Seinfeld, una serie televisiva especialmente rica en su interacción con temas de la economía. Captura TV
Ya está abierta la inscripción para el primer posgrado de
Álter Eco sobre economía no convencional. Entre otras bolillas, incluye “Seinfeldnomics”
1, 2 y 3; estudios de productividad con “Juego de Tronos”,
teoría de la decisión a partir de los Simpson e impacto del
ciclo global de precios de los granos en Downton Abbey.
Así están las cosas. El mundo de las series más
exitosas viene estrechando su relación con la economía a partir de una
doble vía: por un lado, los ciclos de TV –especialmente los de varias
temporadas– se usan como recursos pedagógicos para enseñar conceptos básicos de
la disciplina. Por el otro, hay académicos que se dedican a analizar los procesos
económicos subyacentes que explican los conflictos en varias de las series más
vistas de la historia.
Así como The Wire (“Bajo escucha”, HBO, 2002-2008) es la ficción favorita de los sociólogos (hay cátedras, seminarios y congresos específicamente dedicados a discutir la trama que trascurre en el submundo de una Baltimore sombría), series como Seinfeld, Los Simpson o The Office son particularmente ricas en su interacción con la economía. Lo que sigue son siete tráileres de los casos más paradigmáticos:
Dinero por estatus: lo más reciente al respecto
es una publicación académica de este mes, escrita por Mark Taylor y titulada
“Efecto Downton Abbey: casamientos de los siglos XVIII y XIX y precios
internacionales de las commodities agrícolas”. Taylor pone el foco en el
desplome de los valores de los granos en el último cuarto del siglo XIX, en
buena medida gracias a la expansión del ferrocarril en Estados Unidos y a la
irrupción de nuevos mercados oferentes. Esto llevó a que muchas familias de la
aristocracia inglesa entraran en bancarrota. Para salvar sus castillos y
fortunas, proliferaron los matrimonios por conveniencia entre jóvenes ingleses
con títulos nobiliarios e hijas herederas de los “nuevos ricos” de Estados
Unidos, que buscaban comprar estatus para estar a la par o superar en esa
carrera a los millonarios de la costa este que les enrostraban su linaje de
descendientes de los primeros colonos. La hipocresía en estos vínculos está en
el nudo de los conflictos de la serie Downton Abbey (2012), pero tiene raíces
económicas bien reales. Taylor rastreó al menos 100 de estos casos, el primero
de ellos de 1874 y el más famoso, de 1895, cuando la familia del magnate del
ferrocarril William Vanderbilt se alió a uno de los clanes más prestigiosos de
Inglaterra gracias al casamiento de Consuelo Vanderbilt con el noveno duque de
Marlborough, a cambio de una dote que ajustada por salarios reales hoy sería de
unos 400 millones de dólares.
El invierno se aproxima: la frase no es de un
ministro de Economía ante un ajuste inminente, sino tal vez el concepto más
famoso de Juego de Tronos, la serie de 73 capítulos estrenada en 2011 basada en
varias novelas de la saga “La canción de hielo y fuego” del estadounidense
George R.R. Martin. Según un análisis de Caroline Hsu sobre “La economía de
Westeros”, aunque la trama de G.O.T (tal su sigla en inglés) está repleta de dragones
y zombis helados, el mundo medieval de Martin está determinado por realidades
frías y duras de la economía. Hay recursos escasos y baja productividad en una
sociedad preindustrial. ¿Por qué no llegó la Revolución Industrial a los Siete
Reinos? Según Matthew McCaffrey, economista de la Universidad de Manchester,
porque hay varias visiones económicas en permanente disputa. Hsu le atribuye el
subdesarrollo a la ausencia de un sistema financiero y al desinterés de la
clase dominante por el progreso de los negocios.
La Teoría del Big Bang: cuatro economistas de
las universidades de Pennsylvania, Arizona, Monash y Washington State
escribieron primero un estudio académico, Bazinganomics: la economía del Big
Bang Theory y luego una plataforma de acceso libre a escenas de la serie
homónima para enseñar economía. Hay más de 100 clips de los estudiantes de
física ultra-nerds que remiten a conceptos básicos (y no tanto) de la
disciplina de Adam Smith y John Maynard Keynes.
Reducción al absurdo: por lejos, la serie favorita
para enseñar en los posgrados de negocios parece ser The Office, en su versión
norteamericana protagonizada por Steve Carrell. Aquí, al igual que en el caso
anterior, hay más de 100 cortos seleccionados online que permiten revisar
conceptos que van desde la diferencia entre desempleo cíclico y estructural (en
el capítulo en el que Michael Scott se queda sin trabajo) hasta el “efecto
dotación” de economía del comportamiento, en un episodio en el que el
excéntrico Dwight se niega a desprenderse de su telescopio en una venta de
garaje. El pionero en el uso de esta serie con fines pedagógicos es el profesor
de economía de la Universidad de Kansas Dan Kuester, que empezó a subir
propuestas pedagógicas basadas en The Office en 2013.
Homero económico: uno de los vínculos más
aceitados entre un universo de ficción y la economía tiene como protagonistas a
Los Simpson. Hasta hay un libro muy exitoso al respecto: Homer Economicus, de
Joshua Hall, donde sale a escena la economía de Springfield. La vida cotidiana de
la familia Simpson y sus vecinos coloridos sirve en los primeros capítulos para
ilustrar procesos de toma de decisiones individuales, y luego, en la segunda
parte, aparecen conceptos de dinero, mercados y gobierno.
South Park y la recesión mundial: el capítulo 184 de la serie animada South Park se titula “Villa Margarita” y está centrado en la última recesión global y en la discusión (absurda, desde ya, dado el tono del ciclo) de sus causas. En South Park hay varios episodios que aluden a la crisis de las hipotecas, a la burbuja inmobiliaria y al rol de los bancos, entre otros temas de la agenda económica.
Seinfeldnomics: el séptimo y último tráiler de
Álter Eco está dedicado a la serie cómica más exitosa de todos los tiempos. En
el capítulo “The baby shower”, Seinfeld mide pros y contras de colgarse del
cable, en la mejor tradición de la economía del crimen de Gary Becker. En otro
episodio, el cartero Newman y Kramer, el vecino lunático de Jerry, idean un
método para arbitrar botellas de vidrio desde Nueva York, donde se cobra un
depósito de 5 centavos de dólar, a Michigan, donde cobran 10. Y “El restaurante
chino” es un festival de conceptos económicos. Desde los costos de oportunidad
(Jerry discute cuánto está dispuesto a pagar por sentarse antes) hasta
criterios de eficiencia: Elaine insiste en que los turnos no deberían asignarse
por orden de llegada, sino priorizando a los comensales que tienen más hambre.
Si se prefieren las películas a las series, hay sitios con sugerencias de films con temática económica y sus escenas más útiles, como Moneyball, El Lobo de Wall Street o Una mente brillante. Pero eso es material para otro posgrado de Álter Eco.
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