Vivimos en la era de las ideas dónde la disrupción hace que
sólo las organizaciones más rápidas, las que aprenden más rápido, sean las
únicas que tengan posibilidades de sobrevivir. Pero si la pregunta es cómo
aceleramos la capacidad de absorción del cambio de nuestros empleados y
directivos ¿Cuál es la respuesta?
La digitalización exige una organización que aprenda más
rápido que permita acelerar el cambio que impone el cambio tecnológico por ello
las áreas de formación buscaran cómo palanca de cambio la formación social
mediante arquitecturas de conversaciones, donde los directivos serán los nuevos
conectores y arquitectos sociales.
La mayoría del aprendizaje que hay en nuestras empresas no
es formal se basa en el aprendizaje en el puesto de trabajo y en aprendizaje
social: colaborando con otros. Pero en el futuro de las organizaciones ágiles y
rápidas ganará quien potencie el aprendizaje social mediante redes sociales
corporativas.
Básicamente
aprendemos trabajando
Lo que somos, lo que aprendemos, lo aprendemos de nuestra
experiencia en nuestro puesto de trabajo, con nuestros clientes, con nuestros
compañeros, jefes, subordinados… Este conocimiento que tienen las
organizaciones es el conocimiento
tácito, impregnado de valores, actitudes y formas de hacer las cosas. El aprendizaje social se produce mediante
conversaciones, colaboración, observación e imitación.
La innovación, la mejora se produce también en esos entornos
de aprendizajes tácitos e incontrolados. La
innovación y la mejora es un proceso de aprendizaje organizativo. Y en
momentos de disrupción constituye la base del éxito.
Pero no se trata de volver a la Edad Media, donde el
aprendiz adquiere conocimientos mediante la observación, la práctica y el
diálogo con el maestro. En el siglo XXI donde la aceleración tecnológica
requiere maximizar la velocidad de adaptación tecnológica, valores y formas de
trabajo se trata de crear entornos que permitan acelerar el aprendizaje personal
para asegurar productividad y el aprendizaje organizativo para innovar, ser
competitivos o simplemente sobrevivir.
Las tecnologías
sociales aceleran el aprendizaje tácito
Las denominadas herramientas
2.0 aceleran las conversaciones, la posibilidad de compartir y por tanto de
observar, imitar y mejorar. Las tecnologías sociales son muy eficientes en
trasladar a otros lo que hemos aprendido trabajando, lo que aprendemos fuera,
lo que hacen los mejores y por tanto convertir el trabajo de otros en un círculo
virtuoso que acelera el aprendizaje organizativo y la innovación.
Para entender el aprendizaje social no es necesario leer a
Bandura, el padre del aprendizaje vicario, a Vigostsky, que pone en el centro
del aprendizaje la interacción social que lo hace social, o a Siemens, el padre
del conectivismo y el favorito para muchos de nosotros para hablar del
aprendizaje en red. Solo es necesario recordar cómo aprendíamos cuando éramos niños y analizar cómo aprendemos
ahora, ver cómo nuestros hijos y muchos colegas aprenden en redes sociales
cuyos fines iniciales no fueron el aprendizaje.
Las empresas que sepan gestionar mejor ese tipo de
aprendizaje social, las empresas que
reconozcan el valor del conocimiento tácito o informal tendrán una enorme
ventaja competitiva, pues serán las que tendrán más posibilidades de innovar. Y
para ello las redes sociales serán el aliado imprescindible.
¿Quiénes son los
maestros del aprendizaje social?
Nace pues una nueva disciplina que es crear estos entornos de aprendizaje e innovación,
que permite guiar las conversaciones empresariales, maximizar el aprendizaje,
gestionar el conocimiento tácito y acelerar la competitividad empresarial.
Los requerimientos de conocimiento y de cruzar y construir
ideas son cada vez más importantes. Por eso las empresas necesitan que todos sus directivos sean creadores de conversaciones productivas,
influyentes en las redes sociales, dinamizadores y gestores de comunidad.
Necesitan que todos los colaboradores compartan sus ideas, su información más
valiosa, sus mejores prácticas, sus últimos descubrimientos y que lo hagan con
vídeos, con fotos o con artículos en plataformas sociales de comunidades
abiertas o especializadas.
Las organizaciones más complejas además requerirán expertos, maestros de lo psicosocial y
del aprendizaje social que formen a directivos y profesionales, que aseguren la
“productividad” de un proceso que consume enormes recursos organizativos (el
tiempo de las personas), que aprendan a afinar los nuevos Entornos Organizativos de Aprendizaje y las comunidades.
El aprendizaje social será la principal herramienta de
competitividad empresarial, pues será la base de la innovación continua y
disruptiva, que es la principal prioridad de nuestras organizaciones, o al menos
de las que sobrevivirán a la era digital.
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