Tu lenguaje corporal o
una actitud distante pueden emitir señales no deseadas. Pide ayuda, pregunta a
tus colegas. Una autocrítica honesta es la única salida a una más que probable
pérdida de autoridad.
La autocrítica es esencial en el trabajo, lo que no quiere
decir que sea fácil. Se trata de conocer tus fortalezas y limitaciones, y cómo
otros perciben tu comportamiento. Pero sobre todo en lo referente a entender
cómo nos ven los demás, muchos de nosotros estamos sumidos en la más absoluta
oscuridad.
No percatarse de cómo los demás ven a uno mismo lleva a
malas decisiones y a relaciones arruinadas. No sólo eso. Cuando los demás
perciben que una persona no tiene clara su propia personalidad, puede afectar a
su autoridad y credibilidad. Una cosa es que alguien no sea gracioso y lo sepa,
y otra que no lo sea, pero que se crea chistosísima.
La falta de
autoconciencia te hará perder autoridad y credibilidad
Si la autoevaluación es tan importante, ¿por qué tanta gente
no la tiene? Un motivo es que, a menudo, las personas de tu entorno no aportan
señales claras. A veces, por cortesía -"¡Tu presentación salió muy
bien!"- y otras, por querer quedar bien -"Es evidente que es usted el
mejor gerente de la división, jefe"-.
Te ofrecemos algunas sugerencias que pueden ayudarte a ser
consciente de la imagen que proyectas al exterior:
Pide sinceridad
Recopila evaluaciones anónimas de compañeros y colegas, y
reúne los resultados en un informe general que no identifique quién dijo qué.
Un sistema de puntuaciones pueden ser revelador, pero
procura también formular preguntas abiertas. Ofrece la oportunidad de escribir
respuestas extensas. Para evitar comentarios ambiguos, pide que hablen sobre
acciones concretas, que pongan ejemplos reales, y separa las preguntas abiertas
que buscan comentarios sobre cosas que haces bien de aquéllas que buscan
comentarios sobre conductas problemáticas y puntos a mejorar.
Elige a personas que te conozcan bien y ten cuidado de no
centrarte en aquellos que solo buscan quedar bien diciéndote lo que quieres
oír.
Si formas parte de una organización grande, los
profesionales de recursos humanos o de desarrollo de liderazgo te pueden
orientar y recomendar recursos para todo este proceso. Si trabajas por tu
cuenta, podrías buscar el apoyo de un asesor ejecutivo que te ayude no sólo a
recopilar los datos, sino también a interpretarlos.
Haz las preguntas
correctas
No conviene cubrir todos los temas posibles. Es casi seguro
que los vendedores necesitan saber si inspiran confianza en los clientes, pero
quizá sea menos importante si son percibidos como eficientes, por ejemplo.
Considera tus objetivos: ¿qué cualidades son necesarias en tu puesto?
Para un 'feedback' sincero debes
buscar personas
que te hayan visto en acción y
que sean francas
Evalúa dos áreas que a menudo se salen del rango de visión
normal. Una de ellas es la firmeza. Muchas veces, la gente no reconoce cuándo
presiona demasiado o no presiona lo suficiente a los demás.
Algunas personas muy seguras de sí mismas son poco propensas
a escuchar los comentarios de sus colegas. ¿Quién quiere decirle a un compañero
insoportable que es inaguantable?
Mención aparte merece la receptividad, es decir, la
habilidad de asimilar lo que la gente dice y hacer que se sientan escuchados.
Síntomas de una baja receptividad son, por ejemplo, mostrar
desinterés por conocer otros puntos de vista, desplazar a los demás de las
conversaciones o dar reacciones no verbales que indiquen hostilidad o una mente
cerrada.
Haz un seguimiento
exhaustivo
Puedes intentar comunicarte con aquellas personas que
consideres francas. Recuerda, estas conversaciones son una oportunidad para
aprender más, no para defenderse o sacar pretextos.
Ejercita tu receptividad. Una de las claves para obtener un
flujo constante de comentarios es convertirse en lo que llamamos un
"sistema de baja presión". Al igual que su equivalente climático, las
personas con sistemas de baja presión absorben las cosas: información, ideas y
comentarios de aquellos que los rodean.
Imagina a dos gerentes que reciben comentarios críticos casi
idénticos sobre sus habilidades para dirigir proyectos. Uno de ellos escucha,
indaga para comprender más, expresa gratitud por los comentarios y después
modifica su comportamiento y le da seguimiento a la opinión de esa fuente con
el paso del tiempo.
El segundo gerente debate los comentarios, ofrece pretextos
y se defiende. Cero seguimiento. ¿Quién atraerá más consejos útiles en el
futuro? Sin duda, el primero.
Ve paso a paso
Comprométete hoy a dar un paso pequeño y concreto. Haz algo
-una cosa- que pueda iniciar un proceso hacia una mayor autoconciencia. Las
buenas intenciones que no obtienen un sitio en tu calendario probablemente se
desvanecerán.
Si estás al menos medio convencido de que la autocrítica
importa, da el próximo paso. Habla con alguien que consideres un modelo a
seguir por la forma en la que ejercita su propia autocrítica. Pídele a un amigo
de confianza y que forme un "sistema de baja presión" que te diga qué
imagen proyectas sobre los demás.
El colega con el que
todos quieren estar...
En un contexto laboral en el que hay menos estructuras
jerárquicas, ser un buen compañero será tu trampolín para ganar prestigio y
crecer como profesional.
- La forma de trabajar que han adoptado buena parte de las empresas instaladas en Silicon Valley se refiere a compartir la información y la agenda. Los datos fluyen en un entorno basado en la colaboración. Si eres de los que protege su agenda, esa avaricia no te ayudará a hacer amigos. Compartir la información es una vía para la mejora laboral.
- Ser responsable de tu trabajo no es sinónimo de estar enganchado a las herramientas tecnológicas las 24 horas del día. Conéctate cuando lo consideres oportuno y no trates de escaquearte de tus responsabilidades echando balones fuera.
- Mostrar tus ansias de desarrollo, sin pudor pero con respeto, al resto de tus compañeros te hará grande. Nunca intentes ser un trepa.
- Debes desterrar el 'porque lo digo yo'. Antes que mandar, sugiere. La diversidad, entendida como distintos puntos de vista para la mejora de un objetivo común, es el elixir de la productividad. La seguridad y la franqueza te ayudarán a ganar el aprecio de tus compañeros y que, de una manera natural, te designen como portavoz cuando haya que hablar con el jefe.
- Participa, interésate por lo que los demás aportan y nunca te aísles. Si no te mantienes alerta, esa comodidad puede llevarte a la rutina laboral, uno de los peores enemigos de la productividad. Recuerda que sólo conseguirás salir del letargo si eres capaz de prepararte para asumir nuevos desafíos.
... Y el que rehúyen
- No siempre es fácil ser consciente de la imagen que uno proyecta, pues algunas señales pueden resultar confusas. Aun así, existen claros síntomas de que te estás convirtiendo en un "ciego a tu sordera":
- Tus colegas no recurren a ti para pedirte opinión.
- Antes compartían contigo sugerencias de mejora o comentarios críticos sobre tu trabajo, pero últimamente ya no lo hacen.
- Ante una crítica, tiendes automáticamente a defenderte. Es como un acto reflejo.
D. R. Ames/A. S. Wazlawek. THE WALL STREET
JOURNAL
No hay comentarios:
Publicar un comentario