Estamos viviendo en una economía del conocimiento donde el
trabajo mental cobra cada vez más importancia y el trabajo manual y las
materias primas pierden terreno. Si evaluamos la comparación entre los países
más ricos del mundo en ingreso per cápita por ejemplo Australia, Singapur,
Luxemburgo, Israel, Taiwan, y los países latinoamericanos más pobres donde por
supuesto Argentina está incluida, hay dos características básicas que nos
diferencian: La Innovación y la Educación.
Países más pobres paradójicamente son los más ricos en
petróleo. Sino miremos el ejemplo mas claro que es Venezuela. Con esto no
quiero decir, que no se malentienda, que los países dejen de producir materias
primas que brindan grandes ventajas competitivas.
Mi discusión va por otro carril. En Latinoamérica hacemos un culto del pasado.
Estamos obsesionados con el pasado y hacemos un culto permanente a las
ideologías. Los asiáticos por ejemplo están obsesionados por el futuro y
guiados por el pragmatismo.
La gente que se la pasa hablando de derecha e izquierda vive
en el siglo pasado. Nos cuesta cambiar ese chip mental que atrasa. No podemos
entender que ya no hay tal cosa como países de “derecha” y de “izquierda”: hay
países que atraen capitales y prosperan – que cubren todo el arco ideológico,
desde Estados Unidos hasta China y Vietnam y países que ahuyentan capitales y
viven en la pobreza, como nosotros en Argentina, Venezuela o Cuba, basándose en
su discurso ideológico berreta.
Los que atraen capitales, generan trabajo y riqueza a partir
de la educación y la innovación, que en Argentina tendría que estar en el
centro de la agenda política. Pero para esto tenemos que empezar a mirar hacia
adelante. Mirar lo que están haciendo otros. Discutir un programa a 20 años a
partir de un acuerdo nacional sobre bases más sólidas pensando en el largo
plazo y que cambie la historia definitivamente. Una especie de acuerdo de la
Moncloa pero a la argentina.
Romper la larga historia de auges y caídas que han
convertido a Argentina en un ejemplo clásico de país inmensamente rico
arruinado por el populismo y la incertidumbre política, cuya población está
acostumbrada a la gratificación instantánea y donde las etiquetas políticas del
siglo pasado están profundamente arraigadas no es algo que se dé un día para el
otro. Pero tomando un ejemplo que escuché del periodista argentino Andrés
Oppenheimer, ganador del Premio Pulitzer hablando de Países ejemplares, esta
imagen del billete de dos dólares de Singapur, que innova y mira constantemente
al futuro y que vale más que mil palabras, tal vez nos clarifique hacia donde
tenemos que apuntar:
Gustavo Sarnari. Titular de GS Consultora Desarrollo & Educación Organizacional – Licenciado
en Educación y Gestión Institucional por la Universidad Nacional de Quilmes –
TS en Marketing por el IS San Pablo de Villa Constitución – Posgraduado en
Formación Docente con especialización en Educación Superior por el IS San
Nicolás de Bari de San Nicolás – Autor del libro Marketing + Humano(S)
“Fortaleciendo el Potencial y Valor Humano en la Gestión Comercial de las
Organizaciones”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario