El
informe "Perspectivas económicas de América Latina 2013",
desarrollado en conjunto por el Centro de Desarrollo de la OCDE y la
CEPAL, demostró,
nuevamente, que el desarrollo de América Latina, tanto económico como social,
pasa por un actor cuyo rol ha sido constantemente subestimado: la pequeña y
mediana empresa.
La
inestabilidad y el cambio constante del contexto y economía a nivel mundial
plantean nuevas necesidades. Una de esas es trabajar privilegiando la
región. No se trata de egoísmo ni de ceguera. Se trata de que, ante un
entorno cambiante, América Latina
debe privilegiar ahora su crecimiento y fortalecimiento como conjunto,
considerando que los rasgos, necesidades y desafíos de los países que la
conforman son similares.
Es en
este contexto que las PYMES presentan un potencial incalculable. Con el impulso adecuado,
pueden ser el bastión del cambio estructural y el aumento de la productividad
de cada país y, en consecuencia, del continente. Obviamente, es más fácil
decirlo que hacerlo. Es
necesaria una coordinación y voluntad que hasta el momento no se ha visto para
lograrlo.
Esta
deuda que tienen los países de América Latina es difícil de comprender, sobre
todo considerando que los números desde hace años nos revelan la importancia de
las PYMES. De hecho, estas representan 99% del total de firmas en la
región y emplean a 67% de todos los trabajadores. Sin embargo, a pesar de
esta realidad, su contribución al PIB y su productividad total son bajas.
¿Dónde están las razones de semejante
desaprovechamiento y falta de apoyo?
Los
problemas de financiamiento son quizás el principal obstáculo. De acuerdo al
mismo informe, sólo 12% del total de créditos otorgados en la región van
hacia estas empresas, comparado con el 25% en los países de la OCDE.
El
desarrollo, entonces, plantea desafíos. Es aquí donde debemos ser capaces de
identificar oportunidades y poner herramientas a disposición. El apoyo de los gobiernos es fundamental,
aumentando los financiamientos y destrabando los accesos a ellos, otorgándole
institucionalidad al emprendimiento y capacitación al sector.
Un uso
eficiente de las tecnologías de la información es clave también para el
desarrollo integral de las PYMES, que les permita equiparar el mercado con las
grandes empresas reduciendo costos y ampliando sus oportunidades. Tomar
conciencia de la importancia del pequeño y mediano empresario no significa
renunciar al más grande. Se trata
de que, en un mercado tan cambiante y con una economía que se hace cada vez más
impredecible, depender del contexto exterior parece un poco arriesgado, sobre
todo considerando que a nivel local contamos con un recurso con un potencial
tremendo y que no ha sido correctamente impulsado. Las PYMES están ahí,
esperando nuestro apoyo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario