Gates hoy es un incansable filántropo full time. Dejó
Microsoft en 2008 para dedicarse a su Fundación, con la que lidera programas de
salud y educación global. Aquí algunos de sus consejos para ser un buen
conductor.
William Henry Gates III nació en 1955 en Seattle, estado de Washington
(Leon Neal/Pool via REUTERS)
William Henry Gates III nació en 1955 en
Seattle, estado de Washington, en el extremo noroeste de EEUU. Su punto de
partida fue una familia acomodada, aunque la mega fortuna que hizo luego fue
obra de su propia capacidad. Su padre fue un socio destacado de un estudio de
abogados poderoso de la ciudad y su madre trabajaba en el First Interstate
BancSystem y pertenecía a la sociedad filantrópica United Way. Abandonó la
Universidad de Harvard para dedicarse de lleno a programar y a desarrollar un
software que fue en un comienzo el sistema operativo MS-DOS, en 1981, y que
luego evolucionaría a Windows, en 1992, y sus sucesivas versiones. A los 31
años era multimillonario.
En 2008 dejó Microsoft la compañía que él mismo había
creado y dio un giro sorprendente a su vida que lo transformó de un
programador de software a un experto en saneamiento y financiador de la
lucha global contra el hambre y las enfermedades a través de la Fundación Bill
y Melinda Gates, que encabeza junto a la que ahora es su ex esposa.
Antes batalló contra Steve Jobs por
patentes y licencias de software y dispositivos, pero ahora discute con el
economista francés Thomas Piketty sobre desigualdad económica
y distribución de la riqueza. Su capacidad visionaria lo hizo decir por los
años ‘80 que su sistema operativo estaría instalado en todas las computadoras y
no se equivocó demasiado, salvo por la competencia que le puede imponer Mac, de
Apple. En 2015, predijo que un virus peligroso podría matar a millones de
personas y la actual pandemia de coronavirus le ha dado la razón.
Es un experto en saneamiento y financiador de la lucha contra el hambre y las enfermedades a través de la Fundación Bill y Melinda Gates, que encabeza junto a la que ahora es su exesposa (Photo by Frederic Stevens/Getty Images)
“Si algo va a matar a más de 10 millones de personas en las
próximas décadas será un virus muy infeccioso, mucho más que una guerra. No
habrá misiles, sino microbios”, dijo aquel día en una charla TED. Se
refería a cuánto dinero se había gastado en armas nucleares qué poco en
sistemas de salud pública, por lo que concluía que el mundo no estaba preparado
para afrontar una pandemia.
Por su trabajo filantrópico, actualmente Gates es un experto
en vacunas y epidemiología, pero no por la irrupción del SARS-CoV-2
sino por haber pasado más de una década financiando y ejecutando planes
de investigación de punta para derrotar la malaria, la poliomielitis y el VIH. Además,
de aportar dinero, se involucra en los proyectos, conversa con los científicos
y se reúne con pobladores de las aldeas africanas beneficiarias de su
labor. Por todo esto, es una autoridad en salud pública y educación.
La fortuna personal de Gates está estimada en 103.000
millones de dólares, la mayoría de los cuales están invertidos en la
Fundación.
En una exposición, en 2019, en la escuela secundaria a la
que asistió en Seattle, Haller Lake, Gates compartió algunos
de sus lineamientos sobre el tipo de mentalidad que se requiere para
construir el propio éxito.
Entre sus muchas lecciones aprendidas en la vida y los
negocios, el cofundador de Microsoft dijo algo que puede ser beneficioso para
cualquier líder: desarrollar la habilidad de delegar mejor.
Gates admitió que delegar fue una tarea difícil para él
al comienzo de su empresa, pero era consciente de que si no lograba hacerlo su
compañía no podría escalar. Para que lo hiciera él no podría estar en cada
detalle como en los inicios, sino que tendría que confiar en otras
personas para generar sus softwares.
La fortuna personal de Gates está estimada en 103.000 millones de
dólares, la mayoría de los cuales están invertidos en la Fundación
(REUTERS/Lindsey Wasson/File Photo)
A medida que Microsft creció también lo hicieron sus
responsabilidades de gestión por lo que tuvo que delegar no sólo los temas en
los que se destacaba, como la creación de los programas, sino también aquellas
cuestiones en las que no era tan hábil en el ámbito de una organización para lo
que tuvo que contratar a quiénes lo hicieran mejor que él.
Tener un gran equipo es el primer pilar para la delegación
exitosa de un líder. Y se debe establecer una confianza mutua entre líder
y equipo para que el primero se sienta cómodo delegando y compartiendo
responsabilidades. A la vez, delegar tareas efectivamente es una habilidad que
lleva a los empleados a sentirse útiles, capacitados e integrales para el
funcionamiento de la organización.
Los siguientes son los 9 lineamientos dados por Gates
para ser un líder exitoso:
1. El líder debe dar a las personas el “por qué” detrás
de su razón
Los miembros del equipo que no entienden por qué una tarea
en particular importa y cómo encajan en ella tienen menos probabilidades de preocuparse
por cumplir exitosamente las tareas. Los líderes que delegan bien dan
contexto a los miembros del equipo sobre lo que está en juego, lo que está
involucrado, cómo las piezas encajan en el panorama general y por qué
es importante hacerlo. Al destacar la importancia y la singularidad de una
tarea en particular y pintarla como una oportunidad de asociación, los
líderes aumentan la motivación y las posibilidades de seguimiento.
2. Fijar metas y expectativas claras para inspirar
compromiso en el equipo
Aquí Gates habla de entusiasmar y comprometer a sus
colaboradores. Primero se debe definir el trabajo y el papel de cada uno.
Luego, comunicar con gran claridad todas las expectativas para una
comprensión completa. Finalmente, confirmar que todos lo comprendieron.
Recomienda, en este punto, hacer que todos repitan lo que escucharon para que
no se pierda nada ante una posible mala interpretación.
3. Delegar en las personas correctas
Es importante desarrollar la habilidad de delegar en
las personas correctas, ya que la experiencia, el conocimiento y las
habilidades son importantes para la tarea a encarar. Se debe estar lo
suficientemente familiarizado con cada miembro del equipo para saber
cuáles son sus conocimientos, habilidades e incluso su estilo de trabajo
preferido. Ser consciente de la carga de trabajo actual de esta persona a
la que se le asigna la tarea para saber a ciencia cierta si tiene tiempo para
asumir más trabajo.
4. Centrarse en los resultados
Concéntrate en lo que se logra, en lugar de quedarse
atascado en los detalles del trabajo y pretender que deba realizarse de acuerdo
con los métodos de líder. Se debe permitir que brille la libertad
de creatividad y la fuerza y el estilo de cada contribuyente individual en
lugar de exigir una forma de hacer las cosas. Permitir que algún miembro del
equipo tenga cierto nivel de control del proceso y la toma de decisiones
facilitará el éxito, la confianza y la participación en el trabajo.
La información es poder, la información nos hace libres. Gates lee constantemente para estar informado
5. Proporcionar reconocimiento
Es natural querer sentirse reconocido por los gerentes por
su buen desempeño y trabajo duro. La dopamina química, un neurotransmisor
producido en el cerebro, estimula las partes que procesan las recompensas y
crean emociones positivas como la satisfacción y el disfrute. Reconocer
a un empleado por su buen desempeño también salvará el negocio. La
falta de reconocimiento es la tercera razón más común por la que los empleados
eligen dejar a sus empleadores, según una encuesta entre 1.154
personas realizada por la consultora de recursos humanos Achievers.
6. Aportar a la comunidad
Utilizar la posición privilegiada para aportar al mundo
algo. En ese camino se encuentra el propio Gates con su fundación por lo
que parece estar más interesado en devolver parte de lo que ha ganado como
empresario.
7. Informarse
La información es poder, la información nos hace libres.
Gates lee constantemente para estar informado, muchas veces el entorno
exterior, siempre cambiante afecta a la actividad de las empresa y estando
informados es la única forma para estar alerta y tener capacidad de reacción,
algo vital para un ser un buen líder.
8. Disfrutar
Trabajar duro y ser exigente no significa no disfrutar en el
camino y poder tener una sonrisa en la cara cada mañana.
9. Ambición positiva
El éxito relaja, pero siempre hay que preguntarse a uno
mismo, en qué se puede mejorar, siempre hay un aspecto a mejorar. Esa actitud
es la que mantiene el éxito, ya que la suerte puede llamar una vez a la puerta,
pero el éxito es analizar cada pequeño aspecto y analizar cómo mejorarlo.
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