Las empresas se
encuentran en pleno proceso de cambio. De hecho, recientemente, Juan Carlos
Cubeiro, Head of Talent de ManpowerGroup, advertía a más de 60 líderes de
empresas granadinas, durante un encuentro organizado junto a OnGranada Tech
City, sobre la importancia de “afrontar la Transformación Digital desde la
Transformación Cultural", dado que "el 100% de los empleos se verán
impactados por la tecnología y que la tasa de desaparición de las compañías se
ha quintuplicado en las últimas décadas". De ahí que el liderazgo se haya
vuelto crítico para las compañías, pues en él recae la tarea de tomar las
decisiones más adecuadas, a fin de alcanzar los objetivos marcados.
¿Cómo mejorar la toma de decisiones cuando las
organizaciones se mueven en un entorno VUCA, plagado de incertidumbres, cambios
y numerosos retos ligados a la escasez de talento? Un artículo publicado en Harvard Business Review (HBR) ha
dado con las claves. Según asegura, “decidir es la herramienta más potente
de la que disponen los managers para ejecutar su trabajo” y, mientras que
“fijar objetivos representa una aspiración”, la toma de decisiones impulsa la
acción.
En esta línea, Erik Larson, fundador y CEO de Cloverpop, una
solución basada en la nube, afirma que es posible “tomar decisiones
sistemáticamente mejores, al emplear prácticas y tecnologías basadas en la
economía del comportamiento”. De hecho, según explica, tras analizar a 100
directivos, durante tres meses, se ha descubierto que aquellos que las
adoptaron, lograron alcanzar los resultados deseados en un 90% de las
ocasiones. Un porcentaje que desciende al 30% en el caso de los directivos que
no aplicaron estas prácticas.
En este sentido, las razones para que, a pesar de los
beneficios, los líderes no mejoren su toma de decisiones se debe, en parte, a
que “los managers disponían de un acceso relativamente limitado a
información concreta hasta hace poco”, lo que, por otro lado, explica
el auge del Big Data en la actualidad y el interés cada vez mayor de las
organizaciones por atraer talento analítico.
El siguiente motivo está relacionado con la psicología.
“Los economistas del comportamiento han desvelado un abanico de atajos
mentales y sesgos cognitivos que distorsionan la percepción y ocultan
las mejores opciones”, explica el CEO. “La mayoría de las decisiones que se
toman en los negocios son colaborativas, lo que implica trabajos de análisis en
grupo y de consenso, que complican nuestros sesgos individuales”, añade. En
este sentido, el estrés laboral es otro elemento que limita la oportunidad de
tomar mejores decisiones, dando lugar a que muchos profesionales acaben
basándolas en el “instinto e intuición para reducir la incomodidad mental”.
Finalmente, la tercera razón se vincula a la tecnología,
a través de la cual se han automatizado muchas tareas de la gestión. La
economía del comportamiento demuestra que, proporcionar información más
compleja y ambigua, hace poco por ayudar a los managers y sus equipos con los
principales retos a superar para tomar mejores decisiones”, señala Larson, que
resume el camino hacia la solución en siete pasos.
- Apuntar
cinco objetivos o prioridades preexistentes de la empresa a los
que afectará la decisión.
- Fijar
varias alternativas realistas para incrementar las opciones.
- Identificar cuál
es esa información crítica que falta y que es importante tener en
cuenta, antes de tomar una decisión.
- Pensar
sobre el efecto que tendrá la decisión dentro de un año e
identificar escenarios parecidos para tener nuevas perspectivas.
- Involucrar
a un equipo de al menos dos personas, pero nunca más de seis, en
el proceso, con el objetivo de adquirir más enfoques y reducir los sesgos.
- Apuntar
lo que se haya decidido, además de por qué y cuánto apoya la
decisión el equipo, para así aumentar el compromiso y tener un punto de
referencia para medir los resultados de la decisión.
- Programar
una revisión de los resultados obtenidos, para dentro de uno o dos
meses.
No hay comentarios:
Publicar un comentario