Los
tiempos actuales requieren una gerencia que se preocupe por dar valor a su
gente, una gerencia de impacto que entienda y practique la responsabilidad
social que posee con el entorno y por lo tanto genere en quienes la
experimentan identificación con ella y compromiso consigo mismos a través de
comunicaciones interpersonales que construyan vínculos.
La
gerencia es un proceso que consiste en el logro de las metas organizacionales
con y a través de los colaboradores. Asimismo, “gerenciar es escuchar,
pensar y dar respuesta (Mejía, 2009)”, o sea, practicar una escucha activa
que permita detectar necesidades e intereses en los clientes internos y
externos para buscar la satisfacción plena en el cliente. Empleado satisfecho,
cliente satisfecho.
Dentro de
ese marco, la gerencia sostenida en la comunicación debe promover la
consecución de metas con los trabajadores, tomando en cuenta sus conocimientos,
experiencias, intereses y necesidades, logrando que el trabajo sea
significativo y su desempeño se convierta en algo relevante para ellos. Para el
ser humano, lo significativo es todo aquello que se relaciona con lo que él es
como persona. En consecuencia, estos son elementos que se han de considerar en
la gerencia para lograr una plena satisfacción de su equipo de colaboradores.
Por eso,
en la organizaciones no existe un modelo único de comunicación, existen actores
únicos que se adaptan a su entorno para comunicarse. Para realizar cambios
conductuales en las personas se requiere algo más que la exigencia de ello, se
requiere autoridad moral. Las personas no pueden demandar respeto y lealtad si
no son capaces de respetar y son infieles a sus principios, lo que constituye
una de las competencias más complejas que han de poseer quienes se consideren
gerentes en el nuevo siglo.
Valorar a
las personas no ha de ser considerado un cliché o una frase digna de ser
escrita, repetida y citada para semejar ante quienes se enfrentan a ella,
verdaderos entes sensibles a su contenido y extensión. Se trata de una actitud
particular, propia y personal que se ha de desarrollar, madurar y poseer sin
que importe para ello el nivel de conocimiento o cargo que se posea en
una empresa.
Para
considerar la función gerencial sostenida desde la comunicación es necesario
centrarse en el ser humano como sujeto que aprende, piensa, siente, construye y
transforma el sistema o habitat donde convive.
Todas las
personas poseen el mismo valor, social, organizacional y gerencialmente hablando,
pues de no ser así se estaría hablando de la existencia de una raza
completamente extraña y ajena genéticamente a la humana, cuyas condiciones
habrían de ser tales que su valor pueda ser cuantificado de manera totalmente
distinta a la nuestra.
Pensar en
el receptor como eje de nuestra comunicación demanda la comprensión única de la
importancia que las personas poseen en el entorno organizacional en cuanto al
concepto que se posee del capital humano.
En el
fondo se trata sostener un sistema de gerenciamiento que sea propenso a
estimular la conversación dentro de la organización para la formación de
vínculos, sean estos personales o virtuales, de manera de lograr un ámbito
laboral sustentado en la identificación de cada persona con las metas de la
organización y que, a la vez, les permita a todos sus miembros ser parte de una
misma comunidad de intereses. Ésta es la finalidad de la moderna gestión a
partir de la comunicación.
Nota
escrita por el Lic. Adrián Lomello, profesor del seminario “Comunicaciones
interpersonales”, integrante de la oferta académica del Programa de Liderazgo Ejecutivo para Directivos y Gerentes de Cámaras Empresarias.
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