El vicepresidente de
GE evaluó las inversiones de la multinacional y habló sobre el vínculo con YPF
y Aerolíneas Argentinas; riesgos en el escenario externo.
MINIBIO
Profesión:
Graduado en Economía (Hamilton College en Clinton, Nueva York).
Cargo:
vicepresidente global de GE, compañía a la que ingresó en 1978 y en la que
ocupó diferentes posiciones estratégicas.
John Rice, vicepresidente de GE a nivel global y responsable
de la operación de todos los mercados emergentes, estuvo de visita en Buenos
Aires para seguir de cerca los programas de inversiones de US$ 10.000 millones
que anunció la empresa norteamericana para la Argentina el año pasado.
Dentro del plan estratégico está la construcción de siete
plantas de generación eléctrica, que ya está en marcha y que prevé una
inversión de US$ 900 millones y la creación de 2500 empleos. Y en materia de
aviación, desembolsó US$ 280 millones en Aerolíneas Argentinas para la compra
de cuatro aeronaves Airbus 330-200 y tres aviones Boeing 737-800. Desde junio
pasado, la empresa tiene un nuevo presidente global: John Flannery, quien vivió
en la Argentina en 1997. "Conoce muy bien el país y viene de visita con su
familia; tiene una afinidad especial con el lugar y una perspectiva global
importante. Creo que es bueno para GE y para la Argentina que haya tenido la
oportunidad de vivir acá; tiene sentimientos muy favorables", dijo Rice.
El vicepresidente indicó que GE, que tiene ingresos globales por US$ 123.700
millones, prevé una mayor inversión en el país, concretamente en el sector
energético, que se va a materializar en 12 o en 18 meses.
-¿Cómo ve a la
Argentina?
-Estamos muy entusiasmados por la situación que vemos. Luego
de la elección del presidente Macri fuimos una de las primeras compañías en
decir que veíamos un nuevo comienzo en la Argentina. Realizamos inversiones,
apoyamos a la aerolínea de bandera, trabajamos juntamente con YPF y lo hicimos
porque pensamos que es lo mejor para nuestra compañía y para los accionistas.
También sentimos que la Argentina tiene un futuro prometedor con la elección
del presidente Macri. Casi dos años después, llega el momento de crecer; ésa es
mi percepción.
-Sin embargo, en el
país hay un debate de por qué todavía no llegan las tan ansiadas inversiones.
¿Qué cree usted?
-Los inversores quieren ver que haya reformas; creo que eso
es justo. Pero nunca va a haber un momento en el que se vean todas las
inversiones que se quieren; es natural querer siempre más. Pero mi
presentimiento, luego de reunirme con líderes de instituciones financieras
globales -con los que tuve una conversación intensa de cómo la Argentina se
destaca entre otros países del mundo-, el sentimiento en general es muy
favorable. Sospecho que las inversiones extranjeras van a llegar.
-¿Qué es lo que más
les preocupa a los inversores?
-El Gobierno está trabajando para reducir los costos: los
impuestos son altos y el desafío de reubicar a los empleados y generar productividad
es todavía significativo; algunos de los procesos regulatorios son complicados.
La Argentina todavía puede modificar esos costos para mejorar el ambiente de
negocios. Nos encantaría ver más de eso, pero de todas formas no se va a
limitar lo que estamos haciendo ahora, pero sí [el hecho de que se modifiquen
los costos] lo haría más efectivo y tendría más impacto en los ciudadanos
argentinos.
-¿Cómo afecta a la
economía argentina la incertidumbre global por el terrorismo en Europa y por
Donald Trump gobernando Estados Unidos?
-Todos los países operan en el sistema global, la
geopolítica y el comercio internacional. Hay varias preocupaciones hoy; por
ejemplo, lo que ocurre en Corea del Norte y en Medio Oriente. La Argentina
depende de los mercados globales de crédito para obtener capacidad de
financiación, y si ocurre algo en el mundo que sacude a esos mercados, eso
tendrá un efecto en la cantidad de capital que habrá disponible para sostener
los proyectos y las iniciativas correctas en el país.
-¿Cuáles cree que son
los sectores más atractivos para invertir en la Argentina?
-Energía, seguro. Gas no convencional, Vaca Muerta. Uno
observa esas reservas y mira la producción de shale gas en Estados Unidos y no
es muy diferente. El potencial es igual de grande, pero hay que desarrollar las
cadenas de suministro para que el gas pueda ser extraído y procesado al costo
más bajo posible. Si la Argentina puede hacer eso, el gas va a poder ser usado
en el mercado doméstico y para exportación.
-¿Cree que la
decisión de los inversores puede cambiar según el resultado de las elecciones
legislativas?
-A la mayoría de los inversores les gustaría ver que
continuara el gobierno de Macri, porque sienten que hubo mucho progreso. No
todo es perfecto y sé que hay algunas personas en el país que quieren que las
cosas avancen más rápido; son pareceres que el Presidente y su equipo tendrán
que analizar. Creo que un cambio abrupto del Gobierno hubiera asustado a los
inversores. A ellos les gusta poder saber que el mediano y el largo plazo son
visibles y alcanzables. Los cambios abruptos en los gobiernos, de una manera o
otra, siempre preocupan, especialmente a los que invierten en infraestructura,
porque son activos de largo plazo y se busca la mayor claridad y confianza posibles.
La administración de Macri comenzó a garantizar eso; si cambiara creo que las
personas se echarían para atrás hasta saber mejor qué va a ocurrir.
-GE anunció el año
pasado una inversión importante, de US$ 10.000 millones, ¿cómo está avanzando
el proyecto? ¿Tienen planeado otro anuncio?
-Sí, estamos satisfechos con el progreso y nos sentimos bien
trabajando con YPF. Estamos conversando sobre otras oportunidades de inversión
y no sólo con YPF, sino también con otros líderes en el sector energético.
Estoy confiado en que algunos de esos proyectos se van a materializar en los
próximos 12 o 18 meses.
-Ustedes tienen proyectos
conjuntos con YPF y con Aerolíneas Argentinas, ¿cómo es trabajar con empresas
estatales?
-Es bastante confortable para nosotros. Entendemos las
limitaciones a las que se enfrentan y valoramos cuando se designan equipos de
liderazgo con intención de hacerlas más competitivas e independientes.
Aplaudimos eso y las podemos ayudar. Algo que el Gobierno podría esperar de GE
es una colaboración cercana con las empresas públicas.
-¿Cómo las puede
ayudar?
-Nosotros proveemos tecnología, equipos y capacitaciones de
alta calidad, pero también nos involucramos en el desarrollo de liderazgos y en
los entrenamientos; intentamos trasladar las ideas y las prácticas que tenemos.
Obviamente, todo depende del estatus de la empresa pública, de cuáles son sus
intereses, pero tiene que estar igual de interesada que las compañías privadas
en la competitividad, en la productividad y en obtener buenas ganancias.
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