Nathan Furr y Susannah edición Harmon Furr en la de julio – agosto de Harvard Business Review plantean que los humanos estamos programados para temer lo desconocido. Por esta razón la incertidumbre, sea a un nivel macro o micro puede producirnos ansiedad y agotamiento. Pero esta reacción instintiva nos lleva a perdernos un hecho crucial: la incertidumbre y la posibilidad son dos caras de la misma moneda.
Si consideramos los logros de los que nos sentimos más orgullosos, los
momentos que han transformado nuestras vidas o las relaciones que merecen la
pena normalmente habrán ocurrido después de un periodo de incertidumbre, uno
que seguramente era estresante pero que superamos para alcanzar algo grande.
La incertidumbre no tiene que paralizarnos. Los autores en la última
década han estudiado a innovadores y a personas que han hecho posibles cambios
y que lo han hecho bien y han analizado las investigaciones sobre resiliencia y
tolerancia a la ambigüedad. Los hallazgos son claros: todos podemos aprender a
gestionar la incertidumbre y a avanzar con seguridad hacia lo desconocido,
aprovechando las oportunidades que se presenten. Para hacerlo proponen seguir las siguientes
recomendaciones:
I.- REFORMULAR NUESTRA
SITUACIÓN
La mayor parte de las personas sentimos aversión hacia las pérdidas.
Múltiples estudios muestran que la forma en que formulamos las cosas afecta en
la manera en que tomamos decisiones. Cualquier innovación, cambio,
transformación, sea personal o profesional, tiene sus ventajas y desventajas
potenciales, y aunque la mayoría de nosotros nos centramos en las últimas es
posible variar ese patrón mental para disminuir nuestros temores.
Una forma de hacerlo es a través del enfoque del “juego infinito”
desarrollado por James Carse. Su consejo consiste en que dejemos de ver las
reglas, límites y propósito del “juego” que estamos jugando: el trabajo que
deseamos, el proyecto que nos han asignado, la carrera profesional que estamos
desarrollando, como fijas, ya que si no lo tendremos una mentalidad
de ganar o perder en la que la ansiedad incrementa nuestra incertidumbre. Por
el contrario los jugadores infinitos reconocen la incertidumbre como una parte
esencial del juego, una que añade un elemento de sorpresa y posibilidad y les
permite cuestionar sus roles y los parámetros del juego.
II.- PREPARARNOS PARA ASUMIR NUEVOS RIESGOS
Los hábitos aportan equilibrio por lo que si reducimos la incertidumbre
en una parte de nuestras vidas estaremos preparándonos para tolerarla mejor en
otros aspectos de nuestra vida. Algunas personas, por ejemplo, lo hacen
manteniendo relaciones estables y de larga duración con amigos, pareja, etc.
Otra forma consiste en llegar a conocer el tipo de riesgos por los que sentimos
aversión o afinidad o tomar pequeños riesgos aunque sea en campos no
relacionados.
III.- ACTUAR
Hacer algo es una de las partes más importantes a la hora de enfrentarnos
a la incertidumbre. Investigaciones realizadas por Timothy Ott y Kathleen
Eisenhardt demuestran que los avances más exitosos son producto
de una serie de pequeños pasos y no de un esfuerzo enorme único. Comenzar de
forma modesta puede ser más efectivo y causar menos ansiedad que tratar de
hacer todo de golpe.
IV.- FORTALECERNOS
Según el premio Nobel Ben Feringa los descubrimientos científicos surgen solo después de enfrentarnos a la
incertidumbre. Lo cual implica ser resilientes a la hora de gestionar la
frustración que la acompaña. Su enfoque incluye tanto la higiene emocional
(cuidar nuestras emociones, como haríamos con una herida física, para que no se
conviertan en una indecisión paralizante o en una rumiación improductiva, como
las verificaciones de la realidad, por las que reconocemos que el fracaso es solo
parte del proceso.
Feringa admite que el fracaso duele y que él se permite sentirse
frustrado, pero que después se pregunta qué enseñanzas puede obtener de lo
pasado y cuál es el siguiente paso que puede dar. Está adoptando una de las muchas lentes que
las personas podemos utilizar para ayudarnos a superar contratiempos como son:
a).- La lente del aprendizaje
o qué podemos aprender de lo ocurrido.
b).- La lente de la gratitud o
lo qué seguimos teniendo, no lo que hemos perdido.
c).- La lente del tiempo o
considerar que no era el momento adecuado pero eso no quiere decir que nunca
vaya a ser el tiempo indicado.
d).- La lente del desafío, por
la que pensamos que solo seremos héroes si nos enfrentamos a los obstáculos.
Otra forma de fortalecernos consiste en centrarnos en las personas y
cosas que tienen un significado para nosotros. Podemos superar casi todo, no
solo el temor ante pérdidas potenciales sino hasta el dolor de las reales,
manteniéndonos centrados en lo que realmente importa.
La resiliencia o capacidad de
mantenernos ante la adversidad es importante pero también lo es el aprender a
transformar la incertidumbre en oportunidad. La única forma de acceder a nuevas
posibilidades es a través de la puerta hacia lo desconocido y no tiene que ser
un proceso doloroso si creemos en nuestra habilidad para navegar por él.
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