El crowdequity está
cada vez más extendido como fórmula de financiación. Pero, ¿es una herramienta
válida para startups? ¿Qué ventajas aporta frente a los business angels o los
fondos de inversión?
LA HISTORIA
Manuel de la
Esperanza se dirigía a una reunión con el Consejo de Administración de
Wave, la empresa que fundó hacía unos pocos años. Aunque estaba convencido de
que a los miembros del Consejo les complacería la evolución de la compañía,
debía mentalizarles de la necesidad de iniciar una nueva ronda de financiación.
Apenas unos meses antes había cerrado una ronda de
financiación con business angels por valor de 500.000 euros. ¿Cómo reaccionaría
el Consejo ante su nueva solicitud de fondos? ¿Qué opinaría sobre las
diferentes opciones que Manuel tenía en mente?
Un servicio de
geolocalización
Wave es una
aplicación móvil que permite conocer la ubicación de otras personas en tiempo
real y contactar con ellas durante un periodo de tiempo determinado. Manuel y su compañero de universidad, Luis
Gelado, lanzaron primero la aplicación en Brasil para conocer la respuesta
por parte de los usuarios. Sus previsiones más optimistas se vieron
confirmadas: 60.000 nuevos usuarios por semana, alcanzando los 300.000 usuarios
activos al mes a finales de 2015, un 80% de ellos recurrentes, aunque de países
emergentes principalmente.
Sabían que tenían margen para crecer de forma sustancial los
próximos meses y años, por lo que realizaron una intensa campaña de promoción
presentando su aplicación en los eventos de startups más populares.
La financiación
En lo que se refiere a la entrada de inversores externos para
financiar el proyecto, Manuel y Luis habían sido muy precavidos. Al principio
recurrieron a la financiación de las "tres
efes" (fools, friends and family, es decir, incautos, amigos y familiares)
hasta obtener 375.000 euros para crear la empresa en julio de 2014. Tras
demostrar su viabilidad, pensaron en ir añadiendo inversores de forma gradual.
En julio de 2015, consiguieron reunir 850.000 euros adicionales de varios
business angels españoles y extranjeros, family offices y una aceleradora
estadounidense de startups. En la misma línea, en abril de 2016 consiguieron
500.000 euros de financiación adicional por parte de business angels, una ronda
completada por business angels del IESE.
Con esta forma de ampliar capital en pequeñas rondas, los
fundadores querían evitar crear expectativas demasiado altas y mantener el
control de su empresa. No obstante, pronto se dieron cuenta de que, para
sostener y acelerar el ritmo de crecimiento, sería necesario reunir más
capital. Sabían que tendrían que buscar una gran ronda de financiación, pero
preferían decantarse por una ronda intermedia e inmediata como medio para irse
preparando para su "primera gran ronda", que tendría lugar tras los
siguientes doce meses.
Así pues, apenas dos meses después de la última ronda de financiación, los fundadores de Wave
volvían a estar considerando diferentes opciones. Concretamente tres.
Tres opciones
posibles
La opción más fácil
era plantear la ronda de financiación con business angels y family offices.
Muchos business angels eran antiguos alumnos de los programas de formación de
directivos del IESE con capacidad financiera suficiente y podían facilitar las
relaciones con nuevos inversores. Pero a Manuel le preocupaba cuánto tiempo
podrían soportar los business angels las continuas exigencias de nuevo capital
de la empresa.
Por otra parte, Wave
podría necesitar hasta 10 millones de dólares para consolidarse como una
startup importante, y Manuel pensó que quizá los fondos de capital riesgo
serían los que mejor podrían cubrir tal cantidad. De hecho, este tipo de
inversores suelen preferir rondas de mayor tamaño que los business angels. Pero
dudaba sobre si esta segunda opción estaba en línea con su práctica de
financiar el crecimiento de la empresa de forma prudente. ¿Cuánto se diluirían
en una ronda de millones de dólares? Por otro lado, se planteaba si los fondos
de capital riesgo encajarían con sus actuales inversores y si tendrían
paciencia en caso de que Wave no alcanzara los resultados previstos en el
tiempo esperado.
Mientras debatían acerca de las ventajas de una y otra
opción, Manuel recibió la llamada del CEO de una plataforma de crowdequity
(financiación colectiva de capital) que había estado siguiendo a Wave desde
finales de 2014. En su día ya les había propuesto financiarse a través de su
plataforma, pero en aquel momento los emprendedores pensaron que era demasiado
pronto y prefirieron optar por business angels.
A partir del crowdequity,
la "multitud" (pueden ser cientos o miles de personas) que aporta la
financiación son realmente inversores y pasan a formar parte de la empresa, con
riesgos y beneficios similares a los de los business angels o los fondos de
capital riesgo. Pero, ¿una startup en crecimiento se ajusta realmente a las
premisas del crowdequity? La percepción general era que este tipo de
plataformas están limitadas a un cierto tipo de empresas que no tenían mucho
que ver con Wave. Además, una campaña de este tipo implicaba costes y esfuerzos
y probablemente supondría publicar gran parte de la información corporativa que
hasta entonces había permanecido en secreto.
No obstante, en cuanto al tamaño de las inversiones, el
crowdequity podía constituir un punto medio razonable entre una ronda local de
business angels y una ronda de fondos de capital riesgo.
En su camino hacia la reunión, Manuel consideraba sus diferentes opciones. ¿Cómo fundamentar ante
el Consejo la necesidad de financiación adicional dos meses después de la
última ronda? ¿Sería, ahora sí, el
momento adecuado para el crowdequity? ¿O bien sería mejor centrarse en las
opciones más tradicionales de los business angels y los inversores de capital
riesgo? Por otra parte, ¿qué beneficios
y desventajas ofrece el crowdequity para futuros inversores?
El caso Wave: en la cresta de la ola (E-187), elaborado por
el profesor del IESE Thomas Klueter y Amparo de San José, directora de la Red
de Business Angels del IESE, está disponible en www.iesep.com.
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