Hay líderes que exigen siempre algo más.
Responsables que te sacan de tu zona de confort porque saben que puedes dar más
de ti. Si, además, reconocen tus logros, serán grandes motivadores.
Anna Wintour, uno de las mujeres más importantes de
la moda a nivel internacional. Dirige la versión americana de la revista Vogue y
su personalidad fría y demandante le ha valido el seudónimo de Nuclear Wintour.
"No estás haciendo ningún esfuerzo. Estás
dejándote llevar (...) ¿Y quieres saber por qué ella no te da un beso en la
frente ni te da una estrella dorada al final del día?" Con esta
reprimenda, Andrea Sachs (papel que encarna Anne Hathaway en
la película El diablo se viste de Prada) se da cuenta de que si
quiere conservar su puesto de trabajo deberá estar a la altura de su jefa, una
directiva extremadamente exigente tanto consigo misma como con su equipo;
alguien que piensa por y para la empresa y busca cumplir objetivos.
Nadie dijo que trabajar con un líder autoritario
fuera tarea fácil. Un responsable que responda al apelativo de 'exigente' te
llevará al límite, te pondrá elevadas metas y esperará mucho más de ti que
cualquier otro. "Un comportamiento que podrá servirte de aprendizaje, ya
que te apartará de tu zona de confort y te enfrentará a retos", resume
Noelia de Lucas, directora comercial de Hays España.
'Auctoritas' vs 'potestas'
Debemos ser capaces de distinguir entre un jefe
autoritario y uno que solamente quiere demostrar su fuerza y poder. "El
primero será aquél que esperará que trabajes duro y alcances nuevas metas, pero
reconocerá tus logros; el segundo suele ser fiel a la filosofía del 'ordeno y
mando' y, cuando las cosas van bien se cuelga las medallas, mientras que tira
balones fuera cuando las tareas no salen como deberían", describe José
Manuel Casado, socio fundador de 2C Consulting.
A Robert Nardelli, empresario que ha dirigido con
mano dura algunas de las multinacionales más conocidas de Estados Unidos, se le
acusó de instalar la cultura del miedo en The Home Depot cuando en el año 2000
tomó las riendas de la compañía, que se encontraba en una situación financiera
muy delicada. Siete años después, había conseguido sanear la empresa.
Un mal jefe "puede llevarte a estar quemado, y
si el nivel de exigencia es inalcanzable puede incluso provocarte depresión
profesional", advierte Montse Ventosa, presidenta de Truthmark. Un líder
que hace gala de su potestas y sólo refleja lo negativo "lo único que
consigue de su plantilla es bloqueo", avisa De Lucas. Esta actitud no sólo
perjudica a los profesionales que trabajen para él, sino también a la empresa
porque "aunque a corto plazo pueda cumplir ciertos objetivos, a largo
corre el riesgo de destruir al equipo", sentencia Micaela Suárez de
Tangil, manager de Page Personnel. Ya se sabe que, en la mayoría de los casos,
los empleados no se van de su empresa sino de su jefe. Sobre todo si éste es de
los que humilla y ridiculiza públicamente a aquellos colaboradores que no han
estado a la altura de lo que él les pedía.
Tampoco es aconsejable sacar conclusiones
precipitadas sobre el carácter del responsable, ni dejarse llevar por la
opinión de otros compañeros, porque puede pasar que ese jefe en cuestión no sea
tan malo como parece y sí alguien motivador que pide tanto a los demás como a
sí mismo. Es más, muchas veces "son los peores empleados quienes
consideran a su responsable excesivamente duro", recuerda Casado. Para
distinguir entre uno y otro observa, pues normalmente cuando un jefe es bueno
(aunque exigente) se pondrá a sí mismo altos objetivos, y no sólo al equipo;
mientras que si simplemente quiere demostrar su superioridad no será todo lo
duro que debería con su propio trabajo.
Cómo tratarlos
Convivir con un jefe exigente, que propone retos
nuevos y respeta la consecución de objetivos no es sencillo. Pero hay algunos
consejos que se pueden seguir para hacer de esta experiencia algo positiva.
Ventosa propone los siguientes:
"No digas que sí a todo, ya que, al
contrario de lo que pueda parecer, un jefe duro no quiere personas a su
alrededor que le bailen el agua sino profesionales que le
aporten diferencias y le ayuden a mejorar; promete menos de lo que puedas
cumplir, para no romper los plazos; ten claros tus límites, hasta dónde estás
dispuesto a llegar y cuánto estás dispuesto a sacrificar para conseguir
resultados; pregunta, pide claridad y, si no sabes algo, no empieces a trabajar
sin más, asegúrate de que tienes toda la información necesaria para no perder
tu tiempo ni el de tu jefe.
Además, trata de ofrecer feedback, ya
que un responsable exigente valorará positivamente tu percepción sobre él y sus
métodos de trabajo. No olvides ser altamente eficaz y comunicar abiertamente la
labor que estás realizando, pero no alardear sino poner en valor tu trabajo".
Un liderazgo de este estilo puede hacerte mejorar
como profesional, avanzar y desarrollarte en tu puesto, aprender de tus errores
y superar tus propios límites. Pero no te dejes llevar por el Síndrome
de Estocolmo, es decir, no te involucres emocionalmente.
De Lucas recomienda actuar con distancia para no
llevar al terreno personal las llamadas de atención que puedas sufrir en el
trabajo, por ejemplo. "Si consideras que te va a afectar psicológicamente,
deberás analizar si te compensa seguir o no, y tomar una decisión",
sostiene este experto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario