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domingo, diciembre 02, 2012

Una cuarta parte de los directivos despide a sus empleados por mentirosos


Una encuesta revela que casi el 20% de los trabajadores miente cada semana en la oficina.

Mentir implica siempre un engaño intencionado y consciente. La mentira es una herramienta que, aunque controvertida, es utilizada por todos y cada uno de manera puntual, y en la mayoría de los casos con el fin de beneficiar la propia imagen. Parece una manera inteligente de salir de apuros, pero un engaño conllevará siempre a una sucesión de mentiras que convertirán al mentiroso en un genuino “estafador”.

Mientras la mentira se mantiene en secreto, su artífice parece fuera de peligro. Sin embargo, la gran mayoría de las mentiras que se dicen en la oficina buscan evadir alguna responsabilidad concreta: bajas por depresión, por enfermedad viral (una de las más frecuentes), largas colas de tráfico o una avería del coche.

Parecen todas la excusa perfecta, hasta que el recurso es utilizado de manera tan frecuente que termina por descubrir la estrategia del mentiroso.

Pero, en realidad, mantener una imagen responsable y honesta en el trabajo puede reportar beneficios en el entorno laboral. Sin embargo, una encuesta realizada en CareerBuilder.com ha revelado que casi el 20% de las personas miente semanalmente en el trabajo, y el 15% de los encuestados reconoció haber sido sorprendidos mintiendo.

Mentir es parte de la estrategia

El director del Centro para la Excelencia Laboral y profesor de la Universidad Estatal de Idaho en Estados unidos, Dan Bobinski revela al digital Management-Issues que las mentiras se han convertido en la estrategia de marketing perfecto para mantener el mercado mundial.

Existe una relación consciente entre el proveedor y el consumidor, en la que ambos saben que existe un porcentaje de falsedad en lo que se promueve, para hacerlo más llamativo y lograr su venta. Lo mismo ocurre en la mayoría de las áreas de la vida cotidiana.

Los trabajadores, por su parte, mienten por múltiples razones. Mienten porque están tratando de complacer a los clientes o porque no quieren ser castigados por cometer un error. Mienten porque están avergonzados, o porque están tratando de manipular la situación a su favor.

La mentira también implica la ocultación deliberada de cualquier cuestión, pero ocurre más comúnmente como una declaración de propósito o esfuerzo que está destinado a engañar. Si estas son las motivaciones comunes para mentir, ¿cuáles son los efectos expansivos? Bobinski ofrece un ejemplo:

El caso de Richard (cuyo nombre es ficticio para resguardar su imagen). El experto relata que Richard fue acusado de acoso sexual en su trabajo. La mujer que hizo la afirmación era su compañera de equipo, asignada a varios proyectos con él. Sin decir nada a Richard, la mujer informó a recursos humanos de que Richard "la desnudaba con la mirada."

Como resultado, Richard se vio obligado a asistir a rehabilitación para acosadores sexuales y a continuar su vida profesional con una mancha permanente en su expediente: “acosador”. Se le dijo que cualquier nueva denuncia contra él daría lugar a su despido de la empresa.

Richard insistió en su inocencia, pero recursos humanos se mostró inflexible. “Me dijeron que no importaba, siempre y cuando la mujer sintiese que fue acosada sexualmente, fue acosada sexualmente.”

Toda mentira tiene un precio

Aunque no se esté consciente en muchas ocasiones, toda mentira tiene una consecuencia negativa, un precio, si es descubierta la verdad, la imagen del mentiroso quedará sucia para siempre y, si afecta a un tercero, la imagen de una persona inocente habrá sido puesta en entredicho por una calumnia.

En el caso de “Richard”, este supo luego la verdad. Tuvo la oportunidad de hablar con su ex compañera de equipo y preguntarle por qué presentó la denuncia falsa en la empresa. Su respuesta fue increíble. Ella contestó que, simplemente, no le gustaba trabajar con él, y no encontró otra manera de que le reasignaran otro equipo. Para terminar le dijo que negaría lo que le había contado si alguna vez la delatase a recursos humanos.

La mentira de esta mujer fue costosa, asegura Bobinski: “En primer lugar, el costo sólo para documentar acusaciones de acoso sexual se encuentra situado en miles de dólares. Y, como una nota al margen, el costo promedio para los empleadores por defender una demanda por acoso sexual (que es obligatorio por parte de la empresa) es de 150.000 dólares por demandante.”

“Luego está el precio que pagó Richard. La mentira de su compañera también afectó su salud mental, sus posibilidades de ascenso, y por lo tanto sus ingresos. Probablemente afectando sus perspectivas laborales futuras, - todo por una persona que decide contar una mentira", sentencia Bobinski.

Aunque una de cada cinco personas admite que miente en su lugar de trabajo, el experto asegura que la gente no da importancia al hecho de mentir y sus efectos negativos. Los datos recientes aseguran que el 25% de los gerentes despiden a su personal por no ser honestos y haber sido descubiertos mintiendo.

“Considere esta posibilidad: sus mentiras con respecto a una cosa insignificante a menudo conducen a mentiras más grandes y más complejas. Entonces, cuando son descubiertas, muchos terminan en la cárcel y sus familias con el corazón roto. Lo que la gente necesita es darse cuenta que decir mentiras pequeñas puede ser como una droga de entrada adictiva que lleva a las más grandes, las mentiras más devastadoras", dice el experto.

El estudioso recomienda tener cuidado con las mentiras. Muchas veces las personas mienten sólo por mentir, sin una base que justifique tal acción. Entonces estarán frente a un grave problema, la mentira es una estafa y por tanto en muchos casos un delito. Al estar en peligro de ser descubierto, se jugará su estabilidad laboral y nada que perjudique más su imagen que ser despedido por mentiroso. Practique la sinceridad y el profesionalismo, cultivará una mejor imagen personal y evitará futuros dolores de cabeza.

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