Chips que se implantan
en el cuerpo, apps que controlan todos los movimientos, hasta las reuniones
entre compañeros de trabajo, y otras novedades que robotizan a humanos.
En la entrega de premios
Martín Fierro hubo algunas frases que aparecieron con frecuencia entre los
galardonados, reconociendo a sus superiores: "Gracias por la libertad que tuvimos para trabajar". Es
significativo este agradecimiento emocionado que no se aplica solo a las tareas
creativas. Debiera repetirse en todos los ámbitos laborales, de cualquier tipo.
Sin embargo, las tendencias tecnológicas de hoy día -junio de 2017- parecen ir
muy en sentido contrario, confirmando aquella avidez de control, en el que uno
de sus más antiguos representantes es la tarjeta-reloj.
En una empresa belga, New
Fusion, se inserta de forma voluntaria en la mano, entre el índice y el
pulgar, un micro chip apenas más grande que un grano de arroz, para el ingreso
del personal por las puertas de la compañía. El implante es sencillo. Es apenas
un pinchazo. El objetivo explícito es la reiterada pérdida de tarjetas de
identificación y el engorro de obtener un pase especial de reconocimiento. No
se descarta, según el fundador de la empresa, Vincent Nys, que estos chips pueden utilizarse para los pasaportes,
las tarjetas bancarias, incluir información o reemplazar, por ejemplo, a la
tarjeta Sube.
En la conferencia anual de Microsoft para desarrolladores, se presentó a Build, un sistema operativo que permitirá realizar muchas cosas,
algunas buenas, otras no tanto. Un señor enfermo del corazón emitirá señales de
cansancio a la nube y una enfermera le procurará ayuda sin necesidad de
solicitarla. Los sensores en una fábrica detectarán un derrame de líquido
nocivo, y alertará a los servicios de limpieza. En un taller se ve a un
empleado sin utilizar sus anteojos de seguridad, lo que implica una sanción
inmediata de su supervisor.
Un artículo escrito por Mark
Sullivan en "Fast Company",
subraya el hecho de que Microsoft está actuando en dos escenarios: el
seguimiento benevolente (el caso del paciente cardíaco) y la vigilancia (el
obrero observado sin anteojos de seguridad). "En el trabajo del futuro los
trabajadores estarán rodeados de todo tipo de cámaras, sensores y otros
dispositivos de grabación y registro conectados a la Web".
¿Sabes esa sensación que tienes cuando estás parado
delante de un semáforo y sabes que hay cámaras que están mirándote? Esa podría
ser la realidad del trabajo las 24 horas del día los 7 días de la semana",
describió el analista Ross Rubin en
la conferencia. El CEO de Microsoft señaló, en el discurso de apertura, algo
muy cierto y es la necesidad de hablar sobre cómo la tecnología puede ser usada
para el mal. Como toda herramienta, podríamos agregar.
Cada vez más cerca de una realidad nunca imaginada, ni
siquiera por la ciencia ficción en sus versiones más fantasiosas. En vez de ser
invadidos por robots, convertirnos en robots.
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