La paradoja de la infoxicación…
La velocidad del cambio a la que estamos expuestos como
profesionales no solo se ha convertido en la única variable constante de
nuestra realidad sino que además puede que se esté convirtiendo en un poderoso
factor de riesgo si no sabemos gestionar esa velocidad de una forma adecuada e
inteligente…
En este contexto, un reducido número de profesionales miran
al cielo y claman por una solución mágica que les permita no morir
“infoxicados”; mientras tanto, la gran mayoría ni siquiera es consciente de que
su supervivencia a largo plazo en el mercado depende precisamente de su
capacidad para gestionar este tsunami de conocimiento.
Lo cierto es que, más allá del grado de aversión hacia esa
velocidad de crucero a la que se desarrollan los acontecimientos y la velocidad
supersónica con la que se genera, difunde y transforma el conocimiento, resulta
paradójico que la única alternativa que tenemos precisamente para no sucumbir a
este ritmo frenético y vertiginoso que impone la economía del conocimiento
consista precisamente en exponernos, captar y procesar el mayor volumen de
información posible.
Gestionar el conocimiento es aprender a aprender…
En paralelo, las empresas siguen luchando contra los
elementos, tratando de reconstruir sus propuestas de valor en un mercado
diferente, con nuevas reglas, con nuevos jugadores, con nuevos límites, o,
mejor dicho, sin ellos…
Nunca antes fue tan necesario innovar, redefinir procesos,
replantear productos y servicios o sencillamente crear unos nuevos…
Nunca antes fue tan necesario aprender a aprender de forma
diferente, comprender que los modelos convencionales de adquisición de
conocimiento dentro de las organizaciones han quedado obsoletos. Detectar
necesidades, confeccionar un plan de formación y servir en bandeja de plata un
menú de contenidos se ha convertido en un proceso poco efectivo para hacer
frente a la complejidad y al cambio al que estamos expuestos.
Las organizaciones solo tendrán capacidad de reacción al
mercado si sus profesionales aprenden a aprender de forma diferente.
Las empresas sobrevivirán en la medida en que inviertan su
cadena de suministro de conocimiento; su supervivencia depende en gran medida de la proactividad de sus
profesionales frente al aprendizaje, de su capacidad para comprender que el
aprendizaje y la adquisición de conocimientos perenne es clave para hacer
frente a un nuevo mercado y que son ellos mismos, y nadie más los principales
líderes de su Entorno Personal de Aprendizaje.
La tecnología es, ante todo, un vehículo para el
aprendizaje…
Así las cosas, sacudidos por la velocidad del conocimiento y
conscientes de la necesidad de potenciar nuevas formas de aprendizaje, cada vez
son más los departamentos de gestión del talento que entienden la necesidad de
cuestionar sus vetustos y poco efectivos procesos de formación para en su lugar
incorporar una de las nuevas tendencias al alza en materia de gestión de
personas: los Entornos Personales de
Aprendizaje (EPA o el acrónimo inglés PLE = Personal Learning Environment).
En un entorno empresarial (y personal) cada vez más digital y virtual
se está extendiendo rápidamente la idea de que un EPA es el resultado del uso
de la tecnología social, aplicaciones para la sindicación de contenidos (RSS,
feeds, agregadores…) o escritorios online para tratar de aglutinar y concentrar
tan solo una parte de ese volumen de información al que estamos expuestos… y,
efectivamente, sin la aplicación adecuada de la tecnología sería imposible
poder canalizar el conocimiento y la información que necesitamos para asegurar
nuestros constante reciclaje profesional en un mundo en reconstrucción… pero es
preciso incorporar un matiz esencial y determinante…
EPA = HAZtitud
Un Entorno Personal de Aprendizaje es fundamentalmente y muy
por encima de la habilidad para utilizar la tecnología cuestión de HAZtitud… No
importa la destreza que se posea en el manejo de las herramientas
digitales sino existe una HAZtitud de
curiosidad, de investigación, de descubrimiento y de querer conectar con el
conocimiento…
El aprendizaje social no está en la web, sino en la HAZtitud
de los profesionales y las organizaciones que de forma proactiva se preocupen
por acceder a nuevos conceptos, conocimientos e ideas… la clave es la
curiosidad constante, la voluntad de querer conocer, de descubrir, de dejarse
sorprender y de luchar contra la condescendencia y el conformismo que supone
vivir cómodamente con lo que ya sabemos…
El reto de los gestores de Talento es potenciar la HAZtitud…
Los profesionales que trabajen por y para el talento de
otros profesionales en la economía del conocimiento no deberán formar a la
organización en el uso de la tecnología social, esta es la parte más sencilla.
Su rol consistirá en despertar su curiosidad, en provocar la inquietud por
descubrir, en sacudir los pilares que afianzan la zona de confort en la que se
encuentran instalados, en educarles en el arte de cuestionar e invitarles a
descubrir nuevos enfoques, en permitirles conectar y relacionarse con otros
profesionales de otras disciplinas en otros contextos…
El auténtico reto para los profesionales de la gestión del
talento en la economía del conocimiento consiste en desarrollar y vivir en
primera persona esta HAZtitud de curiosidad y descubrimiento permanente… porque, solo cuando se vive como un eterno
aprendiz se puede ayudar a otros a entender que
la clave de la supervivencia en la organización del S.XXI no reside solo
en la utilización de la tecnología sino, sobre todo, en desarrollar los
comportamientos adecuados con los que decidimos vivir y relacionarnos con el
conocimiento… en definitiva, cuando se entiende que el más eficaz Entorno
Personal de Aprendizaje es, sencillamente, cuestión de HAZtitud…
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