Entrevista a Kevin Kelly
realizada por Viviana Alonso, Kelly es el hombre que fundó Wired y anticipó las reglas de la
nueva economía de internet, explica su teoría de la tecnología, a la que
presenta como una extensión de la mismísima teoría de la evolución.
En su
último libro, What Technology Wants, Kevin Kelly sostiene
que la tecnología tiene su propia lógica interna y sus propios ritmos, que se
parecen muy poco a los deseos de los humanos que la idearon. Es que, para él,
la tecnología se crea a sí misma y es ilusoria la visión de que es el resultado
del ingenio de los inventores.
En la entrevista
que sigue, el cofundador de Wired y autor de trabajos antológicos sobre la
evolución de la tecnología, se refiere, entre otras cosas, a su obra más
ambiciosa: el borrador de una teoría de la tecnología.
¿Cuándo y
cómo nació su relación con la tecnología?
Yo era un chico de los suburbios que me sentía inclinado a un estilo de vida simple, inspirado en la cultura hippie de los ’60. En lugar de ir a la universidad fui a Asia, que todavía estaba dormida y seguía siendo muy tradicional. De regreso a Estados Unidos recorrí el país en bicicleta. Conocí a los Amish en Pennsylvania y me identifiqué con su sencillez. Podría haber seguido ese camino, pero algo pasó. Una de las herramientas que descubrí fueron las nuevas redes electrónicas de computadoras, que sugerían una visión distinta de la tecnología. No eran esas plantas industriales que largan humo. Había en ellas algo orgánico y vital. Y cuando tuve la posibilidad de trabajar en redes y escribir sobre ellas, descubrí que se adaptaban muy bien a los seres humanos y que les infundían poder. Experimentar con las computadoras online me modificó profundamente. La tecnología era algo compatible con una manera de vivir que no requería cosas nuevas todo el tiempo. Empecé a juntarme con los que trabajaban en ese campo y a informar sobre lo que hacían.
Yo era un chico de los suburbios que me sentía inclinado a un estilo de vida simple, inspirado en la cultura hippie de los ’60. En lugar de ir a la universidad fui a Asia, que todavía estaba dormida y seguía siendo muy tradicional. De regreso a Estados Unidos recorrí el país en bicicleta. Conocí a los Amish en Pennsylvania y me identifiqué con su sencillez. Podría haber seguido ese camino, pero algo pasó. Una de las herramientas que descubrí fueron las nuevas redes electrónicas de computadoras, que sugerían una visión distinta de la tecnología. No eran esas plantas industriales que largan humo. Había en ellas algo orgánico y vital. Y cuando tuve la posibilidad de trabajar en redes y escribir sobre ellas, descubrí que se adaptaban muy bien a los seres humanos y que les infundían poder. Experimentar con las computadoras online me modificó profundamente. La tecnología era algo compatible con una manera de vivir que no requería cosas nuevas todo el tiempo. Empecé a juntarme con los que trabajaban en ese campo y a informar sobre lo que hacían.
¿Fue
entonces cuando lanzaron la revista Wired?
Yo dirigía la revista Signal, concentrada en las herramientas de la tecnología digital emergente. Y tenía un amigo que creó una llamada Mondo 2000, donde se examinaban las personalidades y las ideas que surgían de la cultura digital. Otros querían ocuparse de la cultura que producía la tecnología, y con ellos fundamos Wired, que ya tiene 20 años. Yo fui el editor. Ya existía Internet, pero no la Web. Queríamos hacer una revista que hablara con la gente interesada en la tecnología sobre lo que hacían, que expresara sus sueños y sus esperanzas.
Yo dirigía la revista Signal, concentrada en las herramientas de la tecnología digital emergente. Y tenía un amigo que creó una llamada Mondo 2000, donde se examinaban las personalidades y las ideas que surgían de la cultura digital. Otros querían ocuparse de la cultura que producía la tecnología, y con ellos fundamos Wired, que ya tiene 20 años. Yo fui el editor. Ya existía Internet, pero no la Web. Queríamos hacer una revista que hablara con la gente interesada en la tecnología sobre lo que hacían, que expresara sus sueños y sus esperanzas.
¿Qué
cambiarán las nuevas tecnologías y hasta qué punto dependeremos de ellas?
Gran parte de las tecnologías de nuestra vida cotidiana son viejas: madera, metal, hormigón; los materiales de la revolución industrial. Las nuevas serán cosas que modificarán nuestras ideas, pero creo que no habrá muchos cambios en el mundo físico. La mayoría de las grandes ciudades, por ejemplo, no cambiarán demasiado. Sin embargo, las nuevas tecnologías generan cambios que marcan diferencias en nuestra identidad, en el conocimiento que tenemos sobre nosotros y en nuestras relaciones. La naturaleza de nuestra relación con la tecnología se sigue profundizando, pero esto ha sido así desde el comienzo de la humanidad. En cierto sentido somos humanos porque hacemos herramientas y tecnologías. Inventamos el fuego; el fuego nos ayudó a inventar la cocción, que es un estómago externo que nos permite consumir alimentos que de otro modo resultarían indigeribles. Esta nutrición adicional modificó nuestro cuerpo. Cuando domesticamos a los animales empezamos a tomar leche y cambiamos nuestros genes, para poder digerir la leche siendo adultos. A partir de las cosas que inventamos, hemos realizado tantos cambios en nuestra evolución humana que ya no podemos vivir como especie sin nuestras herramientas y tecnologías. Y como cultura dependemos completamente de ellas. Necesitamos el alfabeto, leer y escribir, educarnos, y ahora también Internet para sentir que realmente estamos haciendo algo. Y en el futuro dependeremos aún más de la tecnología porque es un ecosistema. Un ecosistema es más que una flor aquí, una rana allá y un hongo más allá. Todo es interdependiente y está relacionado, y forma algo nuevo que es mayor que la suma de sus partes. Así ocurre con la tecnología. Todas las tecnologías juntas y en interacción forman una unidad que denomino “technium”, que es como el ecosistema de las tecnologías y muestra un comportamiento similar a la vida.
Gran parte de las tecnologías de nuestra vida cotidiana son viejas: madera, metal, hormigón; los materiales de la revolución industrial. Las nuevas serán cosas que modificarán nuestras ideas, pero creo que no habrá muchos cambios en el mundo físico. La mayoría de las grandes ciudades, por ejemplo, no cambiarán demasiado. Sin embargo, las nuevas tecnologías generan cambios que marcan diferencias en nuestra identidad, en el conocimiento que tenemos sobre nosotros y en nuestras relaciones. La naturaleza de nuestra relación con la tecnología se sigue profundizando, pero esto ha sido así desde el comienzo de la humanidad. En cierto sentido somos humanos porque hacemos herramientas y tecnologías. Inventamos el fuego; el fuego nos ayudó a inventar la cocción, que es un estómago externo que nos permite consumir alimentos que de otro modo resultarían indigeribles. Esta nutrición adicional modificó nuestro cuerpo. Cuando domesticamos a los animales empezamos a tomar leche y cambiamos nuestros genes, para poder digerir la leche siendo adultos. A partir de las cosas que inventamos, hemos realizado tantos cambios en nuestra evolución humana que ya no podemos vivir como especie sin nuestras herramientas y tecnologías. Y como cultura dependemos completamente de ellas. Necesitamos el alfabeto, leer y escribir, educarnos, y ahora también Internet para sentir que realmente estamos haciendo algo. Y en el futuro dependeremos aún más de la tecnología porque es un ecosistema. Un ecosistema es más que una flor aquí, una rana allá y un hongo más allá. Todo es interdependiente y está relacionado, y forma algo nuevo que es mayor que la suma de sus partes. Así ocurre con la tecnología. Todas las tecnologías juntas y en interacción forman una unidad que denomino “technium”, que es como el ecosistema de las tecnologías y muestra un comportamiento similar a la vida.
¿Podría
dar un ejemplo?
El technium exhibe una conducta adaptativa: responde a las cosas, evoluciona, se va moviendo hacia una mayor complejidad, se diversifica cada vez más y utiliza la energía de manera más eficiente. Son los mismos largos plazos que vemos en la evolución de la vida. En algún sentido, el technium como un todo es muy parecido a la vida. El iPhone no se parece a la vida, pero es parte de ese technium, que como conjunto muestra el mismo tipo de tendencias a largo plazo que la evolución. Por eso lo vemos como una extensión de la vida.
El technium exhibe una conducta adaptativa: responde a las cosas, evoluciona, se va moviendo hacia una mayor complejidad, se diversifica cada vez más y utiliza la energía de manera más eficiente. Son los mismos largos plazos que vemos en la evolución de la vida. En algún sentido, el technium como un todo es muy parecido a la vida. El iPhone no se parece a la vida, pero es parte de ese technium, que como conjunto muestra el mismo tipo de tendencias a largo plazo que la evolución. Por eso lo vemos como una extensión de la vida.
¿Qué es
lo próximo en esa evolución?
Si observamos el estadio actual de la tecnología en el mundo como una extensión de la evolución, podemos empezar a entender hacia dónde se dirige. Hay unas ocho o nueve tendencias de largo plazo. La tecnología se volverá más compleja, más diversa, más orientada a la reciprocidad, más especializada, más eficiente en el uso de energía. Cualquier pieza de tecnología que se nos ocurra, en el futuro se volverá más complicada y especializada. Hay una expectativa de que la tecnología sea más simple, pero eso no ocurrirá. Es posible que haya una interfaz más simple. Podemos desarrollar tecnologías de aspecto simple, como la del iPod, pero para usarlas se requerirán más conocimientos. si queremos aprovechar los beneficios y evitar los daños, tenemos que adoptar esas tecnologías entendiéndolas.
Si observamos el estadio actual de la tecnología en el mundo como una extensión de la evolución, podemos empezar a entender hacia dónde se dirige. Hay unas ocho o nueve tendencias de largo plazo. La tecnología se volverá más compleja, más diversa, más orientada a la reciprocidad, más especializada, más eficiente en el uso de energía. Cualquier pieza de tecnología que se nos ocurra, en el futuro se volverá más complicada y especializada. Hay una expectativa de que la tecnología sea más simple, pero eso no ocurrirá. Es posible que haya una interfaz más simple. Podemos desarrollar tecnologías de aspecto simple, como la del iPod, pero para usarlas se requerirán más conocimientos. si queremos aprovechar los beneficios y evitar los daños, tenemos que adoptar esas tecnologías entendiéndolas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario