Décadas de investigaciones evidencian que parece que el
factor cuya contribución es más importante para nuestra salud es la calidad de
nuestras relaciones y que, aunque la calidad de la asistencia médica es
totalmente fundamental sólo representa entre el 10% y el 20% de los resultados
que garanticen el bienestar. El estilo de vida es importante pero especialmente
en la faceta que tiene que ver con nuestras relaciones. Esto es con cómo somos
tratados diariamente en todas las áreas de nuestra vida, desde nuestra vida
personal, como profesional, académica o comunitaria.
Por tanto aunque la asistencia médica sea muy importante
debemos pensar cómo se apoya a las personas en la vida comunitaria y en sus
interacciones cotidianas. Por ejemplo numerosos estudios han mostrado que el
predictor más fuerte de la muerte de un hombre por una enfermedad cardíaca no
son los niveles altos de colesterol o de tensión arterial, sino su trabajo; es
fundamental para evitarlo tener un buen jefe y facilitar a los jefes la
adquisición de las competencias necesarias para serlo.
Investigaciones recientes sobre epigenética y sobre los
telómeros muestra que las acciones cariñosas pueden modificar nuestra
fisiología. El “estudio sobre los conejos” fue la punta del iceberg que ha
marcado el comienzo de la investigación sobre el tema: Robert Nerem al
final de la década de los años 70 del pasado siglo realizó un experimento con
conejos genéticamente idénticos a los que se les suministraba una dieta alta en
grasas para ver si ésta afectaba a la salud del corazón. Observó que un grupo
de los conejos estaba obteniendo unos resultados muy buenos y no podía explicar
las razones, llegando a pensar que algo se estaba haciendo mal. Al analizar lo
que diferenciaba a este grupo en relación a los demás vieron que era que una de
las investigadora no se limitaba a darles la comida sino que les cogía, les
hablaba y acariciaba. Les estaba ofreciendo cariño y amabilidad. Ante estos
resultados tan sorprendentes replicaron el estudio y los hallazgos fueron
similares publicando los mismos en Science.
Otro factor que se analiza en el libro es el de la soledad, que tiene dos aspectos:
a).- El número de contactos o relaciones que tenemos.
b).- El nivel o grado de conexión que sintamos con los
demás.
La soledad es otro de los factores que está demostrado que
supone un grave riesgo para la salud, igual que el tabaquismo, el exceso de
alcohol, la obesidad o la hipertensión. El conocimiento de su influencia sobre
nuestra salud permite que diseñemos actuaciones dentro de nuestras
posibilidades para ayudar a los demás. Ser amable es complicado y duro en
ocasiones, requiere aprender a navegar a través de los conflictos y éstos
surgen varias veces al día.
La equidad y la justicia son otros elementos que influyen en
nuestro estado de salud. Las “microagresiones” que sufrimos todos los días
tienen un efecto acumulativo negativo sobre nuestra salud. Para evitarlas
debemos ser todos conscientes de nuestros prejuicios y tratar de ser más
amables con los demás para no ocasionarles ningún daño. Por ejemplo, los
estudiantes de medicina de la facultad de Columbia realizan un test online que
les permite encontrar cuáles son sus prejuicios con la idea de
que reflexionen sobre posibles creencias y actuaciones que no son
conscientes que tienen y que ejecutan.
Harding finaliza la entrevista respondiendo a la pregunta de
qué es lo que nos falta en medicina destacando la importancia de la amabilidad
y que tenemos que centrarnos y reflexionar sobre cómo nos estamos tratando unos
a otros, tanto a nivel individual y como miembros de la sociedad.
Estas son las dimensiones sociales de la salud de las que no se habla en las
organizaciones sanitarias. No tenemos que olvidar, pues, ser amables en todos
los entornos de nuestra vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario