La Fórmula E busca
conquistar nuevos sponsors con una propuesta de cuidado del medio ambiente e
interacción digital.
De paso por Buenos Aires, el CEO español de Fórmula E
Holdings, Alejandro Agag, no duda en definir cuáles son las palabras mágicas
que integran la receta con la que la competencia de autos eléctricos busca
hacer un lugar en el calendario deportivo internacional. La primera es
"sustentabilidad" para acercar a los patrocinadores y
"rentabilidad" para atraer a los inversores. Es la verdadera alquimia
del modelo de negocios de la joven categoría de monoplazas eléctricos: un
modelo financieramente atractivo que interpreta las necesidades corporativas
del nuevo milenio en una combinación de cuidado del medio ambiente y la carrera
de autos.
Para el caso de su segunda temporada, que arrancó en Pekín a
fines de octubre, el creador de la competencia que despliega tecnología y
velocidad en el seno de las grandes capitales hizo escala en Buenos Aires para
anunciar junto con el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y su
partner local -la empresa de organización de espectáculos Fénix Entertainment
Group, de la familia Fígoli- una nueva fecha en la ciudad: el 6 de febrero, el
primo hermano ambientalista de la Fórmula 1 correrá por las calles de Puerto
Madero.
Yerno del ex presidente español José María Aznar y confeso
fanático de la F1, el también ex eurodiputado Alejandro Agag abandonó la
política para dedicarse de lleno a la innovación deportiva.
La compañía destinó a principios de la década de 2010 una
inversión inicial de 120 millones de euros para erigir una nueva categoría
desde los cimientos. Recostados en el interés de las grandes marcas y la
presencia de estrellas como el actor Leonardo DiCaprio, que fue nombrado
presidente del nuevo Comité de Sustentabilidad de la Fórmula E, la competencia
busca establecerse como la alternativa ecodeportiva por excelencia.
En diálogo con LA NACION, el empresario español desglosa las
variables con las que espera hacer de un negocio innovador y con una fuerte
presencia social media, uno potencialmente viable desde la perspectiva
financiera.
Si bien se ha descripto el modelo de negocios de la Fórmula
E como uno moderno, lo cierto es que de momento la fuente de ingresos es en
buena parte tradicional, y próxima a sustentable. Según precisa Agag, los
principales canales de facturación son tres: el patrocinio representa casi el
50% del total, hospitality corporativa -zonas VIP para empresas y sus invitados
en las carreras- participa de entre un 25 y un 30%, mientras que el resto
corresponde a derechos de televisación.
"Nuestro principal cliente es hoy el sector corporativo",
explica Agag. "En términos cuantitativos, lo que se recauda en billetes de
tribunas es muy inferior: de entre 500.000 y un millón de dólares por carrera.
En Londres, por ejemplo, vinieron 4000 personas sólo por hospitality a un valor
de 2000 dólares cada una. Son cifras muy importantes", destaca respecto de
una cuenta que en bruto daría US$ 8 millones. Correr en la capital británica
es, de por sí, un gran logro desde el punto de vista del negocio.
El presupuesto para albergar once carreras durante el año es
de cerca de US$ 100 millones. Si bien aún no alcanzaron el punto de equilibrio,
Agag proyecta estar en break even en algún momento entre el segundo y tercer
año, de la mano de un patrocinio engordado y gastos a la baja. "El costo
de logística, que es el traslado integral alrededor del mundo, es permanente.
El costo del armado de las carreras en cada sitio adónde vamos, no. Este
último, precisamente, va desapareciendo a medida que hacemos acuerdos con
promotores locales, quienes asumen la organización a cambio de ciertos
derechos", explica el empresario.
No caben dudas de que el fenomenal desarrollo tecnológico de
las baterías de los vehículos es la novedad disruptiva por excelencia, a lo que
se suma la propuesta 3.0 en el fuera de pista.
El empresario español define el evento como "mitad
carrera, mitad videojuego". La primera parte, dice, está dada. El despegue
definitivo del negocio vendría con la segunda. Recostado en las redes sociales
y a través de juegos virtuales en tiempo real, la Formula E atraería entonces a
su espectador objetivo: el joven de ciudad que se desvive por las plataformas
móviles y las nuevas tecnologías.
Redes sociales
Una de las variantes más comentadas de la nueva categoría es
el juego FanBoost, donde a la destreza técnica de los pilotos se le suma su
desenvoltura en Twitter o Facebook a la hora de seducir a sus millones de
seguidores online.
Antes y durante cada carrera, los pilotos con más votos del
público virtual recibirán durante segundos una carga extra de potencia para sus
autos, lo que puede llegar a definir el ganador de la carrera. Según el
reglamento de la Fórmula E, los conductores ganadores no están habilitados a
administrar la potencia extra en ráfagas más pequeñas, sino que deben
utilizarla de una sola vez.
Con 1000 millones de interacciones contabilizadas en todo
concepto en la temporada 2014/15 (de los cuales la mitad proviene en China), el
gran interrogante que se abre es si este masivo caudal web se traducirá en
beneficios concretos en el balance de la compañía.
"Nuestra prioridad es por ahora llegar a la máxima
cantidad de personas, por lo que no está aún considerado. El problema de
monetizar la distribución vía redes sociales es que cae el número de
espectadores o contactos y eso perjudica los contratos de patrocinio, porque
las empresas quieren exhibir su marca ante la mayor gente posible. El interés
es, entonces, opuesto: si monetizamos las redes sociales, el alcance sufre. Por
ahora, la apuesta está en la visibilidad de los sponsors y en hacer de las
carreras de Fórmula E un espectáculo familiar", dice Agag.
El CEO resume lo que considera son las bases sólidas de
sustentabilidad de su negocio: "Somos la única propiedad deportiva que
combina atención al medio ambiente con deporte. Todos los demás, de alguna
forma u otra, tienen problemas de imagen con la polución, sobre todo en el
automovilismo. Las grandes compañías del mundo están hoy enfocadas en la
sustentabilidad, por lo que la Fórmula E es un patrocinio perfecto en ese
sentido. La sustentabilidad, precisamente, nos ha dado la posibilidad de
acceder a sponsors que no hubieran estado a nuestro alcance de otra manera.
Marcas como Jaguar o Visa, por ejemplo, son tan sólo algunas de ellas",
asegura Agag.
Arranca la segunda
La competencia de los autos eléctricos debutó en Buenos
Aires en enero del año pasado y para la segunda edición, los organizadores y el
gobierno porteño decidieron llevar la fecha al 6 de febrero, a la espera de una
mayor convocatoria de público. Lo que se mantiene de un año al otro es la
ubicación del circuito. Los vehículos impulsados con baterías eléctricas
recorrerán las calles de Puerto Madero. La segunda temporada de la Fórmula E
comenzó en octubre del año pasado en Pekín, China, y finalizará en Londres, con
una carrera doble que se llevará a cabo el 2 y 3 de julio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario