¿Quién y con qué criterio puede definir un producto como creativo?
¿Hemos de valorar una obra como creativa en el nivel de la persona que la realiza o en el nivel de la historia humana?
¿Cómo podemos valorar, juzgar aquello que por su propia esencia es nuevo, original, desconocido?
Por momentos pienso que es un vano intento. Cuántas veces verificamos los errores de valoración, por ejemplo en el campo artístico. La obra de grandes creadores fue primero juzgada sin valor alguno y a posteriori distinguida, apreciada y hasta tal vez sobrestimada.
Lo ocurrido con algunas invenciones como el siguiente episodio:
«Una vez, un banquero enfurecido le dijo a un inventor que se llevara «Ese juguete» de su despacho. Ese juguete era el teléfono».
El campo empresario tampoco es ajeno a la problemática de la valoración de lo nuevo y valioso.
La creación de productos con un alto grado de novedad produce serias dificultades. La evaluación mediante investigación de mercado, puede a veces pronosticar el fracaso de un producto.
Empresarios con coraje e inventiva para emplear el marketing y la publicidad logran a veces a pesar de dichos pronósticos grandes éxitos de venta.
Para alertar sobre lo espinoso del terreno de la evaluación y de la falta de visión que tanto obstaculiza la innovación y la creatividad, considero oportuno citar el siguiente material:
«En 1899, en un ataque de honradez y miopía aguda, el director de la Oficina de Patentes de Nueva York elevó una instancia a la superioridad solicitando el cierre de su propio departamento. La razón de tal sugerencia: que todo lo que podía inventarse ya estaba inventado y no cabía esperar nada importante para el futuro. Su petición fue archivada. Empezó el Siglo XX y, con no menos mala pata, el ilustre científico Lord Kelvin declaraba que «la radio no tiene futuro, los rayos X resultarán una farsa y las máquinas más pesadas que el aire no pueden volar de ningún modo» Pero las máquinas pesadas ¡vaya que si volaron! y llegaron a la luna, los rayos X, con los antibióticos y los trasplantes, alargaron de 40 a 70 años la esperanza de vida de las personas y la radio, la televisión, el teléfono y la computadora hicieron del mundo una auténtica aldea global. Hasta la vida cotidiana se revolucionó con los electrodomésticos, el automóvil y el compact disc. Si el director de la oficina de patentes y Lord Kelvin, el famoso físico que creó las escalas de temperaturas que lleva su nombre, levantaran la cabeza... Sería curioso verlos».
Estamos convencidos de la necesidad de ser cuidadosos para con la evaluación de los productos creativos.
Con el objetivo de brindar una guía en este difícil tema voy a plantear una propuesta consistente en cuatro criterios para la valoración de productos creativos.
Criterios de Valoración
Criterio Diferencial
Tiene como objetivo establecer una discriminación al juzgar un producto según se considere su creatividad:
A) A Nivel Individual.
B) A Nivel Socio-cultural.
Una persona puede generar un producto que para ella es completamente nuevo, original y valioso. Puede suceder que en otro nivel dicho producto sea ya conocido sin que dicha persona lo supiera.
Es lícito pensar que en el nivel individual logró una obra creadora, aclarando que en el nivel socio-cultural no.
La primera de mis definiciones de la creatividad tiene en cuenta este criterio diferencial.
Criterio Tipológico
Ghiselin 1958, propone distinguir los productos creativos en dos niveles basándose en una jerarquía descriptiva:
A) Nivel Superior. Cuando se crea un nuevo complejo semántico, una nueva unidad de significación.
B) Nivel Inferior. Cuando se modifica, adapta o se extiende un esquema o un complejo semántico ya conocido. Podemos ejemplificar el nivel A, con el surgimiento de una nueva escuela artística como el cubismo y el nivel B con las
obras que se desarrollan posteriormente siguiendo esa corriente.
Criterio Pragmático
En el campo de la creatividad aplicada, para poder considerar un producto como respuesta adecuada y eficaz, además de ser nuevo, original, deberá ser beneficioso y útil.
Deberá aportar una solución pertinente y creadora a un problema en las organizaciones, en lo educativo o en el diseño.
Un ejemplo del campo empresario es el de la tarjeta de compras o de crédito que logró su plena incorporación en un segmento importante del mercado.
Es también el caso de los servicios de envío a domicilio de diferentes productos de consumo que de a poco logró en Buenos Aires una repercusión y difusión considerable.
La dificultad con la aplicación este criterio es evaluar a priori lo que puede o no ser exitoso a posteriori.
Para sortear en parte este problema y ser consecuentes con la esencia de la creatividad propongo un cuarto criterio.
Criterio Prospectivo
En el campo de la creatividad, valorar los productos creadores nos sitúa ante una difícil paradoja: ¿cómo juzgar, valorar lo nuevo, lo original, lo creador con parámetros existentes?
Pensamos que un camino posible es utilizar lo que he llamado «criterio prospectivo».
Consiste en trasladarnos por medio de la imaginación al futuro. Una vez allí diseñar los parámetros de evaluación pertinentes a ese nuevo escenario y valorar entonces desde el futuro imaginado el producto en cuestión.
Los pasos son:
1) Conocer el nuevo producto en profundidad.
2) Proyectarnos por medio de nuestra imaginación a la época del futuro que consideremos necesario (6 meses, 1 año, 5 años).
3) Imaginar cómo es el escenario en ese tiempo futuro. Visualizar sus proyecciones posibles: sociales, políticas, económicas, culturales, los acontecimientos que pueden haber ocurrido, sus posibles consecuencias, las modificaciones producidas en comparación con el punto de partida.
4) En dicho escenario, qué parámetros de evaluación pueden dar cuenta del valor de dicho producto.
5) Evaluar desde dicho escenario y con los criterios pertinentes a esa nueva realidad surgidos del paso anterior, el producto o servicio en estudio.
6) Por último, con la nueva información obtenida verificar si se puede emplear para mejorar el producto o servicio.
No pensamos que este método de evaluación nos asegure una valoración totalmente certera, pero creemos que puede ser significativamente más apropiada a la naturaleza de la creatividad.
En lugar de valorar un producto nuevo con lo existente y desde el presente permite hacerlo desde un horizonte prospectivo y desde un futuro imaginando diferentes escenarios. Permite la disociación del momento histórico presente entre evaluador y producto de la creación.
Carlos Churba. La Creatividad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario