Cuando los líderes cuentan con un sentido claro de su propia
identidad el desempeño de la organización florece. Comprender cómo son como
personas les permite tener éxito en su rol como líderes y les va a aportar la
confianza necesaria para procurar liderar bien.
El entorno de trabajo actual está cambiando rápidamente, por
ejemplo los silos y funciones están desapareciendo y surgen los equipos de
proyectos, los equipos virtuales y numerosas formas de relaciones contractuales
nuevas, En este contexto los líderes para tener éxito deben:
a).- Sentirse cómodos en la ambigüedad.
b).- Ser flexibles en sus pensamientos e ideas.
c).- Ser capaces de centrarse en lo distintivo y único no
solo de las situaciones sino de las personas.
d).- Mostrarse abiertos a una amplia gama de opiniones que
pueden desafiar los cimientos de verdades, valores y creencias largamente
mantenidas.
Este nuevo mundo del trabajo requiere, también un nuevo tipo
de confianza que no procede exclusivamente de la experiencia y conocimientos
sino de la creencia en las propias habilidades para triunfar en situaciones
complicadas. Los líderes especialmente deben ser conscientes y creer que sus
comportamientos y acciones son responsables de los buenos resultados.
Al tiempo de adaptarse y ejercer de modelos los líderes
deben desarrollarse a sí mismos al tiempo que a sus colaboradores. No asumir
esa necesidad de cambio no es una opción. Los líderes deben ser capaces de
apreciar lo distintivo de cada individuo con el que trabajen y adaptar su
estilo de liderazgo. No hay que olvidar que en 2018, por ejemplo, los
millennials representarán el 75% de la fuerza laboral y los líderes deberán
estar preparados para responder a sus expectativas.
Los estilos de liderazgo con frecuencia reflejan los
contextos en los que son ejecutados. La revolución industrial se caracterizó
por un tipo de liderazgo dictatorial en el que lo que decía el líder debía ser
seguido sin cuestionar por lo trabajadores. Éstos se consideraban un recurso y
como oposición surgieron los sindicatos que gozaban de un gran poder.
En la actualidad estamos viviendo en una sociedad más
pluralista donde la capacidad de elección y las libertades para la mayoría son
prácticamente ilimitadas. Con la llegada de las tecnologías y de los entornos
de trabajo constantemente cambiantes la teoría de liderazgo se ha expandido
para reflejar esta nueva situación e incluye una serie de enfoques dirigidos a
lograr un liderazgo altamente efectivo. Entre estos destacan:
a).- El liderazgo de servicio.
b).- El liderazgo auténtico.
c).- El liderazgo con coraje.
d).- El liderazgo integrador.
La clave se centra en que si queremos liderar de forma
efectiva debe existir una sintonía con el contexto en el que lideramos.
Algunas investigaciones están demostrando que el rol del
líder se encuentra profundamente incrustado en la psicología humana, así como
el de seguidor. Se ha descubierto que el liderazgo está asociado con una parte
muy reducida de nuestro código genético que se conoce como rs4950 (De Neve,
Mikhaylov, Dawes, Christakis yFowler). El liderazgo sería pues fruto de
unas condiciones naturales y de un desarrollo posterior, que comienza por el
trabajo con nuestra identidad combinándolo con el desarrollo de una serie de
habilidades.
La IDENTIDAD la podemos definir como: “la
forma en que somos percibidos por los demás y por nosotros mismos. No se trata
sólo de nuestra apariencia (nuestra identidad externa) sino de cómo nos
sentimos (identidad interna)”.
Ser un líder en este contexto sería “tener la capacidad de
facilitar comportamientos humanos y desempeño organizacional positivos,
incluyendo en nosotros mismos”. Los líderes altamente desarrollados parece que
son capaces de articular una filosofía clara de liderazgo que puede estar
influida por experiencias pasadas o por factores culturales, políticos o
psicológicos. El desarrollo de una historia coherente y aceptable de cómo
queremos liderar es un paso esencial si queremos liderar con seguridad y
confianza.
Nuestra filosofía de liderazgo existe dentro de nosotros pero puede
ser que tengamos que descubrirla. El desarrollo de una identidad como líder
requiere que identifiquemos las cualidades de liderazgo que poseemos y que van
a hacer que los demás quieran seguirnos y comenzar a utilizarlas y
desarrollarlas de forma consciente.
El liderazgo es un proceso de interacción social con los
seguidores y en un contexto organizacional, por lo que su desarrollo debe tener
lugar en la intersección de estos tres elementos.
Conocernos a nosotros mismos y saber qué líder queremos ser
resulta esencial si queremos desarrollar un estilo de liderazgo que refleje
nuestras creencias y valores personales.
La excelencia no es el resultado de una misteriosa cualidad
que existe dentro de nosotros sino que es el producto de una rutina y requiere
trabajo, motivación y atención a lo que los autores consideran como los
principios fundamentales:
1.-
A).- APRENDIZAJE. En términos de crecimiento de
nuestra identidad como líderes se refiere al proceso de descubrir nuevas formas
de hacer las cosas. Puede estar promovido por la necesidad de resolver nuevos
problemas o de probar nuevos enfoques. Suele conducir a la incorporación de
nuevo conocimiento, habilidades y como consecuencia competencias.
B).- DESARROLLO. En relación con el incremento de
la capacidad de adaptación a entornos crecientemente complejos de una forma que
sea sostenible.
Todos tenemos el potencial para crecer a lo largo de nuestra
vida y cambiar y adaptarnos l entorno en el que vivimos. Un líder altamente
desarrollado es capaz de pensar con claridad en situaciones con niveles altos
de complejidad e incertidumbre.
2.- PRÁCTICA. PENSAR EN HACER NO ES HACER
Las intenciones y los planes no son acciones. Nuestra
identidad de líder se va a desarrollar a través de una combinación de
pensamientos y acciones, por tanto por la práctica. Practicar las actuaciones
correctas con frecuencia e intensidad conduce a un desempeño de liderazgo
mejorado. Para ello tenemos que aclarar:
a).- Qué es lo que tenemos que practicar.
b).- De qué forma tenemos que hacerlo.
c).- Las habilidades específicas que tenemos que
desarrollar.
Los mejores líderes son aprendices que entienden la
importancia de la práctica centrada y la implementan para dar respuesta a su
potencial, a través de pequeñas mejoras continuas que poco a poco se van a
convertir en algo grande.
3.- CAMBIO
Las personas se desarrollan como líderes con mayor rapidez
cuando se sienten responsables de su progreso en lugar de esperar que sea una
demanda de sus jefes o compañeros.
Un buen líder se siente obligado a desarrollar su talento al
nivel máximo posible. Considera que es su responsabilidad obtener el máximo de
sus posibilidades, sin depender de las elecciones que puedan hacer los demás al
respecto.
4.- DESPERTAR Y CRECIMIENTO
Despertar en términos de liderazgo implica apartar cualquier
deseo de controlar a los demás y abrirnos a la opción de que nuestra versión de
la realidad puede ser solo una de muchas posibles interpretaciones. Los líderes
eficaces aceptan perspectivas frescas y se muestran flexibles en sus enfoques.
Están dispuestos a aprender y valoran mucho sus relaciones con los demás con lo
que la calidad de su pensamiento y de su capacidad de resolver problemas se
incrementa.
5.- CAPACIDAD DE MIRAR HACIA DENTRO Y HACIA FUERA
Podemos profundizar en nuestras cualidades de liderazgo si
miramos a nuestro interior y entendemos nuestra naturaleza, nuestras
motivaciones, nuestros patrones de pensamiento e intuiciones y
miramos al exterior comprometiéndonos con los demás , con nuevos conceptos e
ideologías para generar nuevas perspectivas que añadirán significado a nuestro
trabajo con nuestros colaboradores.
Los líderes excepcionales sistemáticamente buscan entender y
desarrollar todos los factores que contribuyen al logro de sus metas. Todos los
días al finalizar la jornada laboral o después de eventos clave se hacen
preguntas de este tipo:
a).- ¿Cuál era el resultado que deseaba?
b).- ¿Cuál ha sido el resultado real?
c).- ¿Qué comportamientos míos han contribuido a ese
resultado?
d).- ¿Qué cosas nuevas he aprendido sobre el cómo y el dónde
puedo tener que centrarme en el futuro?
e).- ¿Qué he reforzado de lo que ya sabía?
f).- ¿Qué es lo que me queda por descubrir todavía?
g).- ¿Qué es lo que tengo que mantener o mejorar para la
próxima vez?
Es un error pensar que los buenos líderes están en constante
movimiento de una reunión a otra o respondiendo correos sin parar, ya que saben
dedicar tiempo a la reflexión sobre lo que funciona y lo que no, y a cómo
mejorar y fomentan el que sus colaboradores reserven tiempo y espacio para
hacer lo mismo.
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