Según
una encuesta, la mayoría quisiera insultarlos o renunciar. Las quejas son
porque no valoran su trabajo ni apoyan su desarrollo. Para los especialistas,
es la causa principal del mal clima laboral.
El estereotipo que indica que en
las relaciones laborales los subordinados detestan a sus superiores tuvo su
actualización cinematográfica más reciente en Quiero matar a mi jefe. En
la película, tres empleados víctimas de superiores insufribles deciden terminar
definitivamente con ellos. En la realidad habitualmente se está lejos de esos
extremos, pero al parecer el cliché de los jefes poco queridos sigue teniendo
sustento: una encuesta llevada a cabo por el sitio internacional
Trabajando.com, dedicado al reclutamiento de ejecutivos, indica que tres de
cada cuatro empleados tiene una mala relación con sus jefes.
Cuando a los encuestados, más de
dos mil argentinos, se les preguntó “¿Qué te gustaría decirle a tu jefe?”, el
30 % de ellos contestó que tenían ganas de espetarle un insulto: “Váyase a la
punta del cerro y déjeme hacer mi trabajo” (la frase ofrecida como opción evita
la grosería pero es elocuente, explican en Trabajando.com).
A su vez, un 28 % expresó estar
deseoso de dejar oír un breve pero contundente “¡renuncio!” y un 18% de la
muestra afirmó que quisiera contestar a alguna indicación de su jefe con un
virulento “hágalo usted mismo”.
Pablo Molouny, gerente general de
la filial argentina de Trabajando.com, señala que estas respuestas (que suman
el 76 % de la muestra) indican una relación insatisfactoria con los jefes. “La
experiencia indica que aún la respuesta ‘¡renuncio!’, que podría interpretarse
como insatisfacción hacia el trabajo y no hacia el jefe, es en la mayoría de
los casos dirigida a los superiores y no a la empresa empleadora”, explica
Molouny.
El resto de los encuestados
respondieron que quisieran decirle a su jefe “quiero ser como usted” (un 19%) y
“lo quiero tanto” (un 5 %). Aunque un 6 % de quienes optaron por estas
respuestas admitieron que lo harían de modo irónico.
Basado en su experiencia en
entrevistas laborales, Carlos Contino, de Cona Recursos Humanos, señala que en
la conversación de búsqueda laboral es típico que los candidatos deban
responder sobre por qué dejaron su último empleo o por qué están buscando un
cambio laboral. “Ante estas preguntas, más del 50 % nos responde ‘por el mal
clima laboral’ y cuando indagamos sobre eso aparecen los problemas con los
jefes”, cuenta Contino. “Como consecuencia,
frecuentemente nos encontramos con la frase ‘no me voy de la empresa, me voy de
mi jefe”, resume el experto.
Molouny coincide plenamente: “lo
habitual es que las personas no tengan grandes diferencias con las
organizaciones para las que trabajan, sino con sus líderes”, dice. Para Contino, las quejas más
comunes hacia los jefes son: “no valora mi trabajo”, “pocas veces o nunca hace
referencia a mi buen desempeño”, “siempre marca mis debilidades y no mis
fortalezas”, “no me apoya en mi desarrollo” y “¡no entiende que tengo una vida
además del trabajo!”.
Según la investigación de
Trabajando.com, la mala relación con los jefes no está relacionada
necesariamente con que los empleados los consideran incompetentes. Cuando se le
pidió a los encuestados que evaluaran a sus jefes en una escala del uno al
siete, siendo uno la nota más baja, un 64 % los calificó con cinco puntos o
más.
“Muchos empleados reconocen en su
jefe un buen profesional, lo que le reprochan en general es su incapacidad para
ser un buen líder de equipo”, explica Molouny.
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