El talento es la base de la innovación y esta es la base de la creación
de bienestar económico y social. Por ello es urgente entender cómo se crean
organizaciones innovadoras y cómo se gestiona el talento en estos nuevos
entornos.
La gran cuestión es ¿Como ser una organización innovadora? La
innovación no debe tanto centrarse en conseguir nuevos productos, mercados,
I+D, nuevas tecnologías o procesos como en crear un tipo de cultura, una
nueva forma de hacer, que cree espacios donde todas las personas de la
organización puedan innovar.
Las empresas que logren atraer y retener a las personas creativas e
innovadoras y creen estos entornos sobrevivirán, el resto no lo hará. En el
nuevo escenario las empresas necesitan de la valentía para pensar distinto; la
innovación exige del coraje para actuar de forma diferente y olvidarse de los
viejos modelos de gestión que enferman y exterminan a nuestras organizaciones.
Y los nuevos modelos tienen como protagonista al líder transformador que es el
que es capaz de gestionar de una forma revolucionaria el talento de la
organización.
Crear un entorno de conversaciones guiadas
La Era de la Innovación, donde el cambio proactivo es más
necesario que nunca, requiere que el cambio debe de estar situado
también fuera la esfera directiva y no debe pertenecer en exclusiva a unos
pocos agentes de cambio valientes y habilidosos gestores de la innovación
disruptiva puesto que esto esta abocado al fracaso. La innovación no debe tener
héroes ni grandes protagonistas pues esto supone desaprovechar talento, el bien
más preciado de las nuevas organizaciones. La única forma de asegurar el éxito
es dando protagonismo a todas las personas de la empresa, utilizar el talento innovador
de todos nuestros colaboradores.
La cultura innovadora requiere premiar el pensamiento diferente,
el pensamiento creativo, conductas que la mayoría de responsables y
culturas matan inadvertidamente, requiere crear espacios de conversaciones de
discusión y decisión donde de forma descentralizada, en todas las partes de la
organización, se pueda cambiar la organización con diferentes niveles de
profundidad.
La cultura innovadora es la que genera una innovación
invisible. Es una cultura donde el cambio es posible, donde la principal
función del directivo o mando es facilitar y guiar las conversaciones y crear
las condiciones del microcambio.
Tener el éxito en la innovación es conseguir que esta esté en todas
partes de forma silenciosa, que todos los empleados sean agentes de
cambio constantemente, de forma cotidiana, que forme parte de sus día
a día, que una más de sus tareas cotidianas sea ser líderes de proyectos
o de pequeñas iniciativas o simplemente que aprendan continuamente para aplicar
las mejores prácticas…
Un nuevo management
Este tipo de culturas requiere cambiar nuestros sistemas de
gestión y de liderazgo para conseguir esta nueva forma de gestión del
talento para muchos revolucionaria. La innovación de alta calidad requiere
sobre todo innovación en los sistemas de gestión, de management.
El secreto para tener una cultura innovadora reside en unos directivos
que la fomenten, eso que hemos denominado liderazgo transformador. Unos directivos cuyas
características permitan que otros lideren sus ideas, que establezcan las bases
para que el cambio suceda, pero sobre todo que “potencien”, que den el poder a
otros para que el cambio suceda: que permitan a otros innovar.
El sistema inmunológico de las organizaciones está diseñado para eliminar
el cambio que amenaza sus valores y comportamientos. Por ello los
nuevos directivos deberán crear entornos donde luchar contra la resistencia y
contra estas emociones organizativas, debe crear sistemas que luchen contra
este sistema inmunológico de una forma sistémica.
El rol del nuevo liderazgo es crear nuevos líderes, crear liderazgo
distribuido para que cualquier trabajador innove en su día a día. Su nuevo rol
es crear las condiciones donde esto sea posible, focalizar las conversaciones
en lo relevante, recompensar a los influenciadores y generadores de
colaboración, generar espacios virtuales o físicos óptimos, gestionar y
desarrollar el talento en comunidades más allá de la organización tradicional.
La nuevas forma de gestión del
talento requieren desarrollar nuevos lideres
Apostar por la cultura innovadora es apostar por el cambio continuo, por
muchos pequeños cambios poco transgresores cada uno de ellos,
donde se asumen riesgos tan pequeños que casi no se consideran riesgos, es una
innovación invisible o silenciosa, la mejor estrategia para tener éxito
frente al cambio.
Cuando cada uno de nuestros trabajadores esta acelerando el ritmo de
cambio de la organización esta cambia de forma rápida. Y aunque sabremos
pocas cosas de nuestro sector y de la evolución de nuestra empresa lo que si
sabemos es que el entorno al que se enfrenta se caracterizará por la rapidez,
la flexibilidad y lo efímero, por la brutal velocidad que imprimirá
a nuestras vidas y a nuestro entorno organizativo. Y esta forma de gestión es
la única que puede hacer frente a la complejidad de los nuevos entornos.
El éxito y el dolor del fracaso organizativo dependerán de nuestra
capacidad de innovación, de estos comportamientos que permiten construir el futuro -sobrevivir-
o desaparecer. Y estos comportamientos sabemos que pasan por una nueva gestión
del talento donde la inteligencia colectiva de nuestros colaboradores, sus
conversaciones, su conocimiento puesto en acción debe crear nuevas soluciones
de negocios mejor o más rápidos que la competencia. Y que esto requiere una
nueva forma de gestión. Pero las nuevas formas de gestión no se construyen en
el vacío si no que la llevan a cabo personas, empleados, pero sobretodo
directivos impulsores de estos nuevos comportamientos.
La creación de la inteligencia colectiva será el nuevo reto de la
gestión del talento y crear sus condiciones, crear una cultura innovadora donde
se facilite esta inteligencia colectiva la próxima revolución de la gestión del
SXXI, pero todo ello tiene un protagonista el nuevo líder transformador que
entiende la nueva naturaleza de las organizaciones y como gestionar el talento
y como crear estas nuevas condiciones.
Es urgente seleccionar, formar y desarrollar esta nueva generación de
líderes para que sepan cómo crear estas nuevas culturas innovadoras. Nuestros
estudios muestran una y otra vez las elevadas correlaciones que existen entre
liderazgo transformador y culturas innovadoras. No es posible las nuevas
organizaciones sin nuevos líderes, como tampoco lo es sin un nuevo tipo de
colaboradores más responsables y con nuevos valores. La batalla de la
innovación es la guerra por el talento, pero sobretodo la batalla por gestionar
mejor el talento, de otra forma… Y el talento más urgente y necesario de
desarrollar es el talento directivo, el liderazgo transformador.
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