Si bien la realidad y los últimos acontecimientos nos van
demostrando que el mundo en el que vivimos es cada vez más VICA (volátil, incierto, complejo y ambiguo), no es menos claro que
en el ámbito de la gestión de las personas en las organizaciones hay ciertas
tendencias que se van estableciendo como prioritarias.
Por el momento que estamos viviendo, podríamos decir que
estamos preparándonos para lo inesperado a partir de un enfoque dinámico e
intentando simplificar complejidades innecesarias.
¿Cuáles son, por lo
tanto, las principales tendencias en Recursos Humanos que están irrumpiendo
para 2017? Vale la pena repasar las principales:
Propósito.
Encontrar un "para qué" trascendente permite atraer al mejor talento,
sobre todo considerando que ya no es sólo el desafío de la Generación Y, sino
que ya se incorporan los Z. El propósito inspira una cultura más humana y
sensible, de identificación con una visión de transformación y auténtico
agregado de valor y contribución a un mundo más sustentable. Es el principio
del camino.
Experiencia del
colaborador. Así como en tiempos recientes las empresas dedicaron mucho
esfuerzo y energía para desarrollar programas de fidelización a sus clientes y
consumidores, el colaborador pasa a ocupar un lugar central. Comprender el
"viaje" de los colaboradores y cada uno de sus momentos de verdad
permite desarrollar una mirada holística e integral, y así generar
intervenciones apropiadas en los momentos oportunos y crear una relación de
valor más que instrumentando programas.
Talento líquido y
cada vez más diverso. No sólo el trabajo de por vida en el mismo lugar es
una pieza de museo, sino que ahora el colaborador boomerang (se va de la
empresa, pero al tiempo regresa) ya es aceptado y naturalizado, mientras el job
sharing (compartir una misma posición entre dos personas), el part time
(trabajo a medio tiempo) y los freelancers (especialistas que trabajan por
proyectos para diferentes empresas) se incrementan sistemáticamente con la
aparición de los aceleradores de innovación. Las diversidades que impulsan la
innovación también son cada vez más variadas, ampliándose a horizontes no
imaginados hace poco tiempo (¡y bienvenidas todas ellas!).
De jerarquía a
"redarquía". Las estructuras organizacionales actuales no
responden a las necesidades y a la dinámica que exigen los mercados. Estamos
pasando de equipos de personas a redes de equipos, y el poder no pasa por el
lugar en la escala jerárquica sino por el conocimiento y la experiencia para
capturar la oportunidad o resolver el problema. Las vacantes se transforman en
oportunidades y la agilidad es la palabra del juego que más se menciona.
Tecnología. La
automatización y robotización de tareas y el reemplazo de humanos por máquinas
impulsa a desarrollar nuevas competencias y preparar al talento para la nueva
realidad que tendrán que enfrentar. Las aplicaciones también empiezan a ser
parte de las propuestas y actúan como facilitadores, posicionando a los
teléfonos inteligentes como una herramienta de trabajo y conexión crítica. La
enorme cantidad de datos (big data) pasa de ser una carga a un aliado crítico
para planificar y decidir.
Espacio laboral.
Como muchas de las actividades ya no deben realizarse en la oficina y no hay
que ir al trabajo, sino que el trabajo va con cada uno en el celular y se puede
trabajar desde cualquier lugar remoto, el concepto del "tercer lugar"
-la casa, un bar o un espacio compartido- se instala definitivamente. Ello
impacta en una revisión integral del diseño de los edificios corporativos, que
pasan a ser contextos de conexión para determinadas situaciones específicas. Y
si bien se percibe cada vez mayor informalidad (de los viernes de vestimenta
casual a todos los días como símbolo) y espacios de inspiración, hay una
contratendencia con la revisión del concepto de espacios abiertos, para poder
optimizar la capacidad de concentración, sin perder la oportunidad de
interacción entre los integrantes de los equipos.
Bienestar integral. De
la idea de equilibrio entre trabajo y vida personal se evoluciona a una sola
vida, en el que los diferentes planos se complementan y potencian. La creencia
del trabajo de 9 a 18 es sustituida por la realidad de muchas zonas grises, y
es allí donde hay que esforzarse en impulsar la salud integral -física, mental,
emocional y espiritual- y donde la flexibilidad de los beneficios brindará la
posibilidad de personalizar las propuestas de bienestar para cada colaborador.
Por otro lado, el desarrollo de la resiliencia como respuesta a enfrentar
diferentes situaciones de turbulencia y salir fortalecidos, junto con la
felicidad, son otros dos conceptos que tendrán fuerte presencia.
Evaluación de
desempeño. Es un aspecto en el que el cambio es tan grande que el mismo
nombre cambiará (¡señalemos que desempeño es intentar encontrar los errores!).
De una o dos veces al año a múltiples oportunidades; de puntual a continua; de
feedback a feedforward; de burocracia, papeles y largos formularios a proceso
simple, dinámico y corto; de un solo evaluador (el jefe) a múltiples fuentes de
información; y de personas a equipos: estos son sólo algunos de múltiples
cambios que se avecinan.
Marca empleadora
digital. De comunicación de una sola vía a la interacción permanente, de un
solo canal a múltiples medios, de masivo a individualizado, de formal a
informal, de empleados y potenciales empleados a embajadores y comunidades de
pertenencia. De solo una marca a experiencia integral, con la transparencia
como eje central de transmisión y vivencia del propósito y valores.
Sintetizando, a mayor complejidad en los mercados y
crecimiento exponencial de la sofisticación tecnológica, se torna crítica la
necesidad de focalizarse en el lado humano del negocio, el único que puede generar
valor largo plazo y brindar una auténtica ventaja competitiva.
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