Con la llegada del
cuarto siglo de vida, la experiencia y la madurez sobran pero a veces falta
internalizar algunos hábitos claves para llegar al éxito. A los 40, hay que dar
y pedir feedback sin tapujos y no mezquinar los elogios.
Para cuando llegamos a los 40 años ya no quedan dudas que
tenemos la habilidad, la red de profesionales y la reputación para ser un
excelente jefe o un gran manager. Para eso tenemos que empezar a aprender
nuevas habilidades más enfocadas en la gestión de grupo y el liderazgo que en
el crecimiento o el aprendizaje. Cuando se llega al cuarto de siglo hay que
aprender las habilidades que permiten cristalizar toda la experiencia y la
reputación que ganamos. ¿Cómo se hace?
Escuchar a los
empleados
Cuando ya tenemos un piso de experiencia y confianza,
sabemos que escuchar es fundamental. Ya no es una molestia escuchar críticas o
sugerencia. Por eso es clave establecer líneas de comunicación abiertas. Fundacional
reunirse con los subordinados directos individualmente para discutir sus metas
a corto y largo plazo, las habilidades que están construyendo, y cómo se puede
apoyarlos mejor. Asegurarse de que sus objetivos están alineados con el propio
y los del equipo.
Dar, y pedir,
feedback
En la misma línea, la experiencia brinda humildad para saber
que nos podemos equivocar y conocimiento para dar consejos y críticas con
fundamento. Muchos managers jóvenes son reluctantes a tener conversaciones
sobre el rendimiento de un producto o un proyecto porque creen que es
conflictivo y además no tienen experiencia manejando la situación. Los años de
trabajo dan la cintura necesaria para criticar y escuchar críticas.
Aprender a
distanciarse, al menos un poco
El paso de los años trae muchos beneficios que los menos
experimentos no pueden tener. No sólo la experiencia laboral específica sino
también las vivencias, los errores, la red de contactos, etcétera. Por lo tanto
no es un error distanciarse, un poco, de los menos experimentados y tener mano
dura a la hora de planear una estrategia o plan de acción en base a nuestras
experiencias de vida. No es un problema hacerle saber a los demás que no somos
aficionados sino que tenemos larga experiencia en esto.
Crear una cultura
laboral propia
Con el paso de los años se aprende. En particular, las cosas
que nos gustan y las que no en el lugar de trabajo. Todos tenemos un pequeño
listado de cosas prohibidas y de cosas favoritas: ¿viernes casual?, ¿after
office con los empleados?, ¿trato de usted o tuteo? Todas estas respuestas
sirven para dar forma a nuestra propia cultura laboral. Es importante
reconocerla y convertirla en la norma en el trabajo, en el libro de reglas
implícito.
Reconocer los bajones de productividad La experiencia
también trae años, no siempre la ecuación es al revés. El profesional de más de
40 tiene que saber que ya no tiene la energía del de 20 que supo ser. Por eso
es clave entender que van a existir bajas de productividad para saber cómo
convivir con ellas.
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