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miércoles, septiembre 20, 2017

Cómo seducir a una empresa en 15 segundos

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El currículo es aún el primer filtro para conseguir una entrevista laboral. Estos son algunos consejos para hacerlo más eficiente:

Parece sencillo, pero no lo es. En un mercado tan competitivo, el currículo es todavía una herramienta indispensable, el primer filtro, para conseguir una entrevista laboral. Tenga en cuenta que los reclutadores dedican apenas entre 10 y 15 segundos —un minuto como mucho— a su lectura. De ahí la importancia de que el producto, usted, capture la atención de la empresa. ¿Cómo conseguirlo?

“Lo más importante es orientarlo a cada oferta. Debe pensar: cómo me vendo, en qué destaco y me diferencio del resto. Hay que ponérselo fácil a la persona de recursos humanos, que criba centenares”, sugiere Salvador Sicart, director de Hays Response en España.

Más que un listado de las funciones desempeñadas, se recomienda 
resaltar dos o tres logros y otras tantas habilidades

La tendencia es incluir, después de los datos personales, un resumen ejecutivo o perfil profesional de cuatro líneas. Un extracto que lo identifique y deje claro por qué es un buen candidato. “Lo más difícil es saber contar lo que uno ha hecho”, opina Pilar Llácer, profesora de recursos humanos de EAE Business School. Por eso, “la presentación debe ser lo suficientemente atractiva para que el lector se quede enganchado”, aconseja Dominique Cerri, directora general de Infojobs.

Para Lluís Martínez-Ribes, profesor de neuromarketing de Esade, es cuestión de sensaciones: “No es qué quiero decir, sino qué quiero hacer sentir a quien lea mi currículo”. En ese primer párrafo recomienda el uso de metáforas, narrativas o storytelling. “Cuando pongo en marcha mi ordenador, me ilusiona sentir que mi trabajo sirve para mejorar la calidad de vida de las personas en ciertos momentos, por ejemplo, en el de la compra”, reza la suya. O, incluso, puede recurrir a un título o una frase de señuelo, apunta Delphie Arnau, coordinadora del Career Starter de TBS Barcelona.

Para gustos, mil colores. Pero los expertos coinciden en una estructura básica: datos personales, sustrato profesional, experiencia laboral y formación académica. Debe ser claro, conciso (máximo dos páginas) y que incluya su huella digital. A partir de aquí, los matices.

Lo ideal

Más que funciones desempeñadas, desde Infojobs aconsejan destacar dos o tres logros alcanzados y habilidades. “Por ejemplo: alza de un 10% de la producción con un 5% de reducción de costes, o reestructuración de la gerencia, obteniendo un ahorro de un millón de euros”, ilustra Cerri.

Mientras que Llácer, de EAE Business School, considera que debe haber plena consonancia entre la información en papel y la de redes sociales. “Un universitario tiene que tener ya un perfil en LinkedIn; ha de incluir su blog o Twitter, si lo tiene, o Instagram si es un gran influencer. Son datos diferenciales que van a aportar muchísimo valor al candidato”, asegura.

Un currículo ha de ser conciso y honesto, 
e incluir la huella digital si no va en nuestra contra

En este punto, las opiniones varían. Es cierto que cobra relevancia el perfil online, ¿pero hay que incorporarlos todos? Depende. “Si en Twitter hablas solo de drones, puedes ponerlo; si incluyes más cosas y fútbol, hace ruido”, difiere Martínez-Ribes, de Esade, que es partidario de que se excluya Facebook también. No así Carlos Martínez, presidente de IMF Business School, aunque avisa de los riesgos. “Facebook nos da un perfil más amplio de sus aficiones, amistades, forma de vida y de si se ajusta a los valores de la compañía. Pero muchas veces los jóvenes no son conscientes de sus repercusiones a la hora de encontrar trabajo”.

Foco, diferenciación, simplificación y sorpresa (gráfica, estética) son los cuatro elementos esenciales al redactar un currículo, defiende Martínez-Ribes. “Es una herramienta egocéntrica y hay que convertirla en altercéntrica. No es cuántos diplomas tengo, sino para qué sirvo”, arguye.

Lo que sobra

Métaselo en la cabeza, las redundancias y tópicos decepcionan. “La carta de presentación se pide cada vez menos, está en desuso. A veces te envían unos tochos y el personal de recursos humanos no tiene tiempo para releerlas”, avisa Sicart, de Hays. Por eso el extracto profesional ahora se incorpora al comienzo.

En el caso de las fotos, sentido común. “He visto auténticas burradas: uno llegando a la meta en un maratón, como diciendo que es un ganador; hay gente que pone una de su boda o con su pareja… Seamos serios. Una chaqueta, media sonrisa y ya está. Nada de cachondeo, tampoco un funeral”, indica Sicart.

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El idioma es otra metedura de pata frecuente. “Tengo un nivel medio de inglés y francés y bajo de alemán, ¡es sinónimo de nada!”, advierte Sicart, y propone, antes que un máster, perfeccionar una lengua determinada. “Con la crisis han aumentado las exportaciones y en cualquier trabajo te piden un contacto con el extranjero, que no es únicamente leer un correo, sino también coger el teléfono, hablar y negociar”, subraya. La honestidad aquí es crucial.

ESFUERZO PARA NO DISCRIMINAR

El currículo ciego se extendió en los ochenta y noventa en Estados Unidos y Reino Unido para evitar discriminaciones por género, nacionalidad o edad, cuenta Pilar Llácer, profesora de EAE Business School. “Analizas con los menores sesgos posibles”, cree Salvador Sicar, de Hays. Aunque los prejuicios pueden reaparecer en la entrevista, avisa Delphine Arnau, de TBS Barcelona.

En España comienza a usarse. En julio pasado el Ministerio de Sanidad firmó un acuerdo voluntario con 78 empresas para su implantación, y fijó un plazo de tres meses para elaborar un protocolo. “La Administración, incluidos autonomías y Ayuntamientos, lo utiliza cada vez más para la selección de interinos”, confirma Carlos Martínez, de IMF Business School.

Pero aún queda camino. “Hay mucho que avanzar en diversidad de género y edad”, avisa Llácer. En Infojobs dicen, sin embargo, que la medida no es ágil y proponen “un cambio de mentalidad en las empresas”.

Para Infojobs, es irrelevante incluir referencias que nada tengan que ver con el puesto; los datos de DNI, estado civil, número de hijos o ciudad de nacimiento; las aficiones personales (algunos son partidarios de agregarlas siempre que huyan del típico viajar); el sueldo deseado o afirmaciones subjetivas: “Me considero una persona con grandes capacidades…”.

Otra moda es el envío del currículo por WhatsApp, no siempre acertada. “Me parece demasiado invasivo, porque entramos en la intimidad del reclutador. Es distinto si vamos a la cuenta de empresa de Twitter. Pero esto solo puede ser un flash para que se profundice después”, cree Carlos Martínez.

Y ojo con las direcciones de correo electrónico (soysuperfandelmadrid@) y competencias tan manidas como soy innovador, proactivo, creativo, apasionado; mi principal defecto es que soy perfeccionista, avisa el directivo de IMF Business School.

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