En psicología se usa el mito griego
de Pigmalión para explicar cómo tener unas altas expectativas -y su
influencia en el comportamiento en los demás- permite elevar el
rendimiento de las personas. Así, se da forma al llamado 'Efecto
Pigmalión’, acuñado así por Robert Rosenthal, psicólogo
social y profesor de psicología de la Universidad de California, en
Estados Unidos.
El efecto Pigmalión puede ser aplicado en
muchos ámbitos, desde el educativo, hasta el profesional. La clave está
en la influencia que la figura de poder ejerce sobre el resto, a través
de sus altas expectativas.
Esta teoría, respaldada por varias pruebas empíricas,
defiende la idea de que un líder puede despertar el ánimo de las
personas que le rodean y hacer que se esfuercen por cumplir con aquello que se
espera de ellas. Esto también sucede desde un plano familiar, donde
son los adultos son los que tienen altas aspiraciones para sus hijos, haciendo
que los menores sientan la necesidad de esforzarse por complacer a sus
progenitores y hacer que se sientan orgullosos de ellos.
Es en este punto donde entra en juego un factor descrito, a
menudo, como clave a la hora de elevar la motivación, especialmente
en el entorno laboral, pero también en el resto de ámbitos: la recompensa,
ya sea física - por ejemplo, económica o emocional -, mediante el
agradecimiento verbal.
UN LÍDER PUEDE DESPERTAR EL ÁNIMO DE LAS PERSONAS
QUE LE
RODEAN Y HACER QUE SE ESFUERCEN POR
CUMPLIR CON AQUELLO QUE SE ESPERA DE ELLAS
En esta línea, los expertos afirman que el secreto de
la alta productividad empresarial está en confiar en
la capacidad de los trabajadores de alcanzar buenos resultados. De hecho,
esta misma confianza es la que ayuda a mejorar la gestión organizativa, según
se desprende de la investigación "The Pygmalion Effect: Importance
in an Organizational Management."
Pero, ¿cómo lograr esta meta? Modificando la actitud
de quienes están al mando, apostando por el poder de contagio
que tienen las emociones, tanto positivas como negativas.
Un estudio del psicólogo, antropólogo y periodista, Daniel
Goleman destaca el impacto que tiene el estado de ánimo y los
comportamientos de un líder sobre su propio rendimiento laboral y
respecto a eficiencia de la fuerza de trabajo de la que es responsable.
En este sentido, los mensajes que se envían son importantes
para el rendimiento de los trabajadores. Tanto los que se
transmiten abierta y directamente, como los que se transmiten con lenguaje
no verbal. De esta forma, se pone de relieve la importancia que
tiene recibir feedback, y que esta dinámica sea llevada cabo
desde una perspectiva positiva, viendo el error como una oportunidad de
cambio.
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