El caso del Crucero Costa Concordia, fue un
accidente náutico en las costas mediterráneas de Italia
sucedido en enero del 2012, en el cual la alta oficialidad y su capitán,
abandonan su labor y dejan a su suerte, en momentos de alta peligrosidad (un
naufragio) a mas de 3.200 pasajeros y casi 1.000
tripulantes, claudicando su responsabilidad y ética profesional,
siendo esto un reflejo de la conducta que otros altos gerentes han tenido en
los tiempos modernos, en especial, sin mayor diferencia entre países
desarrollados (casos: Enron, y otros) y en vías de desarrollo (en Venezuela, la
debacle bancaria de 1994, dejó expuesto la falta de ética de la mayoría de los
accionistas de los bancos involucrados, dejando a su suerte, a los ahorristas y
empleados), donde quienes tienen las mayores responsabilidades (con los
beneficios que ello conlleva, desde salariales, acceso a información
privilegiada y por supuesto, mayores comodidades que aquellos que no ocupan
responsabilidades tan altas), actúan de forma inversa a lo esperado
por sus cargos, por lo cual, bien podría llamarse este artículo: cinco
conductas de Gerentes, para conseguir el odio e indignación colectivo.
Cinco son las conductas que se vieron en la alta
oficialidad del crucero, y tenga o no responsabilidad directa los mismos sobre
el accidente, no tendrán una visión pública adecuada, ya que se percibe una
conducta inmoral o contraria a la ética, o para evitar entrar en conceptos
tan etéreos, totalmente imprudente con respecto a sus obligaciones.
Vamos a enumerar los elementos de la conducta de la
alta gerencia que implicaran un repudio del colectivo, precisamente, porque
se desvían de sus obligaciones mínimas esperadas:
1.- Primero Yo: Es obligación de la alta gerencia entender que
son responsables de un grupo amplio y diverso de personas, que trabajan para la
empresa o que confían en ella (clientes), por no incluir a los accionistas y
acreedores. Si bien, es responsable del accionar de la empresa, su conducta en
cuanto a esta obligación será un espejo de los empleados de la misma (o lo que
es igual, es difícil solicitarle mantener la calma que todo está bien
a su personal, mientras lo ven alejarse en uno de los escasos – ya que un grupo
de estos estaban bajo el agua - botes salvavidas dirigiéndose a la
orilla), en cambio, una conducta ejemplar que prime el valor de la empresa
(desde ser puntual y estricto a su hora de llegada u obtener beneficios, sólo
si la empresa los tiene, como hacen algunos gerentes tomando acciones de las
mismas), generará un espiral de conductas espejos ascendentes, es decir, para
los empleados será primero la empresa (ya que estará tentado a tener acciones y
participar de sus beneficios anuales o por temor a perder el puesto de trabajo)
y su oficialidad antes que el yo. En este caso, es el uso de la información
privilegiada para obtener beneficios directos, como lo fue preservar su
vida antes que la de los pasajeros y/o tripulantes, la materialización más
vulgar del “primero yo”.
2.- Falta de Planificación: El pánico es una respuesta
natural humana en casos de emergencia, eso es normal, lo excepcional, es que la
tripulación y los oficiales, no tuvieran dentro del barco señalizaciones sobre
qué hacer en casos de este tipo de eventos, ni existiera un plan de operaciones
especiales que implique desde la divulgación del hecho por medio de códigos
internos (para evitar su acceso a los pasajeros), como las instrucciones a
estos (los pasajeros) para lograr mantener un poco de control dentro del caos
que significan hechos de esta naturaleza. Fue evidente, como relatan los
sobrevivientes al hecho, que no existió una coordinación adecuada entre los
tripulantes, para mantener la calma, y dar una pronta solución al hecho,
responsabilidad directa de la Gerencia.
3.- Falta de información: Uno de los momentos más
inquietantes, es ver a la tripulación con chalecos salvavidas, mientras dicen
que no pasa nada y que los pasajeros no se preocupen, cuando, precisamente los
actos contradicen el discurso (este video puede verlo en la BBC).
El problema es que la falta de información privó a los pasajeros de un tiempo
valioso, para poder ir acercándose a las vías de emergencia, y creó
dos condiciones contraproducentes: no creer en los anuncios oficiales (que
evidentemente, mentían) y tener que asumir decisiones propias rápidas para
preservar la vida, en virtud del desconocimiento de la magnitud del hecho. Esta
falta de información, fue sin duda un factor que contribuyó al caos posterior.
Aunque, esta carencia puede atribuirse a la falta de planificación, su
consecuencia es tal, que debe colocarse como una conducta propia de conseguir
el repudio, en sus subordinados y clientes.
4.- El abandono: Es la materialización de la primera conducta
(Primero Yo), pero en un acto total de irresponsabilidad, donde las
consecuencias de unas decisiones erradas tomadas por el Capitán o CEO, crean
una situación terrible, y la falta de visión para evitarla, se le suma la
carencia de acción para minimizar daños. Es la huida hacia adelante que puede
verse en las empresas cuando se jubilan, retiran voluntariamente o venden la
totalidad de sus acciones los directivos de una empresa, semanas, días o
incluso, horas antes de la debacle o bancarrota que ellos mismos provocaron o
no pudieron evitar. El problema es la sensación de orfandad para todos sus
empleados (o tripulantes) y clientes (o pasajeros), que confiaron sus bienes (o
vidas, en este caso), a este grupo directivo. La confianza, es un bien dificil
de recuperar una vez perdido.
5.- La justificación: La mentira, la negación de
la irresponsabilidad y la búsqueda de justificación, crean el efecto contrario
al esperado (que es ganar la simpatía del público), ya que se basa en la
continuación del “primero yo”. Esto sólo mina las posibilidades de tener una
imagen pública favorable, ya que el Capitán de la embarcación o el CEO de una
empresa, es responsable de su desempeño, incluso, cuando factores externos no
previstos suceden. Ese es el trabajo del líder (sobre frases celebres relativas
al liderazgo,
puede ver este enlace),
y se supone que la alta gerencia (y en especial, el Capitán o el CEO) son los
líderes naturales de la empresa (o barco, en el caso estudiado).
Las consecuencias de este acto (no el naufragio,
que siempre es posible, sino el caos, la falta de planificación y el “primero
yo”), harán sin duda, que la confianza en las empresas navieras de
entretenimiento baje, lo mismo que pasa con las empresas una vez que se
declaran con problemas de liquidez o financieros y sus directivos se
van con grandes comisiones a su retiro, a costa del pago (o ausencia del mismo)
de los empleados y acreedores.
Algo estamos haciendo mal, porque personas como el Capitán
Francesco Schettino, son cada vez más comunes en las últimas décadas de la alta
gerencia mundial, incluso, es bueno preguntarse hoy, ¿conoce usted alguno?
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