Un buen resumen
ejecutivo puede ser la llave que abra la puerta a una gran inversión o a nuevos
contactos. Pero no siempre es fácil condensar la información de manera que sea
clara y no pierda profundidad.
El resumen ejecutivo es algo así como el aperitivo que se
sirve al inicio de una cena para despertar el interés de los comensales. A la
hora de enfrentar a un potencial inversionista o a un banco, sucede lo mismo:
hay que aprender a seducir y a generar expectativas positivas sobre el
proyecto. No sólo es un resumen de un plan de negocios: es la primera arma de
ventas. ¿Cómo se logra crear uno que sea efectivo?
Diseñar un resumen
visual
El resumen ejecutivo debe ser lo suficientemente largo como
para explicar el proyecto de negocios en todas sus dimensiones, pero lo
bastante breve como para que el lector no se canse en las dos primeras hojas.
Además, debe invitar a leer el resto. Pero lo más importante: debe estar
diseñado visualmente, de tal forma que el inversionista, por caso, pueda
"escanear" el texto y darse cuenta al primer vistazo de qué se trata
el proyecto.
Posiblemente se este frente a un público que no tenga mucho tiempo
para detenerse en cada frase. Hay que comenzar a estructurar muy bien qué dirá cada
título y subtítulo dentro del texto y, de ser posible, destacar en negrita las
frases o conceptos destacados. Armar un "flujo de ideas" de tal forma
que puedas priorizar qué es lo más importante
Si es corto es bueno.
Si es corto y claro, excelente
Para diseñar una óptima estructura visual se debe analizar
en detalle qué se quiere decir y presentar con certeza los argumentos más
fuertes. Evitar ser repetitivo, pero asegurarse que el público entienda el
punto con sólo una lectura breve. Se pueden hacer ejercicios con amigos y
conocidos. Que lean el texto en forma rápida y que digan qué entienden. Luego,
que lo hagan una segunda vez, pero ahora con más pausa. Lo más importante del
resumen es: cuál es el negocio, cómo opera el negocio y cómo se consiguen ganancias
en el negocio.
Si no somos visuales,
pedir ayuda
Dice el refrán que sólo hay una oportunidad para causar una
primera buena impresión. Por lo tanto, no se puede desperdiciar. Si ya se tiene
claro qué se va a decir y cómo nos gustaría presentarlo, buscar el modelo que
mejor se adapte al proyecto: desde los colores de la tipografía y el fondo de
la hoja, hasta el diseño general de la presentación. Si nuestros talentos no
van por el lado visual, hay que pedir ayuda. Si llegamos a este punto y se han
destinado cientos de horas a preparar el contenido del plan de negocios.
Entonces, conviene invertir un poco más y buscar la colaboración de un
profesional en diseño gráfico.
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