¿Cómo gestionás un equipo agotado? ¿Cómo hacés que reconecten y permanezcan motivados? En un período en el que las respuestas a estas preguntas parecen inexistentes debido a la presión y el estrés que imperan sobre todas las organizaciones, la solución parece venir de mano de los mismos colaboradores y equipos que las conforman, es decir, de las personas. ¿Te frenaste a preguntarles qué es lo que están necesitando?
Estamos ante una gran oportunidad de cambio y, bajo tal
contexto, no podemos pretender que los esquemas que venimos usando desde
siempre no solo se sostengan sino que también nos traigan los resultados que
buscamos. Los equipos de trabajo están cansados, estresados, cuesta seguir el
ritmo. Entonces, ¿Qué podemos hacer?
Primero que nada es
importante cambiar nuestro enfoque. Venimos de un mundo en el que separar
el mundo del trabajo del personal era no solo lo común sino lo que correspondía
hacer. Creíamos que existía la persona social y emocional por un lado y la
persona laboral por otro, ¡y que la primera no tenía nada que ver con la segunda!
Los problemas y los deberes de ambos mundos se acataban por separado. En una
nueva realidad en la que la línea divisoria entre hogar y oficina se volvió tan
fina, esa idea se torna insostenible. Estamos tratando con personas íntegras.
Al poner el foco en la persona, en su bienestar y desarrollo, las reglas del juego cambian: el
verdadero valor de toda organización radica en su capacidad de aprovechar el
talento de las personas que la conforman. Es por eso que tener personas
agotadas resulta una alarma para la estructura en su totalidad. ¿Es momento de
reinventarse?
Es muy posible. El primer paso a llevar a cabo es acercarte a tu equipo de trabajo. La
mayoría de las personas hoy en día tienen necesidad de hablar, necesidad de
descargar. Este acto en sí mismo ya tiene un efecto sanador siempre y cuando,
del otro lado, se encuentren con oídos que escuchen activamente. Esto quiere
decir que, como líder, tenés que estar genuinamente abierto a recibir lo que se
te dice y verdaderamente dispuesto a hacer, dentro de lo posible, algo al
respecto.
Escuchar pero después seguir pretendiendo resultados bajo
las mismas condiciones de trabajo que son las que están oprimiendo y generando
el desgaste es, como mínimo, contraproducente para el colaborador, el mismo
líder, el equipo y, al fin y al cabo, la organización.
El valor real de toda
organización radica en su capacidad de aprovechar el talento del personal que
tiene.
Es decir que para generar un cambio y lograr esa reconexión
necesaria, hay que estar dispuesto a
replantear, reorganizar y reestructurar tu equipo y tu organización en
función de lo que tus colaboradores están diciendo que necesitan para trabajar
de manera adecuada. Un cambio en la cultura organizacional no ocurre de la
noche a la mañana y toma, por lo general, un cambio de conciencia transversal.
No es misión para una única persona sino para la organización en conjunto. De
cualquier manera, el impacto que vos como líder podés tener en tu equipo ya funciona como semilla de cambio.
Algunas cosas que podés hacer: tratá los vínculos en tu equipo de una manera integral, es decir, a
las personas como a un todo. Fomentá el espíritu de equipo, habilitá los
canales de comunicación, acusá recibo de lo que te dicen y hacé todo lo que
esté a tu alcance para acatar sus necesidades y pedidos. Sé flexible, dentro de
lo posible, y empático, la vida está formada por muchos más componentes que el
trabajo y es posible que, durante algún período de tiempo, alguno de ellos
demande más energía y foco de parte de alguno de tus colaboradores. En
definitiva, gestionar equipos agotados es trabajar
con personas íntegras que tienen necesidades y posibilidades variantes. En
un contexto tan incierto y cambiante como este en el que nos encontramos, esas
necesidades y posibilidades pueden verse más afectadas, más sensibles, más
pronunciadas.
Hay que estar especialmente
cerca y especialmente atento.
Lorena Marino es CEO
de Crear Valor Juntos
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