Ejemplo de estas herramientas son los “modelos para la predicción de la adopción de innovaciones”, los cuales permiten a las empresas calcular la probabilidad con la que sus productos o servicios serán adquiridos. Recientemente, el IIC ha desarrollado uno de estos modelos que, al incluir análisis de redes de relaciones sociales, constituye un novedoso y prometedor avance en materia de marketing.
El modelo surgió de procesar los datos de llamadas de los clientes de una compañía de tecnología móvil líder en España. A partir de este procesamiento de datos los especialistas del IIC lograron reconstruir una red de relación social, identificando comunidades, grupos y roles de dichos clientes.
Esta
reconstrucción, sumada al análisis histórico de la adopción de un servicio
específico ofrecido por la compañía, permitió elaborar algoritmos predictivos
dinámicos: algoritmos capaces de asignar —a los clientes que aún no han
adoptado el servicio— índices respectivos de probabilidad de adoptar el
servicio en un futuro próximo, en función de la red social, la comunidad de
pertenencia y el perfil de cada cliente.
Según un comunicado
de prensa del IIC, este modelo demuestra que la inclusión de las variables de
relación social en los modelos predictivos aumenta —en un 100%— la tasa de
detección de nuevas adopciones con respecto a modelos que no incluyen la parte
social.
La inclusión de las
variables de relación social en los modelos predictivos aumenta en un 100% la
tasa de detección de nuevas adopciones con respecto a modelos que no incluyen
la parte social.
Modelos de adopción
Los modelos para la
predicción de la adopción de innovaciones, o simplemente modelos de adopción,
se fundamentan en la difusión de
innovaciones, una teoría sociológica que pretende explicar cómo, porqué y a qué
velocidad se mueven las nuevas ideas (y tecnologías) a través de las diversas
culturas.
Estos modelos
(también llamados de contagio) asumen que la propensión de adoptar un producto
o servicio por parte de un individuo aumenta cuando crece el número de vecinos
en su red social que ya la han adoptado. Es a partir de esta premisa que es
posible elaborar algoritmos predictivos dinámicos, cuyos parámetros se estiman
con un conjunto histórico de datos de entrenamiento. Una vez entrenado, el modelo
se utiliza para determinar la influencia que un conjunto de clientes, usuarios
de determinado servicio, puede ejercer sobre el resto de clientes no-usuarios
que forman su entorno social.
La precisión de
estas predicciones se mide, entre otros métodos, a través del ratio de falsos
positivos (FPR), que es la tasa de predicciones de adopción erróneas sobre el
total de las que han resultado correctas. El modelo desarrollado por el IIC ha
demostrado que la inclusión de datos sociales en los modelos predictivos reduce
en un 30% el ratio de falsos positivos.
De este modelo,
asegura el IIC en su comunicado, se pueden beneficiar todas aquellas empresas
que dispongan de información relacional de sus clientes.
Si eres periodista
y quieres el contacto con los investigadores, regístrate en SINC
como periodista.
No hay comentarios:
Publicar un comentario