Los investigadores del
Foro Económico Mundial han elaborado un informe sobre el estado del mercado
laboral en sólo cinco años: se perderán 5 millones de puestos de trabajo para
siempre.
El futuro de todos
los puestos intermedios de oficina es incierto.
“La cuarta revolución industrial ya está aquí y, como no
espabilemos, su impacto social va a ser mayor que el de todas las anteriores”.
Esta es a grandes rasgos la principal conclusión de un abultado informe sobre
el futuro del trabajo que han elaborado los investigadores del Foro Económico
Mundial, más conocido como el Foro de
Davos, de cara a su inminente Asamblea Anual.
El documento, que sin duda será uno de los ejes sobre el que
girarán las conversaciones de los líderes empresariales, políticos e
intelectuales que se reunirán a finales de este mes en la localidad suiza,
reúne la opinión de los expertos de Recursos Humanos y directivos de estrategia
de las más grandes compañías del mundo.
En su opinión, hay seis
factores que determinarán el futuro del trabajo, y más vale que ciudadanos,
empresarios y políticos los tengan en cuenta, si no queremos que el paro sea
mucho más intenso y duradero de lo que hemos conocido hasta la fecha.
1. En 5 años
sufriremos una tormenta perfecta
En sólo un lustro, la disrupción tecnológica interactuará
con otras variables socioeconómicas, geopolíticas y demográficas para generar
una tormenta perfecta que hará que el mercado laboral salte por los aires.
El desarrollo
tecnológico en campos previamente inconexos como la inteligencia artificial
y el aprendizaje por refuerzo inverso, la robótica, la nanotecnología, la
impresión 3D, la genética y la biotecnología, se está interconectando y
amplificando entre sí.
Paralelamente a esta revolución tecnológica, se están
desarrollando ya un conjunto de cambios socioeconómicos, geopolíticos y
demográficos más amplios, como el auge
del teletrabajo, el aumento de la clase media en los mercados emergentes o el
cambio climático, que en conjunto suponen un impacto casi equivalente al de
los factores tecnológicos.
2. Habrá nuevos
oficios, pero no será suficiente
Durante toda la historia de la Humanidad los avances
tecnológicos han acabado con determinados empleos y han creado otros, pero
pocos dudan ya que en los años venideros la destrucción de profesiones vaya a
ser mucho mayor que nuestra capacidad para crear otras nuevas.
Según el informe de Davos, los cambios tecnológicos y demográficos destruirán más de siete millones
de puestos de trabajo antes de 2020, dos tercios de los cuales serán
rutinarios trabajos de oficina, como la mayoría de roles administrativos.
También se espera que sufran mucho los empleados en procesos de fabricación y
producción, pero estos tienen un poco más de margen para mejorar su
cualificación, por lo que podrán optar a una reconversión si reaccionan a
tiempo.
Cierto es que se crearán también dos millones de nuevos
oficios en campos relacionados con la informática, las matemáticas, la
ingeniería y la arquitectura, pero basta hacer una sencilla resta para ver que
no serán suficientes. Más de cinco millones de personas se irán al paro para
siempre.
3. Quien no estudie
ciencias lo tendrá crudo
Según los directivos participantes en el informe del Foro de
Davos, tres tipos de trabajo acapararan
gran parte de las nuevas contrataciones en los tiempos venideros, en casi
todas las industrias y países:
Uno es el rol de analista
de datos, que las empresas potenciarán esperando que el manejo de la cada
vez más voluminosa información disponible les ayude a generar estrategias con
las que sortear la disrupción tecnológica.
La mayoría de los
nuevos trabajos requerirán formación en ciencia,
tecnología, ingeniería o matemáticas. Son malos tiempos para las letras.
tecnología, ingeniería o matemáticas. Son malos tiempos para las letras.
Otro es el empleo como agente
de ventas especializado, estos comerciales tendrán que explicar las nuevas
ofertas de las compañías a sus clientes, que no van a estar familiarizados con
sus servicios.
En último lugar, las
empresas necesitarán un nuevo tipo de directivo que pueda orientar a la
compañía a través de todos estos cambios y disrupciones.
Los expertos consultados creen que la mayoría de estos
puestos requerirán una formación en
ciencia, tecnología, ingeniería o matemáticas (el tipo de habilidades que
los expertos agrupan bajo el acrónimo STEM).
No parece por tanto un buen momento para estudiar una carrera de Humanidades
–aunque hay quienes piensan justo lo contrario–.
La de matemático es ya una de las profesiones más demandadas
y mejor pagadas.
4. Las empresas no
cubrirán todos los puestos
Según el informe, dada la disrupción general que
experimentarán todas las industrias, no es de extrañar que aumente la demanda de informáticos, matemáticos, arquitectos e
ingenieros, así como la competencia entre ellos. Pero dado que no todo el
mundo puede desempañar su rol, habrá muchos puestos imposibles de cubrir, pese
a los enormes niveles de desempleo.
Encontrar maneras de retener a los mejores talentos será una
prioridad para todas las empresas. Incluso en los campos laborales en los que
se va a destruir empleo, los roles serán cada vez más especializados, haciendo
que sea más difícil cubrir los puestos si las habilidades y la educación de los
trabajadores no evoluciona.
5. Todos tendremos
que reciclarnos
En casi todas las industrias, el impacto de la tecnología acortará la vida útil de las habilidades de
los trabajadores, que tendrán que formarse durante toda su vida. Es más, en
este nuevo entorno, los cambios en el modelo de negocio se convierten de forma
inmediata en un cambio de las competencias demandadas, sin apenas tiempo de
transición. Incluso en los trabajos cada vez menos demandados se requerirán
habilidades inexistentes hasta la fecha.
Más de un tercio de las habilidades básicas que demandarán
las empresas en 2020 no se consideran cruciales a día de hoy. Además, cualquier destreza técnica tendrá que ser
complementada con fuertes habilidades sociales y de colaboración.
6. Una lenta reacción
agravará el problema
La amenaza de la automatización puede convertirse en una
profecía autocumplida si empleados y empleadores no abordan el problema desde
hoy mismo. Según el informe de Davos, si no nos anticipamos a la amenaza,
tendremos que estar dispuestos a pagar un altísimo costo económico y social. Y los líderes empresariales, aunque son
conscientes de que vienen curvas, no están actuando de forma contundente para
prevenir el desastre.
Sólo el 53% de los directores de Recursos Humanos
consultados para elaborar el informe confían en la estrategia de su empresa
para enfrentarse los próximos años a los cambios en el mercado laboral. Al
mismo tiempo, los trabajadores menos cualificados podrían sufrir un despido sin
ninguna posibilidad de reciclarse para desempeñar otra función.
La automatización de procesos en los almacenes hace que una
persona
haga hoy el trabajo de cientos de operarios del pasado.
Conclusión:
necesitamos una nueva mentalidad
Según los autores del informe, para evitar el desastre
debemos apostar por una revolución del talento: y las empresas, acostumbradas a
ser consumidores pasivos de trabajadores talentosos, son las primeras que deben
fomentarla si no quieren perder el tren del progreso.
Las empresas tendrán
que apostar por el desarrollo del talento como pilar mismo de su crecimiento
futuro. Más complejo si cabe es el papel que deberán cumplir los políticos,
que deberán liderar un cambio en el sistema educativo y la regulación del
mercado de trabajo, que llevan décadas de retraso en muchos países. Y a todos
nosotros, como trabajadores, no nos quedará otra que desarrollar nuestro
talento, abrazando aunque nos pese el aprendizaje permanente.
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