Torben Emmerling y Duncan Rooders en physiciansleaders.org del pasado 10 de diciembre plantean que existen aspectos positivos y negativos al tomar decisiones en grupo. Los riesgos principales incluyen el caer en el pensamiento grupal y en otros prejuicios que pueden distorsionar el proceso y el resultado final. Pero el juntar a varias mentes para resolver un problema tiene sus ventajas. Para utilizar los aspectos positivos e incrementar las posibilidades de que un equipo obtenga resultados satisfactorios los autores recomiendan adoptar las siguientes estrategias:
1.- Formar un grupo pequeño cuando se tengan que tomar
decisiones importantes
Los equipos grandes tienden a tomar decisiones guiadas por
prejuicios con mayor frecuencia. Por ejemplo investigaciones muestran que los
grupos de siete o más miembros son más susceptibles de caer en el prejuicio de
confirmación. Cuanto mayor sea el grupo mayor es la tendencia de sus
miembros de evaluar la información de forma que concuerde con información y
creencias pre- existentes. Manteniendo el grupo entre 3 a 5 miembros se pueden
reducir los efectos negativos y obtener los beneficios de múltiples
perspectivas.
2.- Escoger un grupo heterogéneo (la mayor parte de las
veces)
Diversos estudios han mostrado que los grupos formados por
personas con opiniones homogéneas tienen una mayor tendencia hacia realizar una
toma de decisiones prejuiciada. Los equipos con distintos puntos de vista
pueden neutralizar más eficazmente los sesgos. Pero el contexto tiene, también,
importancia: al intentar completar tareas que requieren de distintas
habilidades y perspectivas, tales como conducir una investigación o
diseñar procesos, los grupos heterogéneos pueden tener un mejor desempeño que
los homogéneos y por el contrario si se trata de tareas repetitivas que
requieran pensamiento convergente y entornos estructurados, como puede ser la
adhesión a procedimientos de seguridad en la asistencia sanitaria, los grupos
homogéneos funcionan mejor. Por tanto el líder debe analizar primero la
naturaleza de la decisión a tomar antes de reunir a un equipo adecuado.
3.- Designar uno o dos disidentes oficiales
Una forma de contrarrestar las tendencias hacia el
pensamiento grupal en los equipos es designar un “abogado del diablo” para que
cuestione el proceso de toma de decisiones del grupo. En equipos de más de 7
personas es conveniente que sean dos personas para evitar el aislamiento.
4.- Reunir opiniones de forma individual
El conocimiento colectivo de un grupo solo es una ventaja si
se utiliza correctamente, Para obtener el máximo de las distintas competencias
del equipo es aconsejable reunir las opiniones de forma individual antes de que
las personas compartan sus ideas en el grupo. De esta forma además de limitar
el pensamiento grupal, también disminuye la influencia de la antigüedad
percibida, los supuestos expertos o las agendas ocultas.
5.- Facilitar un espacio seguro para manifestar las ideas
Si queremos que las personas compartan sus opiniones y
participen en disensiones constructivas necesitan sentir que pueden
hablar libremente sin miedo a represalias. Para ello el líder debe fomentar la
reflexión y la discusión de opiniones divergentes, de posibles dudas y de
experiencias de forma respetuosa. Existen tres elementos básicos para crear un
espacio seguro:
a).- Centrar el feedback en la decisión o en la estrategia a
discutir, no en el individuo.
b).- Expresar los comentarios como sugerencias y no como
órdenes.
c).- Ofrecer feedback de forma que muestre que el líder
empatiza y aprecia a las personas que trabajan con él hacia una meta común.
6.- No apoyarse en exceso en los expertos
Los expertos pueden ayudar a los grupos a tomar decisiones
mejor informadas, pero una confianza ciega en sus opiniones puede hacer que el
equipo sea más susceptible ante sesgos que pueden distorsionar el resultado.
Investigaciones muestran que si se les hace parte de la toma de decisiones
puede hacer que el grupo se adapte a las opiniones del experto o realizar
juicios con un exceso de confianza. Por tanto es recomendable invitar a los
expertos para ofrecer sus opiniones sobre un tema bien definido, posicionándoles
como una parte externa al grupo.
7.- Compartir la responsabilidad de forma colectiva
El resultado de la decisión puede estar influido por
elementos tan simples como la elección del mensajero del grupo. Con frecuencia
se observa que un solo individuo es el responsable de seleccionar a los
componentes adecuados para el equipo, organizar la agenda y comunicar los
resultados. Cuando este es el caso los prejuicios individuales pueden influir
en la decisión de un equipo. Diversos estudios demuestran que para
contrarrestar estas tendencias negativas es conveniente asignar distintos
roles a los miembros de un equipo basándose en la experiencia y
conocimientos de los mismos. Más aún todos los componentes del equipo deben
sentirse responsables del proceso de toma de decisiones y del resultado final.
Una forma de hacerlo es pidiendo al equipo que firme un acuerdo de
responsabilidad conjunta al principio lo que facilita una distribución más
equitativa del poder y un intercambio de ideas más abierto.
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