Nuestras empresas han sido construidas bajo paradigmas en los que se
primaba más el talento y la responsabilidad individual que la
colectiva. Pero lo cierto es que de forma acelerada en las empresas se habla
cada vez más de colaboración como base del éxito, especialmente, en nuestros
entornos de mercado complejos que requieren de la innovación.
La colaboración se considera ahora por todos como parte indisoluble de
las organizaciones del futuro pues potencia la creatividad, la velocidad de los
cambios, la consecución de resultados y, finalmente, la velocidad de nuestras
organizaciones en un nuevo entorno donde la lentitud y no “remar al mismo
ritmo” es lo más cercano que conocemos a la decadencia empresarial.
La evolución nos ha hecho un animal social y el ser humano está
preparado para colaborar, pero no siempre en nuestras empresas nos han enseñado
cómo crear Equipos y crear las condiciones para que estos se desarrollen que es
la base de la colaboración.
Factores clave de los EAR
La nueva misión de cualquier empresa y de cualquier directivo es que sus
colaboradores funcionen como un Equipo de Alto Rendimiento, que es como se
llama a los equipos que se consideran excelentes. Se trata de crear equipos
sinérgicos, equipos donde exista “generosidad”… Pero esto ¿cómo se consigue?
Para ello hay seis factores que se consideran claves:
1. Claridad y relevancia de las
metas: Cada
equipo debe conocer y compartir objetivos comunes y debe considerar que estos
son importantes, debe existir un fuerte compromiso hacia su consecución.
2. Reconocimiento y recompensa de
los resultados: En los
equipos que funcionan excelentemente, aquéllos que ayudan a conseguir los
resultados son reconocidos y recompensados, no solo de forma individual, sino
especialmente como equipo.
3.
Selección de los integrantes del equipo, la diversidad: La selección de los
componentes del equipo es la base del éxito y una de las claves es que entre
sus componentes estén las competencias y conocimientos necesarios, pero
diversos. La diversidad es la riqueza de un equipo.
4.
Estructura y normas: Las normas de funcionamiento deben estar claras y compartidas: los
roles, la división de las tareas, los objetivos de cada uno de los miembros del
equipo. Esto potenciará sinergias y evitará conflictos.
5.
Liderazgo en la dirección del equipo: La forma de dirigir el equipo se
ha considerado como el elemento más importante. El estilo de liderazgo es la
base del funcionamiento del equipo, debemos aprender como líderes e integrantes
de estos equipos a tener estilos denominados integradores.
6.
Empowerment-Autonomía: Los equipos de alto rendimiento deben sentirse con
capacidad para tomar sus propias decisiones (empowerment) y decidir parte de su
forma de funcionamiento. Deben sentirse responsables de sus resultados y
acciones, asumiendo el riesgo que ello conlleva, debe haber lo que se denomina
líderes distribuidos.
Todos sabemos que los ideales, en numerosas ocasiones, se alejan de la
realidad de nuestras empresas, y es frecuente que nuestros equipos puedan tener
carencias demasiado importantes para ser considerados un Equipo de Alto
Rendimiento o, simplemente, un Equipo. Lo más frecuente en nuestras empresas
son grupos de personas que interactúan y a lo sumo a veces colaboran. Pero las empresas
deberemos aprender a que la cooperación suceda cada vez con más
frecuencia, ya que si no perderemos la inteligencia colectiva cada vez más
necesaria.
El futuro no está escrito, pero parece que los directivos que quieran
promover la innovación, la creatividad y los resultados en sus empresas deberán
dominar estas herramientas de gestión de equipos. Aquí te he ofrecido algunos
de los ingredientes de la fórmula de los EAR, los más consensuados, llevarlos a
término es nuestra misión y reto como responsables o integrantes de estos
equipos.
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