminación por edad existe y que limita las posibilidades de los
trabajadores mayores. "Pasa fundamentalmente por no comprender que la
diversidad generacional es una oportunidad y no una amenaza", indica.
Los baby boomers, nacidos
entre 1946 y 1965, podrían encontrar en los jóvenes a sus mejores aliados. Milagros Abud, coordinadora general de
la Fundación Diagonal -una ONG que aborda situaciones de vulnerabilidad
laboral-, afirma que los millennials,
los nacidos entre 1980 y 1995, obligan a las empresas a salir de un arquetipo
de organización estructurada para ir a modelos más flexibles.
"Buscan trabajar por objetivos, desde casa y con mayor
libertad de horarios. Ese paradigma fuerza a las empresas a cambiar, y a los
adultos mayores les viene genial porque quizá prefieren reincorporarse de
manera remota o no quieren estar de 9 a 18 en el escritorio", explica, y
añade: "Esta idea todavía no está instalada, pero vamos irremediablemente
hacia eso porque hay sinergia entre las dos puntas generacionales".
En la Argentina, todavía son muy pocas las empresas que se
animan a contratar trabajadores jubilados. Supermercados
DIA contrata talentos ya retirados del mercado laboral para el área de
Servicio de Atención al Cliente. Desde la compañía aseguran que buscan que sus
"expertas en ahorro" -así llaman a sus clientas- sean atendidas
"por otras expertas en ahorro como ellas, que entienden sus necesidades y
trabajan para canalizar sus consultas, dudas y reclamos". Y para evitar
conflictos intergeneracionales, la compañía entrena y capacita a sus líderes
sobre diversidad.
El Banco Industrial
(BIND) también recluta desde hace dos meses a jubilados para que ayuden a
sus coetáneos a usar los canales electrónicos. Por ahora, el sistema de
atención telefónica funciona en cinco sucursales, pero la idea es extenderla a
toda la red. "Son empleados como cualquier otro, la única diferencia es
que empezamos con una modalidad de medio día, pero eso no quiere decir que no
siga evolucionando", dice Ignacio
Moraco, Chief Staff Officer de la entidad financiera, que apostó al
programa ya que el 60% de su negocio pasa por el pago de haberes a jubilados.
El ejecutivo afirma que en el programa ingresaron perfiles
de todo tipo: aquellos que eligen seguir trabajando aunque no lo precisen y
aquellos que necesitan hacerlo. Para Semino,
defensor de la tercera edad, la clave está en darles a los jubilados la capacidad
de poder elegir. "Las actividades para los jubilados hoy se relacionan
exclusivamente con el ocio. Eso es absurdo, porque una persona de 65 años está
intelectualmente y físicamente apta para desarrollar las tareas que quiera, y
no necesariamente las recreativas", puntualiza.
Por la pérdida de poder adquisitivo de las personas
retiradas -Semino indica que el
ingreso mensual llega a reducirse más del 60%- resalta que existe una
"superexplotación" del trabajador jubilado, porque termina
"aceptando cualquier trabajo bajo cualquier condición" para poder
tener un ingreso más.
No obstante, considera que es una etapa vital en la que
puede haber un cambio significativo: "Muchos de nosotros quizá trabajamos
durante décadas en actividades que no tenían nada que ver con nuestro deseo
inicial. Si la sociedad lograra generar oportunidades para que las personas
dejen de trabajar por necesidad, trabajaríamos por ese deseo y con más
creatividad", finaliza.
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