Sí, ya los sé, clasificaciones de empleados hay muchas y han
dado para escribir muchos libros. Por
eso hoy no pretendo ni reinventar la
rueda ni crear una nueva denominación, sólo posicionarme y, sobre todo, adoptar
una terminología que sirva de referencia para futuros artículos.
Creo que en la vida
en general, y en la empresa en particular, si quieres predecir el
comportamiento de una persona debes indagar en sus motivaciones.
En mi opinión hay dos tipos básicos de empleados: los
motivados y los desmotivados. Y no
parece que haga falta que os gastéis dinero en una llamada al futurólogo Sandro
Rey para adivinar cuál de estos pienso que conviene tener a tu lado en el
trabajo.
Sin embargo, como diría el capitán Nemo, no nos quedemos en la superficie. Hagamos un
poco de inmersión, lo mismo nos llevamos una sorpresa.
Evidentemente tener
alguien motivado a tu lado siempre va a ayudar a sacar el trabajo
adelante. Pero dentro de este grupo yo
haría la siguiente distinción:
•Motivados Intrínsecamente (MI): Son aquellos que
les gusta lo que hacen o el propósito de lo que hacen, en definitiva
aquellos que encuentran cualquier razón
relacionada con sus propios valores que les anima cada día a hacer lo que
hacen. Disfrutan con su trabajo. Busca
siempre entablar relaciones “win-win”.
Confían en que el trabajo bien hecho es el mejor camino hacía el éxito. Colaboran porque entienden que el trabajo en
equipo es una inversión segura en pos de un bien común. Con ellos no funciona
otro método de comunicación jerárquica que no sea la pura transparencia. Suelen dar buen rendimiento a largo plazo.
Confianza y responsabilidad son las bases para mantener su motivación. En la máquina de café te ceden el turno, y si
te ven buscando suelto en los bolsillos te invitan.
•Motivados
Extrínsecamente (ME): Son aquellos que ponen su pasión para hacer aquellas
cosas que pueden traerle algún tipo de compensación externa (dinero, promoción,
puesto con mayor visibilidad…). Disfrutan con sus logros. Entablan relaciones
win-win, pero si pueden conseguir un trato “win-lose” mejor que mejor. Son
altamente competitivos y normalmente individualistas. Pueden convivir sin
problemas dentro de un entorno hipócrita. Suelen dar excelente rendimiento a
corto plazo, y en el medio o largo plazo dependerán en gran parte de si sus
expectativas de retribución/promoción se cumplen. En la máquina de café te pide
permiso para colarse porque tiene cosas urgentes que hacer y si algún día te
invita, es que pretende sacarte información.
¿Y qué es lo que ocurre cuando alguien pierde la motivación?
Pues que tenemos los siguientes grupos:
•Desmotivados
Intrínsecamente (DI): En algún
momento fue MI y alguna decepción les llevo a la desmotivación. Se sienten incomprendidos, sienten que sus
valores no están siendo respetados. Siguen cumpliendo con sus obligaciones,
pero no aportan valor diferencial porque han dejado de disfrutar con lo que
hacen. Con una buena gestión y dosis de confianza pueden ser recuperables. En
la máquina de café se piden un té.
•Desmotivados
Extrínsecamente (DE): En algún momento fue ME y el no obtener la recompensa
esperada les llevó a la desmotivación. Al igual que buscan el incentivo
exterior, cuando no consiguen lo que quieren también lo achacarán a factores
ajenos. Estas personas pueden crear mal
ambiente. Si no son recuperados en un corto plazo, es mejor no contar con
ellos. Viven a dos metros a la redonda de la máquina de café, si los ves,
huye o te pondrán la cabeza como un
bombo.
Dicho esto, la
respuesta a la pregunta sobre cuál de estos prefiero tener a mi lado en el
trabajo sería: depende.
Si mi trabajo está orientado al corto plazo probablemente lo
que me convenga sea tener gente motivada con independencia de si los están por
factores externos o internos. Lo que debo buscar es energía y brillo en los
ojos en mis futuros colaboradores.
Si mi trabajo está orientado al largo plazo en primer lugar
tendré que pensar qué valores quiero para mi equipo, y en segundo buscar a
gente que los comparta. Por último asegurar que estos valores se respetan para
mantener la motivación, y por tanto el rendimiento del equipo, arriba.
En las buenas compañías, por supuesto, abundan los “Mis”
Y tú, ¿te reconoces y reconoces a tus compañeros en esta
clasificación?
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