¿Tu actuación te lleva o te aleja de tu meta?
Quienes han
alcanzado la excelencia siguen un camino coherente hacia el éxito, Anthony
Robbins lo llama la Fórmula del Triunfo.
Fase 1.- Estriba
en saber exactamente cuál ha de ser el resultado, o sea definir con precisión
lo QUE UNO QUIERE CONSEGUIR.
Fase 2.- Consiste
en pasar a la ACCIÓN, ya que de lo contrario los deseos quedarían para siempre
en la esfera de los sueños. Hay que emprender las acciones del tipo que tenga más
probabilidad de producir los resultados que uno desea.
Fase 3.-
Desarrollar la agudeza SENSORIAL que se necesita para distinguir que clases de
reacciones y resultados obtenemos como consecuencia de nuestras acciones y en
observar cuanto antes si estamos en el camino correcto o nos desviamos por
defecto o por exceso.
Es preciso
conocer a donde nos llevan nuestros actos, bien se trate de una conversación o
de los hábitos cotidianos de nuestra vida. Si lo que obtenemos no es lo que
esperábamos, hay que anotar los resultados producidos por nuestras acciones a
fin que todas las experiencias nos sirvan de enseñanza.
Fase 4.-
Desarrollar la FLEXIBILIDAD imprescindible para modificar el rumbo de nuestra
conducta hasta conseguir lo que queremos.
Cuenta la
historia que un hombre jubilado el cual poseía una pequeña pollería, un día se
le ocurrió vender su producto a una escala superior, pero para eso necesitaba
un patrocinador.
El hombre tomo acción y se fue en búsqueda del éxito para su
receta de pollos. Recorrió todos los Estados Unidos de América durmiendo en el
coche. Llamo a muchas puertas y le dieron calabazas mil veces hasta que alguien
le dijo que “si”.
¿Cuantos de
nosotros poseemos esa resistencia y persistencia
para toparse con infinitos
“no”?
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