Si has incumplido tus
buenos propósitos de verano, ahora tienes una nueva posibilidad, más allá de
apuntarte a un gimnasio. El nuevo año es una oportunidad para cambiar de vida
laboral definitivamente.
Cuando regresaste al
trabajo después del verano también te lo planteaste, y probablemente ahora
vuelvas a hacerlo con la llegada del nuevo año: tus niveles de tolerancia a un
trabajo o a una empresa que no te llenan, a tu jefe, o a una carrera
profesional insatisfactoria están bajo mínimos... Y la perspectiva de 2015
quizá sea el punto de inflexión para cambiar definitivamente de vida
profesional.
Irte de tu trabajo, de
quien te manda o de tu compañía implica que evalúes el giro que estás a punto
de dar. El cambio de sector o de profesión es una oportunidad, debes crear tu propia
estabilidad laboral desarrollando un nuevo juego de habilidades transferibles y
pensando a largo plazo, adelantándote a los cambios del mercado laboral.
Si tu objetivo es el
cambio, debes aportar un nuevo valor y presentar nuevas credenciales profesionales,
capacidades y habilidades completamente distintas y adaptadas al nuevo mercado
de trabajo.
La clave
El cambio radical no es una locura. La estabilidad en el empleo
ya no tiene que ver con mantener el mismo trabajo
en la misma empresa, sector o carrera.
Debes tener en cuenta que
cada vez más profesionales que persiguen un cambio buscan el trabajo de su vida
en alguna ocupación o carrera que nada tiene que ver con lo que habían hecho
hasta ahora.
Lo primero que has de
valorar si decides lanzarte a esa gran transformación profesional es que la
estabilidad en el empleo ya no tiene que ver con mantener el mismo trabajo en
la misma empresa; ni en el mismo sector, o en la misma carrera. Tienes varias identidades
profesionales y no debes aferrarte a una única.
1. ¿Sabes qué recompensa
te hace ser fiel a tu empresa o trabajo? Contestar a esto –y estar bien seguro
de ello– resulta fundamental cuando decides cambiar de actividad, compañía o
carrera. Es un buen antídoto contra la frustración. Si la decisión de
permanecer en un trabajo se basa en razones puramente económicas, no es de
extrañar que decidas aguantar lo inaguantable, y que no te importe quedarte
estancado. Recuerda que el dinero no es suficiente argumento para el cambio.
Aunque el elemento económico sigue siendo uno de los principales cuando se
habla de motivación, su impacto es a corto plazo, y suele interiorizarse o se
olvida. El salario, más que una motivación, es un básico, del mismo modo que lo
es el lugar de trabajo o los recursos para desempeñar una actividad. Puesto que
el dinero no es un elemento motivador a largo plazo, como tampoco lo es la
palmada en la espalda, te queda la carrera profesional. Pero debes saber que
las organizaciones ya no son capaces de ofrecer las carreras que podrían
satisfacer a los profesionales. Aunque muchas empresas explotan esto desde el
punto de vista de la comunicación, lo cierto es que no pueden llevarlo a cabo.
Al final, debes pensar en motivaciones intrínsecas, del tipo «siento que estoy
aprendiendo»; «formo parte de un grupo exclusivo»; «soy útil en la
organización»; o «me siento reconocido».
2. La forma de irte
influirá en tu futuro profesional. Si decides marcharte o cambiar, no olvides algo muy importante:
lo único que no abandona nunca un profesional es su marca personal. La forma de
despedirte te perseguirá en otros trabajos y determinará tu futuro laboral. Si
te vas mal, la consecuencia inmediata es el primer impacto que provoca en tu
marca y en las empresas a las que luego podrías incorporarte.
3. ¿Dominas las nuevas
fórmulas para encontrar trabajo o cambiar de carrera? Nunca debes
empeñarte en aquello para lo que no estás dotado. Y debes estar bien seguro de
qué quieres realmente en el trabajo que estás buscando; qué es para ti lo
imprescindible y lo accesorio. También resulta crítico que te plantees si
realmente sabes buscar trabajo; si sabes vender tus aptitudes y si has
utilizado los canales más adecuados para entrar al mercado laboral o cambiar de
actividad, empresa o sector. Has de tener en cuenta algunos factores que ya están influyendo en tus
posibilidades de éxito. El
primero es que un gran
porcentaje de las ofertas no se publican o ya están asignadas antes de que
comience un proceso de selección. Hay un mercado de trabajo oculto, y el
networking se revela como una forma efectiva de encontrar los trabajos que no
están publicitados. Una vez que hayas definido tu hoja de ruta, debes
investigar para conocer la metodología de reclutamiento de las empresas, y
conocer la segmentación de los cazatalentos que hacen búsquedas en las que
puedas estar interesado. Hazte visible a través de técnicas como el networking efectivo; en conferencias del
sector, participando en redes sociales de forma proactiva, o elaborando un blog
profesional. Otro factor que debes tener en cuenta es que si el
mercado laboral pide nuevas habilidades y capacidades profesionales, las
ofertas de empleo no pueden seguir siendo como siempre. Los anuncios
clasificados de toda la vida no tienen ya mucho sentido. Aparecen nuevos
reclamos que responden a una nueva manera de reclutar y que demuestran una
capacidad para sintetizar y comprender los valores de la compañía y
transmitirlos a quien los pueda entender. En tercer lugar, debes entender
que el currículo, aunque necesario, ya no es suficiente para llegar con éxito
al puesto que deseas. Cada vez pesan más la personalidad y los valores del
candidato. Para los empleadores resultan cada vez más irrelevantes tus éxitos
pasados y la forma tradicional en la que los vendes.
4. ¿Cuánto pesan las redes
sociales en tu vida laboral? La pregunta es si la presencia y actividad en las redes
resulta tan determinante como para abandonar o descuidar otras estrategias y
herramientas tradicionales. ¿Será nuestra imagen en Twitter, LinkedIn o
Facebook la única que recojan los reclutadores? En todo caso, debes entender
que se trata ante todo de la calidad del trabajo que seas capaz de mostrar en
los medios sociales, la manera en la que los utilizas, y si puedes usarlos como
correa de transmisión de lo que haces realmente. Si predomina la visibilidad
personal por encima de tu realidad profesional y de la relevancia apoyada en
hechos, cometerás un grave error.
5. Ten en cuenta los
nuevos modelos de trabajo. La relación entre empleado y empleador ya no es de por vida.
Aplica esto a tu búsqueda y descubrirás que implica la llegada de nuevos
modelos de compromiso, de carrera y de fórmulas de trabajo: debes valorar la
posibilidad de trabajar por proyectos, o tener en cuenta las posibilidades de
empleo independiente que transforma de manara notable la manera en la que se
entiende tu carrera o tu profesión. Buscar empleo se ha convertido en una
profesión muy complicada para la que hay que ser un verdadero especialista. En
un entorno en el que no funcionan las soluciones tradicionales, fabricar el
propio puesto parece una opción razonable para los que optan por algo
distinto.
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