Los modelos tradicionales de gerenciamiento están cambiando, en
especial, en los modos y formas de los altos ejecutivos. Consejos para
incorporar las nuevas tendencias en management.
Como un capitán que puede llevar
a su tripulación a puerto seguro o naufragar en el intento, el líder de una
pyme tiene la enorme tarea de mantener a su equipo enfocado y motivado en su
tarea para alcanzar el éxito y lograr un crecimiento sustentable. Por eso, el
liderazgo es una cuestión clave en las empresas.
“El estilo de liderazgo es
crucial para el desarrollo de cualquier empresa porque el crecimiento depende
de la capacidad que tengan sus líderes de conseguir resultados a través de
otros”, dice Gonzalo Rossi, CEO de la consultora Whalecom, al comenzar su
conversación con Multitaskers.
Pero, ¿cómo suele ser el
liderazgo en las pymes y cómo influye esa cuestión en el desarrollo de la
compañía? “Por lo general, este tipo de empresas mantiene una cultura bastante
patriarcal, muy pocos toman las decisiones y el resto coopera. Pero las
generaciones más jóvenes no están abonando este modelo: lo que quieren es
colaborar, comprometerse, entender los objetivos y agregar valor, entonces,
necesitan un modelo más participativo”, analiza Andrea Linardi, directora de la
consultora AL Grupo Humano. Y agrega: “Hay que tener en cuenta que esto es algo
que han planteado las nuevas generaciones, pero el cambio es transversal y
todos los empleados, sin importar su edad, están pidiendo un nuevo tipo de
gestión”.
El camino al liderazgo
Inspirados en modelos de
gerenciamiento tradicionales, las cabezas de las pymes suelen comportarse más
como jefes, como autoridades que inspiran respeto y dan órdenes, que como
verdaderos líderes. “La figura del líder se distingue porque inspira confianza
a su equipo que, a su vez, presenta una actitud de servicio. El objetivo de un
buen líder es transmitir y enseñar con el ejemplo, otorgando distintos grados
de libertad a sus pares. Estas pequeñas diferencias generan grandes cambios en
el clima laboral”, grafica José Demicheli, profesor en Prácticas de Dirección
en IAE Business School y CEO de Adblick Agro.
Sin embargo, esto no implica dar
un giro de 180 grados ni desterrar lo hecho hasta el momento, sobre todo, teniendo
en cuenta que las pymes nacen a partir de la idea y el espíritu fundacional de
sus creadores. “Hay que mantener la intuición y visión del creador, pero
rodearlo de una nueva forma de gerenciamiento y comunicación. No es opacar lo
realizado, sino complementarlo con un modelo nuevo en el que se aproveche la
potencialidad de cada individuo. El número uno siempre tiene que estar al
frente y marcar los objetivos, pero el camino debe ser más participativo”,
enfatiza Linardi.
Demicheli coincide en la necesidad
de incorporar las nuevas tendencias en management para que las pymes mantengan
una línea de crecimiento. “Lo que se observa en las pymes que mantienen un
sistema de liderazgo tradicional, es que la gente en general se desmotiva, no
existe una identificación directa, se trabaja por necesidad y es difícil que el
empleado encuentre satisfacción. Sin duda, dicho sistema no genera
beneficios para ninguna de las partes, ya que un empleado que no se siente
parte de la compañía porque no es feliz con lo que hace, difícilmente explote
todo su potencial”, describe el especialista.
Sumarse al cambio
Para implementar estos cambios,
se puede empezar con pequeños pasos. “El desafío es conseguir ubicar a personas
idóneas en las posiciones clave, proveer el feedback necesario para que esas
personas desplieguen todo su potencial y reafirmar los comportamientos
esperados con un sistema de reconocimiento claro y transparente”, recomienda
Rossi.
“Las pymes deben aggiornarse, ser
flexibles, dando libertad con responsabilidad a sus empleados y generando
ámbitos donde la persona pueda ser parte de la estrategia y, así, aportar a la
compañía”, suma Demicheli. Y brinda algunos consejos prácticos, como
“implementar puestos rotatorios, horarios flexibles y lugares de trabajo en función
a la comodidad y la interdisciplina”.
Por su parte, Linardi aconseja
que el camino que se decida para implementar estos nuevos modos de liderazgo
sea personal y no encasillarse en procesos predeterminados. Para eso, “se
necesita empezar a investigar y aprender, capacitarse y buscar mentores que
ayuden a transitar el camino”, asegura.
"Delegar siempre es positivo. No se delega la
responsabilidad, pero sí que la gente pueda actuar, equivocarse y pensar
lateralmente."
Dejarse acompañar en la tarea es
clave y, por ende, los líderes tienen que comenzar a pensar que un buen equipo
puede ser una gran ayuda y que no es necesario que absolutamente todas las
decisiones pasen por ellos.
“Delegar siempre es positivo. No
se delega la responsabilidad, pero sí que la gente pueda actuar, equivocarse y
pensar lateralmente. Esto dará como resultado la aparición de soluciones
mucho más creativas que aquellas a las que el dueño está acostumbrado,
posiblemente, porque siempre lo hizo de esa manera”, concluye Demicheli.
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